por Pyongyang Lun Sep 13, 2010 12:32 pm
Sin duda, a día de hoy una de las grandes tareas pendientes es la unidad de los comunistas. Hoy, la división de los comunistas no responde a circunstancias concretas y reales de la lucha de clases en el Estado Español, sino a cuestiones pasadas y a la división del movimiento comunista en bloques, que no tiene ninguna actualidad ya.
Lo importante y el criterio debe ser siempre qué es útil para nuestra revolución a día de hoy. Y la forma de debatir esto, a ser posible, se ha de hacer con firmeza en los contenidos, pero en las formas, debemos utilizar criterios actuales y no pasados. Es decir, yo puedo convencer a mucha gente de lo correcto que es para el partido determinado planteamiento que utilizó Stalin en su día, pero en el momento en el que pronuncio Stalin, comienza el fin del debate racional. Y como eso todo.
Por eso, no ganamos absolutamente nada hablando en términos de Albania, Mao, pro-sovietismo, Ignacio Gallego y demás, al menos si la intención es el debate sincero entre comunistas y buscamos la unidad. Para otras intenciones, meter mierda es muy útil, aunque el problema es que el único que no tiene mierda es que el nunca ha hecho nada.
La lucha es hoy más necesaria que nunca y los comunistas tenemos mucho que hacer y decir ante esta situación. La condición de eficacia para nuestra actuación y nuestro discurso es construir un referente creíble y con suficiente fuerza. Es decir, necesitamos la unidad y, aún así, seríamos pocos y necesitaríamos hacer mucho más.
Pero hay algo que se aprende estudiando la dialéctica y es que los cambios cuantitativos, llegados a determinado nivel, producen cambios cualitativos. Lo mismo pasa con la construcción del partido: en la medida en que se hace más trabajo y con un único partido, se consigue una mayor eficacia del discurso, más recursos y más militantes.
La escisión tiene sentido en claves leninistas sólo cuando sirve para proteger la organización de una maniobra irrevocable de su dirección hacia el reformismo. Ese tipo de escisión, por cierto, no la supo sacar nadie en los congresos del PCE ni siquiera en sus comités centrales, a pesar de que hubo intentos que se llevaron poquita gente como el del camarada Líster. Si los comunistas españoles hubiésemos sabido utilizarla, probablemente, no estaríamos como estamos.
Pero ahora no es tiempo de escisión y sí de construcción y la ceguera política de mantener micro-destacamentos de 25 militantes (algunos, con suerte) es enorme. Debate político y unidad de acción, es más urgente que nunca.