por SimonMenaGarcía Jue Ene 03, 2013 12:53 pm
La lucha contra la religión es un problema que impide (por lo menos en las circunstancias actuales) la llegada de una revolución comunista a lugares en que la religión tiene demasiadas raíces, un ejemplo de ello son las tierras musulmanas. Puede llegar la revolución comunista si ésta no resulta hostil a la religión, si no que la use para sus propios beneficios, lo que le beneficia a la revolución es, obviamente, su perpetuación. Hacer que la revolución sea permanente y eterna sólo se alcanza cuando esa revolución va de la mano con la cultura popular, según el lugar y el momento en que la revolución se dé. Es otra de mis humildes opiniones, no sé que opinarán ustedes, camaradas, pero yo veo eso como uno de los principales retos para nosotros los comunistas del siglo XXI, debemos adaptarnos, aprender de los errores. Las cosas que dijo Marx son a mi parecer ciertas, pero no la podemos tomar como Dogmas, no se deben transformar nunca, ni lo que diga Marx ni lo que diga NADIE, en elementos dogmáticos que se tengan que seguir religiosamente y al pie de la letra. La dialéctica nos obliga a estar conscientes de eso, los acontecimientos han de tener siempre las condiciones para que puedan sucederse.
Esto me lleva a la siguiente conclusión, que es sumamente sencilla: Se puede ser Ateo, Agnóstico, Cristiano, Musulmán, Budista,Taoísta, Judío, Testigo de jehová, etcétera, pero mientras se sea afín a los intereses del proletariado como CLASE, está todo bien, el comunismo no es el hecho de la no creencia en un Dios, eso es lo de menos, han habido fascistas ateos y agnósticos, como han habido socialistas y comunistas que creían en un ente divino (El propio Cristo es un ejemplo válido).
Agrego editando: El link que deja el camarada que comentó antes de mí es muy bueno, y ratifica lo que estoy diciendo.