II. Preguntas del camarada Stalin y respuestas de los delegados.
Stalin: Si la delegación no está muy cansada, yo
rogaría que se me permitiera hacerle, a mi vez, algunas preguntas. (La delegación da su conformidad.)
1a PREGUNTA. ¿Cómo se explica el pequeño porcentaje de obreros sindicados existente en Norteamérica?
Me parece que en el país de ustedes hay unos 17 millones de obreros industriales. (Los delegados puntualizan que hay de 18 a 19 millones de obreros industriales.) Me parece que están organizados unos 3 millones. (Los delegados puntualizan que en la Federación Americana del Trabajo hay,
aproximadamente, 3 millones de obreros
organizados y, además, en otros sindicatos hay medio millón de obreros; de esta manera, hay en total tres millones y medio de obreros organizados.) A mí me parece que es un porcentaje muy pequeño de obreros sindicados. A los sindicatos de la U.R.S.S. están afiliados el 90Z de los proletarios del país. Quisiera preguntar a la delegación si considera un hecho positivo ese número relativamente pequeño de
obreros afiliados a los sindicatos. ¿No cree la delegación que esto evidencia la debilidad del proletariado norteamericano, la debilidad de sus instrumentos de lucha contra los capitalistas en el terreno económico?
Brophy; El escaso número de afiliados a los sindicatos se explica, no porque exista una táctica desacertada en las organizaciones profesionales, sino por las condiciones económicas generales del país, que no impulsan a toda la masa obrera a organizarse; lo favorable de estas condiciones económicas aminora la necesidad de la lucha de la clase obrera
contra los capitalistas. Estas condiciones,
naturalmente, cambiarán y, conforme vayan modificándose, se desarrollarán los sindicatos, y todo el movimiento sindical marchará por otro cauce.
Douglas: Estoy de acuerdo con la explicación que ha dado el orador anterior. Añadiré que, en primer lugar, procede tener en cuenta que, en los últimos tiempos, en los Estados Unidos, los propios capitalistas elevan el salario a un nivel bastante alto. Este proceso de elevación del salario se observó en 1917, en 1919 y más tarde. Si se compara el salario real que existe actualmente con el de 1911, se verá que es considerablemente más alto.
En el proceso de su desarrollo, el movimiento sindical se basó en sus comienzos y se basa actualmente en el principio gremial, con arreglo a la profesión, y los sindicatos se fueron creando sobre todo para los obreros calificados. Al frente de estos sindicatos se encontraban determinados líderes, que, constituían una organización cerrada y procuraban buenas condiciones para sus afiliados. No tenían motivos que les aconsejasen ampliar el marco de los sindicatos ni sindicar a los obreros no calificados.
Además, el movimiento sindical norteamericano tiene que habérselas con un capitalismo muy bien
organizado, que dispone de todos los medios para oponerse a la sindicación de todos los obreros. Por ejemplo: si la producción organizada en trusts tropieza en una de sus empresas con una resistencia demasiado fuerte del sindicato, recurre incluso a una medida como el cierre de esta empresa, trasladando el trabajo a otra empresa suya. De esta manera, se quebranta la resistencia del sindicato.
El capitalismo norteamericano eleva de por sí el salario de los obreros, pero no les da ningún poder económico, no les permite luchar por el mejoramiento económico de su vida.
Otra circunstancia, muy importante en Norteamérica, consiste en que los capitalistas siembran la cizaña entre los obreros de distintas nacionalidades. Los obreros sin calificación son, en la mayoría de los casos, obreros procedentes de Europa o, en los últimos tiempos, obreros negros. Los capitalistas se esfuerzan por promover discordias entre los obreros de distintas nacionalidades. Esta división por nacionalidades se observa también en la división entre el trabajo calificado y el no calificado. Los capitalistas cultivan sistemáticamente el antagonismo entre los obreros de distintas nacionalidades, cualquiera que sea la calificación de su trabajo.
En los diez últimos años, el capitalismo norteamericano viene siguiendo una política más ilustrada en el sentido de organizar sus propios sindicatos: los llamados sindicatos de compañía. Atrae a los obreros a la labor de su empresa, interesa a los obreros en las ganancias de esta empresa, etc. El capitalismo norteamericano tiene la tendencia a sustituir la división horizontal por la división vertical, o sea, escindir a la clase obrera, atrayéndola e interesándola en los éxitos del capitalismo.
Coyle: Yo no abordo la cuestión desde el punto de vista de la teoría, sino desde un punto de vista práctico. Es cierto que cuando mejor se organiza a los obreros es en los buenos tiempos; pero la estadística del movimiento de afiliados a la Federación Americana del Trabajo indica que ésta va perdiendo poco a poco a los obreros no calificados y que aumenta en sus filas el número de obreros calificados. De esta manera, la Federación Americana del Trabajo quiere ser, y va lográndolo poco a poco, una organización que cuenta en sus filas, sobre todo, con obreros calificados.
En Norteamérica, el movimiento sindical apenas si abarca a los obreros sin calificación. Los sindicatos no afectan a grandes ramas industriales. En estas ramas sólo los obreros ferroviarios y de la industria hullera están organizados hasta cierto punto, aunque incluso en la industria hullera hay un 65Z de obreros sin sindicar. Los obreros de ramas industriales como la de fundición de acero, la del caucho y la del automóvil casi no están sindicados. Puede decirse que los sindicatos no abarcan a los obreros sincalificación.
Existen varias organizaciones sindicales que no están adheridas a la Federación Americana del Trabajo y que tratan de agrupar a los obreros sin calificación o poco calificados. Por lo que respecta a la posición de los jefes de la Federación Americana del Trabajo, uno de ellos, por ejemplo, el presidente del sindicato metalúrgico, ha declarado lisa y llanamente que no quiere incorporar a su sindicato a los obreros sin calificación. En cuanto a los líderes de los sindicatos la situación es tal que se ha formado una casta de jefes, integrada por unas decenas de personas, que perciben enormes emolumentos -de diez mil dólares para arriba al año-, una casta en la que es muy difícil penetrar.
Dunn: El camarada Stalin era injusto al hacer su pregunta, porque si en su país los sindicatos comprenden el 90Z de los obreros, aquí el Poder pertenece a la clase obrera, mientras que en los países capitalistas los obreros son una clase oprimida, y la burguesía adopta todas las medidas para impedir que los obreros se organicen en sindicatos.
Además, allí existen sindicatos reaccionarios, encabezados por jefes reaccionarios. Atendidas las condiciones que se dan en Norteamérica, es muy difícil inculcar a los obreros la idea misma de los sindicatos. Esta es la causa de que los sindicatos estén tan poco extendidos en Norteamérica.
Stalin: ¿Está de acuerdo el último orador con el anterior, en que ciertos líderes del movimiento obrero de Norteamérica tratan de reducir el movimiento sindical?
Dunn: Sí.
Stalin: No quería ofender a nadie. Sólo deseaba formarme una idea clara de la diferencia entre la situación de Norteamérica y de la U.R.S.S. Si he ofendido a alguien, ruego que me disculpen. (Hilaridad entre los delegados.)
Dunn.: No me siento ofendido en lo más mínimo. Stalin: ¿Hay en Norteamérica sistema de seguros del Estado para los obreros?
Un delegado: En Norteamérica no existe semej ante sistema.
Coyle: En la mayoría de los Estados se paga una indemnización por accidente de trabajo, que es, como máximo, del 30Z de la pérdida de la capacidad de trabajo. Esto rige en la mayoría de los Estados. Lo abonan las compañías particulares, en cuyas empresas se haya producido el accidente, pero la ley estipula este pago.
Stalin: ¿Hay en Norteamérica seguro de paro a cargo del Estado?
Un delegado: No. Del fondo que se crea para el seguro de paro se puede subsidiar de 80.000 a 100.000 parados de todo el país.
Coyle: Hay seguro (no del Estado) para los accidentes industriales, es decir, para los accidentes de trabajo. Pero no se asegura en absoluto la
invalidez a consecuencia de enfermedad o de vejez. El fondo del seguro se alimenta de las cuotas de los obreros. En realidad, la cosa se reduce a que toda esta suma del fondo del seguro la pagan los propios obreros; porque si éstos no organizasen ese fondo, percibirían un plus mayor; pero, como el fondo suele ser convenido entre los obreros y los patronos, los obreros perciben un plus menor. Esto constituye casi el total del fondo. Prácticamente, los patronos contribuyen a él con una parte insignificante, un 10Z, aproximadamente.
Stalin: Creo que será interesante para los camaradas si les digo que, en la U.R.S.S., el Estado invierte más de 800.000.000 de rublos anuales para los seguros de los obreros.
Tampoco estará de más comunicarles que, en nuestro país, los obreros de todas las ramas industriales, fuera del salario corriente, perciben como prima casi un tercio del salario en forma de seguros, mejora de las condiciones de vida, atenciones culturales, etc.
2a PREGUNTA. ¿Cómo se explica que no exista en los Estados Unidos de América del Norte un partido de masas específicamente obrero?
En Norteamérica, la burguesía tiene hasta dos partidos políticos: el republicano y el demócrata; los obreros norteamericanos no tienen su propio partido político de masas. ¿No creen los camaradas que la falta de un partido obrero propio de masas, que sea, por lo menos, como él de Inglaterra (Labour Party), debilita la fuerza de la clase obrera en su lucha política contra los capitalistas?
Otra pregunta, además: ¿por qué los líderes del movimiento obrero de Norteamérica, Green y otros, se pronuncian terminantemente contra la formación de un partido obrero independiente en el país?
Brophy: Sí, los líderes han decidido que no es necesaria la formación de semejante partido. Pero hay una minoría que creo que es necesario formarlo. Ahora, en Norteamérica, las condiciones objetivas son tales que, como se ha indicado ya, el movimiento sindical de los Estados Unidos es muy débil; a su vez, la debilidad del movimiento sindical se explica porque la clase obrera no ha sentido hasta ahora la necesidad de organizarse y de luchar contra los capitalistas, pues los propios capitalistas elevan el salario a los obreros y les aseguran una situación material satisfactoria.
Stalin: Pero se asegura, si es que se asegura, principalmente a los obreros calificados. Aquí hay cierta contradicción. Por un lado, resulta que no es necesario organizarse, ya que los obreros están bien retribuidos; por otro lado, se dice que en los sindicatos se encuentran, precisamente, los obreros mejor retribuidos, o sea, los obreros calificados; y, por otro lado, resulta que no forman parte de los sindicatos precisamente los mal retribuidos, o sea, losobreros no calificados, que son los que más necesitan la organización. Esto no lo puedo comprender de ningún modo.
Brophy: Sí, es una contradicción; pero también es contradictoria la realidad norteamericana en el aspecto político y económico.
Brebner: Aunque los obreros sin calificación no están sindicados, tienen el derecho político de sufragio. Por consiguiente, si existen motivos de disgusto, los obreros sin calificación los expresan utilizando su derecho político de sufragio. Por otra parte, los obreros afiliados a los sindicatos, cuando atraviesan una época muy dura, no utilizan el sindicato, sino el derecho político de sufragio. Por lo tanto, el derecho político al voto compensa la falta de organización profesional.
Israels: Una de las principales dificultades es el sistema mismo, el sistema electoral de los Estados Unidos. Allí, en las elecciones presidenciales, no es elegido el que obtiene la mayoría de votos de todo el país y ni siquiera la mayoría de votos de una clase determinada. Allí, en cada Estado existe un cuerpo de compromisarios, cada Estado tiene cierto número de votos que participan en las elecciones presidenciales. Para que el presidente sea elegido, es necesario que reúna el 51 Z de los votos. Si existieran tres o cuatro partidos, las cosas se pondrían de tal forma que nadie saldría elegido, y las elecciones tendrían que ser llevadas al Congreso. Este es el argumento contra la fundación de un tercer partido. Los adversarios de la formación de un tercer partido razonan así: no presentéis un tercer candidato, porque, de este modo, dividiréis los votos del partido liberal e impediréis que salga elegido el candidato de este partido.
Stalin: Sin embargo, el senador La Folette formó en tiempos un tercer partido burgués. Resulta que un tercer partido no puede dividir los votos si es un partido burgués, pero puede dividirlos si es un partido obrero.
Davis: No creo que el hecho indicado por el orador precedente sea fundamental. A mi modo de ver, lo fundamental es lo siguiente. Yo pongo el ejemplo de mi ciudad, de la ciudad donde resido. Durante la campaña electoral aparece el representante de un partido determinado y da cualquier cargo de responsabilidad al jefe de la organización sindical; con motivo de la campaña electoral entrega al jefe de la organización sindical ciertos fondos, que éste se guarda, después de lo cual adquiere cierta autoridad por el cargo donde le han colocado. Se produce una situación en que los propios líderes del movimiento sindical son partidarios de uno u otro partido burgués. Por eso es natural que, cuando se comienza a hablar de la formación de un tercer partido, de un partido obrero, estos líderes del movimiento sindical no quieran hacer nada para fundarlo. Además, alegan, si se forma un tercer partido, sobrevendrá la escisión en
los sindicatos.
Douglas: El que estén en los sindicatos sólo los obreros calificados se explica principalmente porque para pertenecer a un sindicato hay que disponer de determinados fondos y determinados recursos, ya que las cotizaciones son muy elevadas y los obreros sin calificación no pueden abonar la alta cuota de ingreso.
Además, los obreros sin calificación se encuentran bajo la amenaza constante de que, si intentan organizarse, el patrono los eche del trabajo. Los obreros sin calificación únicamente pueden organizarse con el activo concurso de los obreros calificados, y en la mayoría de los casos no lo tienen. Esta circunstancia es uno de los mayores obstáculos para sindicar a los obreros sin calificación.
Las masas obreras defienden sus derechos principalmente en el terreno político. A mi modo de ver, ésta es la causa principal de que los obreros sin calificación no estén sindicados.
Debo indicar una peculiaridad del sistema electoral norteamericano, las elecciones directas, donde cualquiera puede llegar a una asamblea electoral y declararse demócrata o republicano y votar. Estoy seguro de que Gompers no podría retener a los obreros con un programa apolítico si no contara con este argumento a favor de la votación directa. Siempre ha dicho a los obreros que, si quieren actuar políticamente, pueden ingresar en uno de los dos partidos políticos existentes y allí conquistar uno u otro cargo, ganarse en él prestigio. Con este argumento, Gompers ha conseguido que los obreros no abracen la idea de organizar a la clase obrera y formar un partido obrero.
3a PREGUNTA. ¿A qué se debe que, en lo relativo al reconocimiento de la U.R.S.S., los líderes de la Federación Americana del Trabajo sean más reaccionarios que muchos burgueses?
¿A qué se debe que el señor Borah y otros burgueses se pronuncien por el reconocimiento de la U.R.S.S., mientras que los líderes del movimiento obrero de Norteamérica, desde Gompers hasta Green, hayan hecho y continúen haciendo una propaganda de lo más reaccionaria contra el reconocimiento de la primera república obrera, contra el reconocimiento de la U.R.S.S.?
¿A qué se debe que hasta un reaccionario como el ex presidente norteamericano Woodrow Wilson estimara posible "saludar" a la Rusia Soviética, y que Green y los demás líderes de la Federación Americana del Trabajo quieran ser más reaccionarios que los capitalistas?
He aquí la "salutación" que Woodrow Wilson envió al Congreso de los Soviets de Rusia en marzo de 1918, durante la ofensiva de las tropas del káiser contra el Petrogrado soviético:
"Aprovechando el Congreso de los Soviets,
quisiera expresar, en nombre de los pueblos de los Estados Unidos, nuestra sincera simpatía por el pueblo ruso, sobre todo ahora, cuando Alemania ha lanzado las fuerzas armadas al interior del país para impedir la lucha por la libertad, destruir todas sus conquistas y hacer realidad los designios alemanes y la esclavitud del pueblo ruso. Aunque el Gobierno de los Estados Unidos no está en condiciones actualmente, por desgracia, de prestar a Rusia la ayuda directa que desearía prestarle, yo quisiera asegurar al pueblo ruso, a través del presente Congreso, que el Gobierno de los Estados Unidos utilizará todas las posibilidades para proporcionar de nuevo a Rusia la plena soberanía y la plena independencia en sus asuntos interiores y el restablecimiento completo de su gran papel en la vida de Europa y de la
humanidad contemporánea. El pueblo de los Estados Unidos simpatiza de todo corazón con el pueblo ruso en su afán de liberarse para siempre de la autocracia y de convertirse en dueño de su propio destino" (v. "Pravda", núm. 50, 16 de marzo de 1918).
¿Es normal que los líderes de la Federación Americana del Trabajo quieran ser más reaccionarios que el reaccionario Wilson?
Brophy: No puedo explicar exactamente los motivos, pero creo que los líderes de la Federación Americana del Trabajo mantienen el punto de vista de no reconocer a la Rusia Soviética por los mismos motivos que la Federación no forma parte de la Internacional de Ámsterdam. La diferencia consiste en la filosofía especial de los obreros norteamericanos y en la diferencia económica que existe entre los obreros norteamericanos y los europeos.
Stalin: Pero tengo entendido que los líderes de la Federación Americana del Trabajo no se oponen al reconocimiento de Italia o de Polonia, donde dominan los fascistas.
Brophy: Al citar el ejemplo de Polonia e Italia, donde existen gobiernos fascistas, explica usted el motivo de que Norteamérica no reconozca a la U.R.S.S. Esta animosidad hacia la U.R.S.S. la explican los contratiempos que causan a los líderes del movimiento sindical norteamericano sus propios comunistas.
Dunn: El motivo que ha aducido el orador precedente -cómo pueden reconocer a la U.R.S.S., cuando no se entienden con sus propios comunistas-no es convincente, pues ellos predicaban que no se reconociera a la U.R.S.S. ya antes de formarse el Partido Comunista norteamericano.
El motivo fundamental estriba en que los líderes de la Federación Americana del Trabajo son contrarios a todo lo que huela a socialismo. Y, en este aspecto, les predisponen los capitalistas, cuya "Federación Cívica Nacional" trata por todos los
medios de inclinar a toda la sociedad norteamericana contra cualquier forma de socialismo. Esta organización se manifestó en contra de la posición de Ivy Lee, cuando éste se hubo declarado partidario del desarrollo de las relaciones comerciales entre Norteamérica y la U.R.S.S. Los jefes de esta organización decían: ¿cómo podemos velar por el orden en nuestra clase obrera, cuando los liberales comienzan a hablar en ese tono? La "Federación Cívica Nacional" es la organización de un grupo de capitalistas que han invertido en ella una crecida suma de dinero y la dirigen. Hay que señalar que Matthew Woll, vicepresidente de la Federación Americana del Trabajo, es el vicepresidente de esta organización reaccionaria.
Brophy: Los motivos que se han aducido para explicar el carácter reaccionario de los jefes sindicales no son los de mayor peso. Hay que calar más hondo. La presencia de una delegación norteamericana en la U.R.S.S. es la mejor respuesta y un exponente de la simpatía de una parte de los obreros norteamericanos por la Unión Soviética. Creo que la opinión de los jefes de la Federación Americana del Trabajo respecto a la U.R.S.S. no se distingue de la opinión de la mayoría de la clase obrera de Norteamérica. La actitud de la mayoría de la clase obrera hacia la U.R.S.S. se explica por su lejanía. La clase obrera de Norteamérica no se interesa por todo género de asuntos internacionales y la influencia de la burguesía sobre ella se manifiesta con fuerza en el problema de su actitud hacia la U.R.S.S.
Publicado el 15 de septiembre de 1927 en el núm. 210 de “Pravda”.