Foro Comunista

¿Quieres reaccionar a este mensaje? Regístrate en el foro con unos pocos clics o inicia sesión para continuar.

    Falacias del neoliberalismo y anarco-capitalismo sobre el marxismo

    Jordi de Terrassa
    Jordi de Terrassa
    Camarada Comisario
    Camarada Comisario

    Cantidad de envíos : 4577
    Reputación : 4662
    Fecha de inscripción : 21/03/2011
    Edad : 66
    Localización : Terrassa

    Falacias del neoliberalismo y anarco-capitalismo sobre el marxismo - Página 24 Empty Re: Falacias del neoliberalismo y anarco-capitalismo sobre el marxismo

    Mensaje por Jordi de Terrassa Lun Oct 28, 2013 12:19 pm

    cpablo escribió:
    Estando de acuerdo con el sentimiento expresado por surfas y cpablo, en una sociedad de clases, el problema no es si se es dictador o no, sino la dictadura que se defiende a que clase social sirve. No puedo desear a la dictadura del proletariado más vida que la estrictamente necesaria, como un período de transición necesario entre la sociedad de clases y la sociedad sin clases sociales.
    Ud se adelanta a desear la muerte de lo que todavia no hemos establecido.
    En la misma medida que me adelanto en desear su nacimiento.

    Saludos.
    Carlx
    Carlx
    Novato/a rojo/a
    Novato/a rojo/a

    Cantidad de envíos : 9
    Reputación : 13
    Fecha de inscripción : 25/02/2013

    Falacias del neoliberalismo y anarco-capitalismo sobre el marxismo - Página 24 Empty Re: Falacias del neoliberalismo y anarco-capitalismo sobre el marxismo

    Mensaje por Carlx Lun Nov 11, 2013 12:34 am

    Hola a todos.

    Jordi gran debate y grandes tus argumentos en contra del subjetivismo y la escuela austriaca.

    En la página del economista austriaco Juan Ramón Rallo estamos con un debate parecido al de los sombreros, me gustaría tener tus conocimientos y tu perspicacia para responderles:

    [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]


    Un saludo
    Carlx
    Carlx
    Novato/a rojo/a
    Novato/a rojo/a

    Cantidad de envíos : 9
    Reputación : 13
    Fecha de inscripción : 25/02/2013

    Falacias del neoliberalismo y anarco-capitalismo sobre el marxismo - Página 24 Empty El fiasco de la teoría marxista de la explotación

    Mensaje por Carlx Lun Nov 11, 2013 12:38 am

    Hola a todos,

    - Aquí pongo un enlace sobre una crítica que hace el economista español Juan Ramón Rallo, (uno de los gurús patrios de la Escuela Austriaca) a el marxismo.

    [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]


    - En este otro artículo también critica la teoría del valor trabajo a partir de una crítica a Sraffa; [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]


    - Y en este otro intenta justificar el subjetivismo; [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]


    Me parecen críticas potentes y buenas para entrar en un debate "definitivo" y refutar a los marginalistas de una vez por todas.


    Un saludo

    Carlx
    Carlx
    Novato/a rojo/a
    Novato/a rojo/a

    Cantidad de envíos : 9
    Reputación : 13
    Fecha de inscripción : 25/02/2013

    Falacias del neoliberalismo y anarco-capitalismo sobre el marxismo - Página 24 Empty Re: Falacias del neoliberalismo y anarco-capitalismo sobre el marxismo

    Mensaje por Carlx Lun Nov 11, 2013 12:45 am

    El debate en contra del marginalismo creo que deberíamos de hacerlo no según lo que crean que es el marginalismo algunos como Gordon, sino sobre lo que dicen que es el marginalismo sus intelectuales.

    En este artículo Juan Ramón Rallo lo expone de forma resumida:


    "La revolución marginalista no abortada: releamos a Böhm-Bawerk

    Ahora bien, el argumento de Sraffa, que no es otro que el argumento clásico del valor, sí parece tener su punto de razonabilidad: ¿cómo negar que en gran medida los precios sí dependen de los costes y de las condiciones de producción? ¿Acaso no hay algo aprovechable en la obra de los economistas clásicos que no se haya tenido en cuenta por parte de los pensadores subjetivistas, obsesionados con analizarlo todo a través de la primacía de la demanda subjetiva del consumidor?

    Las influencias que los costes de producción –y de las condiciones técnicas de producción–puedan desempeñar sobre los precios ya fueron perfectamente desentrañadas por el economista austriaco Eugen Böhm-Bawerk durante el auge revolución marginalista. En el capítulo de “la ley de costes” de La teoría positiva del capital, el austriaco expone que las valoraciones subjetivas de los consumidores sobre las disponibilidades de bienes de consumo finales determinan sus precios y esos precios son los que a su vez determinan las demandas empresariales de los factores productivos y, por tanto, el precio de los factores productivos.

    Como explicaba para el caso del hierro: “Procedamos a examinar la secuencia causal que da lugar a los precios de mercado. Claramente, nos conduce por una línea continua desde el valor y el precio de los bienes basados en hierro al componente que supone el coste del hierro, y no al revés. La valoración subjetiva, por parte de los consumidores, de los productos basados en el hierro constituye el primer eslabón de la cadena. El proceso comienza con las valoraciones monetarias que permiten a los consumidores participar en la demanda de los productos basados en el hierro. Entonces, esas valoraciones monetarias, a través de los mecanismos que ya hemos estudiado, determinan el precio de los productos basados en el hierro. El precio resultante de esas mercancías les indica a sus productores la intensidad de valor monetario que pueden conferir a la materia prima hierro, y por tanto el valor monetario con el que pueden entrar a competir por la compra del hierro. Y de ahí, finalmente, llegamos al precio de mercado del hierro”. En este sentido, parecía indudable que son los precios de los bienes de consumo los que determinan los costes de producción. Sin embargo, Böhm-Bawerk explica que existe un mecanismo de realimentación por el cual, aparentemente, son los costes los que determinan los precios.

    Imaginemos que los fabricantes de raíles, fundidores, palas, martillos y clavos pujan por una oferta de 100 toneladas de hierro hasta el punto de determinar un precio de mercado del hierro de 3 dólares la tonelada. Supongamos, además, que el precio de mercado de las mercancías que pueden producirse con una tonelada de hierro es el siguiente:


    mercado de hierro

    [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]

    Claramente, tenemos un problema: hay consumidores marginales que están dispuestos a pagar 10 dólares por una cantidad de raíles que contenga una tonelada de hierro cuando el precio de mercado de la tonelada de hierro sigue siendo de tres dólares: eso significa que hay consumidores submarginales que están dispuestos a pagar 9, 8, 7 ó 6 dólares por los raíles (y por la tonelada de hierro allí contenida) y que no son capaces de comprarlos a ese precio; es decir, estamos diciendo que, aunque supuestamente el precio de mercado del hierro es de 3 dólares la tonelada, hay consumidores dispuestos a pagar 9 u 8 dólares la tonelada que no pueden adquirirlo en el mercado. Por el contrario, hay consumidores que están adquiriendo martillos o clavos a 2 y 1 dólar que, por tanto, valoran los martillos y los clavos menos que el coste de una tonelada de hierro (valoran los martillos y los clavos menos que el hierro que contienen). El sistema, pues, tiene que readaptarse: los productores de martillos y clavos sufrirán pérdidas extraordinarias que les llevarán a reducir su producción de ambas mercancías (y dado que reducirán la producción, la utilidad marginal, y por tanto el precio, de martillos y clavos aumentará hasta 3 dólares) y, por el contrario, los fabricantes de raíles y de fundidores, al cosechar beneficios extraordinarios, incrementarán su producción hasta que el precio unitario de sus productos descienda a 3 dólares (debido a la ley de la utilidad marginal decreciente).0

    Al final, pues, las cinco mercancías tendrán un precio de tres dólares (obviando el spread entre precios y costes que es el interés), aparentemente influidos por ese coste objetivo de producción del hierro de 3 dólares: la realidad, sin embargo, es que el coste del hierro fue, previamente, determinado por la intensidad de la demanda competitiva de los fabricantes de mercancías basadas en el hierro, que a su vez fue una demanda influida por la demanda esperada de los compradores de sus productos.
    El ejemplo podrá parecer poco realista, pues resulta poco verosímil que los fabricantes de martillos o clavos siguieran pujando por el hierro para incrementar su propia producción hasta un punto en que el precio unitario de sus mercancías no cubriera sus costes de producción. Sin embargo, es un ejemplo más realista y común de lo que podría parecer: el mercado es un mecanismo de prueba y error (de tanteo), de manera que los empresarios pueden anticipar precios de venta futuros muy superiores a los que finalmente se darán, y en tal caso habrá que corregir y reajustar los patrones de producción y los precios (en muchos casos, también los costes: si la demanda de raíles fuera lo suficientemente intensa, el productor de raíles podría llevar el coste del hierro por encima de los tres dólares la tonelada). Esto es especialmente cierto cuando, para más inri, los empresarios no demandan un solo input para sus procesos productivos, sino una pluralidad de ellos, de modo que es bastante complicado conocer a priori cuál es el punto óptimo de demanda de cada factor productivo específico.

    En todo caso, la lección clave que cabe extraer de las reflexiones de Böhm-Bawerk es que los precios determinan los costes y, a su vez, los costes influyen sobre los precios modificando los patrones de producción. Este último proceso (obviando por entero el primero) es que el Sraffa pretende cristalizar como propio de los mercados maduros, relegando a un papel absolutamente secundario la influencia rectora que juegan las valoraciones subjetivas de los consumidores. Pero no perdamos de vista que incluso en ese limitado y estático mundo en el que Sraffa quiere encapsular el análisis económico, los costes siguen teniendo una lectura absolutamente subjetivista: el coste monetario del hierro es un coste de oportunidad del hierro; recoge el valor monetario mínimo que deben poseer las mercancías basadas en el hierro para seguir siendo producidas y comercializadas en el mercado, pues si no alcanzan ese valor monetario mínimo (como los clavos o los martillos), habrá otros usos marginales del hierro que les proporcionen a los consumidores al menos una utilidad marginal equivalente a tres dólares por tonelada (por ejemplo, mayor producción de raíles o fundidores).

    Al análisis subjetivista y marginalista, por consiguiente, no le queda nada por incorporar de la teoría del valor clásica y de los intentos neo-ricardianos por revivirla. Es un marco analítico muchísimo más rico donde los precios relativos de las mercancías pueden explicarse como resultado de la interacción entre las valoraciones subjetivas de los agentes y las condiciones objetivas de producción: si bien, incluso esas condiciones objetivas de producción deben ser subjetivamente apreciadas y configuradas de acuerdo con las preferencias de los agentes económicos.

    Un mundo caleidoscópico

    Ludwig Lachmann, recogiendo las aportaciones de George Shackle, concebía el mercado como un mundo caleidoscópico en el que nada estaba dado sino que todo debía ser subjetivamente descubierto, apreciado y elaborado. No es que Lachmann negara que la realidad física constriña la acción, sino que incluso esas restricciones “objetivas” deben ser tamizadas por la interpretación subjetiva de cada ser humano. En este sentido, ni los precios, ni los costes, ni los tipos de interés, ni las tasas de ganancia pueden venir objetivamente dadas, sino que todas ellas deben ser el resultado del encuentro de las diversas valoraciones subjetivas de los agentes, que por supuesto pueden verse influidas por la realidad objetiva (pero no plenamente determinadas por relaciones universales e inmutables sujetas a la misma).

    Sraffa, como el propio Lachmann se encargó de refutar, pretendía revertir este saludable giro subjetivista dentro de la ciencia económica, regresando a teorías de los precios asentadas en las condiciones técnicas de producción. Y en un mundo donde todos los procesos productivos exhibieran rendimientos constantes a escala (es decir, donde pudiese incrementarse y reducirse linealmente la cantidad de todas las producciones por cuanto todos los factores son plenamente sustitutibles para todos los procesos), el análisis clásico de Sraffa resultaría válido: la demanda y las valoraciones subjetivas sólo determinarían qué y cuánto producir, de forma que, por definición, las ratios de intercambio de las mercancías vendrían determinados por las relaciones marginales de sustitución técnica (constantes y dadas). Pero semejante mundo es del todo irreal: no sólo porque no existan rendimientos permanentemente constantes a escala para todos los productos, sino porque asumimos un exceso de estabilidad y previsibilidad tanto en la identificación de las demandas relativas de los agentes económicos cuanto en los procesos productivos orientados a fabricarlas.

    En nuestro caleidoscópico mundo real, las valoraciones de los consumidores son diversas, complejas, cambiantes, inconsistentes y muy difíciles de apreciar por el observador externo; asimismo, los procesos productivos factibles dirigidos a satisfacer –e influir en– las complejísimas  valoraciones de los consumidores mediante la explotación de las complementariedades de los factores productivos son virtualmente infinitos. Dadas estas dos condiciones, ¿en qué sentido podemos siquiera hablar de un equilibrio estable dentro del que las condiciones productivas determinen los precios relativos de las mercancías? Por supuesto, Sraffa puede asumir estabilidad en las preferencias y en la tecnología productiva (como hacen muchos austriacos al plantear sus modelos de Economía de Giro Uniforme) para exhibir el equilibrio de precios hacia el que tiende el mercado: esto es, puede congelar las relaciones económicas para plantearse cuáles serían las ratios de intercambio dentro de esas relaciones congeladas (y determinadas originalmente por las preferencias subjetivas de los individuos). Pero, ¿de qué nos sirve una teoría de los precios que deja fuera el motor fundamental de los precios? ¿De qué nos sirve afirmar que los precios orbitan en torno a sus costes relativos de equilibrio (o sus “precios naturales”) cuando no sólo los precios, sino también los costes relativos de equilibrio están orbitando según las distintas apreciaciones subjetivas de los individuos sobre la situación presente y futura del mercado? De absolutamente nada.

    Es verdad que la teoría de los precios ha de ser capaz de explicar las convergencias tendenciales de éstos a los frágiles equilibrios de mercado, pero la teoría de los precios no puede desatender que esos equilibrios –así como las fuerzas que arrastran los precios hacia ellos– son frágiles debido a la subjetividad de las acciones de los agentes económicos. Sería tanto como decir que Jack el Destripador no mataba a sus víctimas, sino que eran las víctimas las que aparecían destripadas como consecuencia de la posición espacial relativa de sus cuellos y abdómenes con unos cuchillos asesinos. Es la subjetividad de las preferencias de los consumidores la que determina las proporciones relativas de los bienes que deben ser provistos y es la subjetividad de las expectativas y de los cálculos empresariales la que decodifica esas valoraciones subjetivas y la que configura los planes productivos orientados a dar satisfacción a esas preferencias. Nada de lo anterior significa, por cierto, que las circunstancias objetivas no influyan en esa subjetividad (la preferencia de comer de los seres humanos viene en gran parte determinada por mecanismos fisiológicos; y los empresarios no pueden implementar planes de negocio que sean físicamente imposibles), pero sí que no las determinan de un modo cognoscible por nadie.

    Al final, pues, la revolución subjetivista y marginalista sigue plenamente vigente. Los neo-ricardianos capitaneados por Sraffa no consiguieron abortarla reanimando la cadavérica teoría clásica del valor, pese a contar con el que probablemente sea el arsenal más serio y formalizado hasta la fecha para haberlo logrado. De su estudio, sin embargo, podemos inferir fácilmente las enormes fallas implícitas en cualquier teoría objetiva del valor, pues las condiciones para que cualquiera de sus modalidades resultara cierta y aplicable son, simplemente, de otro mundo."
    el-martillo
    el-martillo
    Gran camarada
    Gran camarada

    Cantidad de envíos : 288
    Reputación : 292
    Fecha de inscripción : 05/11/2013

    Falacias del neoliberalismo y anarco-capitalismo sobre el marxismo - Página 24 Empty Re: Falacias del neoliberalismo y anarco-capitalismo sobre el marxismo

    Mensaje por el-martillo Lun Nov 11, 2013 8:52 am

    El mismo discurso de siempre.


    Última edición por el-comunero el Vie Nov 15, 2013 4:55 am, editado 1 vez
    Narodny Komissar
    Narodny Komissar
    Novato/a rojo/a
    Novato/a rojo/a

    Cantidad de envíos : 34
    Reputación : 36
    Fecha de inscripción : 14/08/2013

    Falacias del neoliberalismo y anarco-capitalismo sobre el marxismo - Página 24 Empty Re: Falacias del neoliberalismo y anarco-capitalismo sobre el marxismo

    Mensaje por Narodny Komissar Lun Nov 11, 2013 11:05 am

    Rallo es idiota.
    Jordi de Terrassa
    Jordi de Terrassa
    Camarada Comisario
    Camarada Comisario

    Cantidad de envíos : 4577
    Reputación : 4662
    Fecha de inscripción : 21/03/2011
    Edad : 66
    Localización : Terrassa

    Falacias del neoliberalismo y anarco-capitalismo sobre el marxismo - Página 24 Empty Re: Falacias del neoliberalismo y anarco-capitalismo sobre el marxismo

    Mensaje por Jordi de Terrassa Lun Nov 11, 2013 12:36 pm

    Carlx escribió:Hola a todos.

    Jordi gran debate y grandes tus argumentos en contra del subjetivismo y la escuela austriaca.

    En la página del economista austriaco Juan Ramón Rallo estamos con un debate parecido al de los sombreros, me gustaría tener tus conocimientos y tu perspicacia para responderles:

    [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]


    Un saludo
    Apreciado Carlx;

    Invite mediante un enlace, si se lo permiten, a los participantes en el foro subjetivista  a que participen en este foro sobre comunismo y objetivismo materialista.

    Las hipótesis de Gordon son las de la escuela austríaca en su versión anarco-capitalista.

    Participar en ese foro austríaco es como participar en un foro de testigos de Jehová, o de cualquier otra secta de integristas religiosos. Para los austríacos el subjetivismo es cuestión de fe praxeológica.

    Como muestra le dejo un botón;
    Como explicaba para el caso del hierro: “Procedamos a examinar la secuencia causal que da lugar a los precios de mercado. Claramente, nos conduce por una línea continua desde el valor y el precio de los bienes basados en hierro al componente que supone el coste del hierro, y no al revés. La valoración subjetiva, por parte de los consumidores, de los productos basados en el hierro constituye el primer eslabón de la cadena. El proceso comienza con las valoraciones monetarias que permiten a los consumidores participar en la demanda de los productos basados en el hierro...
    Es decir, en el mercado subjetivista se puede comprar el hierro antes que producirlo. En los mercados reales, cuando las objetivas leyes de la oferta y la demanda intervienen en la formación de los precios, el productor de la mercancía ya ha tenido los costes de producción. Si los mercados reales funcionaran como establecen los subjetivistas, los capitalistas conocerían de antemano el precio del mercado, y sería imposible que una empresa tuviera pérdidas.

    Saludos.
    Razion
    Razion
    Moderador/a
    Moderador/a

    Cantidad de envíos : 7201
    Reputación : 7651
    Fecha de inscripción : 29/09/2011

    Falacias del neoliberalismo y anarco-capitalismo sobre el marxismo - Página 24 Empty Re: Falacias del neoliberalismo y anarco-capitalismo sobre el marxismo

    Mensaje por Razion Lun Nov 11, 2013 1:43 pm

    Fusiono
    Carlx
    Carlx
    Novato/a rojo/a
    Novato/a rojo/a

    Cantidad de envíos : 9
    Reputación : 13
    Fecha de inscripción : 25/02/2013

    Falacias del neoliberalismo y anarco-capitalismo sobre el marxismo - Página 24 Empty Re: Falacias del neoliberalismo y anarco-capitalismo sobre el marxismo

    Mensaje por Carlx Mar Nov 12, 2013 5:11 pm

    Gracias por tu respuesta Jordi, .., voy a ver si se animan a venir a debatir aquí.

    La invitación está enviada...


    Razion, gracias por fusionar, aunque el primer artículo que enlazo de Rallo son los mismos argumentos que los de Huerta de Soto, los otros dos aportan cosas diferentes al debate creo.


    Un saludo a los dos
    granados
    granados
    Revolucionario/a
    Revolucionario/a

    Cantidad de envíos : 783
    Reputación : 815
    Fecha de inscripción : 15/01/2012

    Falacias del neoliberalismo y anarco-capitalismo sobre el marxismo - Página 24 Empty Re: Falacias del neoliberalismo y anarco-capitalismo sobre el marxismo

    Mensaje por granados Mar Nov 12, 2013 8:38 pm

    A Rallo hay ahora que añadir otro "anarcoliberal"profesoral ,Antonio escohotado que acaba de publicar un libro contra marx y el marxismo y amenaza con otro en el se liará con stalin,aquí tenéis una entrevista con el elemento:http://entrevista-digital.abc.es/videochat.php?videochat=antonioescohotado

    no sé si Jordi terrasa que está muy puesto tiene alguna opinión sobre Escohotado.
    Carlx
    Carlx
    Novato/a rojo/a
    Novato/a rojo/a

    Cantidad de envíos : 9
    Reputación : 13
    Fecha de inscripción : 25/02/2013

    Falacias del neoliberalismo y anarco-capitalismo sobre el marxismo - Página 24 Empty Re: Falacias del neoliberalismo y anarco-capitalismo sobre el marxismo

    Mensaje por Carlx Miér Nov 13, 2013 1:56 am

    Estoy leyendo la teoría del valor de Bohm Bawerk para hacerme una idea lo más exacta de la teoría de la utilidad marginal, ..., que me suena a cuento chino desde la primera vez que leí algo acerca de ella la verdad.

    Esto dice el economista de la escuela austriaca que escribió un libro intentando acabar intelectualmente con Marx, ...., con poco éxito intelectual pero innegablemente mucho real:


    "Un sorprendente cambio de enfoque se produjo con el surgimiento de la teoría de la utilidad marginal. Puedo suponer que los aspectos sobresalientes de esta teoría resultan ampliamente conocidos. Su piedra fundamental es la diferenciación entre el carácter útil en general y la muy definida y específica utilidad que, en ciertas condiciones económicas dadas, depende del control ejercido sobre el producto en particular cuyo valor va a determinarse. Conforme a esta teoría, el valor surge como norma —el hecho de que existan excepciones se subraya enfáticamente— de la utilidad de los productos y no, sin embargo, de algún carácter útil abstracto y siempre cambiante que no puede medirse con exactitud, sino de ese uso o empleo útil (Nutz Verwendung), que en un caso definido y específico depende del control que se ejerce sobre ese producto en particular.

    Como consecuencia de que de todos los usos posibles que pueden darse a un producto el que un ser racional dejaría de lado en primer lugar no es el más importante sino el menos importante, la utilidad determinante es la más pequeña o menos importante entre todos los usos útiles que pueden darse a un producto. Esto determina su valor y recibe el nombre de utilidad marginal.

    Esta forma más precisa de la teoría del valor de uso se enfrenta de manera clara y definida con la objeción que se le hace a la antigua teoría del valor del "uso"; es decir, que los productos libres, independientemente de cuan útiles sean, carecen de valor. La respuesta a esto es que, como los productos libres existen en cantidades superabundantes, no existe para nosotros utilidad alguna que dependa de una cantidad específica de ellos, como ejemplo un único vaso de agua o un único metro cúbico de aire. Por lo tanto, se deduce que su utilidad marginal es cero.

    Además, esta teoría de la utilidad marginal nos brinda la base de un nuevo y vigoroso ataque a la teoría del valor del costo. Considerado desde un punto de vista, el costo que determina el valor de cualquier producto no representa más que el valor de los bienes del productor. Si, en este momento, tal como nos vemos obligados a hacerlo en una investigación científica, consultamos sobre la manera como debemos determinar el valor de estos bienes del productor encontramos que también esto, en última instancia, está determinado por la utilidad marginal. Por lo tanto, el costo ejercería, por así decir, sólo una vicerregencia. No puede negarse que en ciertos casos determina el valor de algunos productos pero, por lo general, está en sí mismo regido por un gobernante más poderoso, esto es, la "utilidad marginal".

    Por lo tanto, el costo representa en su mayor parte simplemente una provincia dentro del reino de la utilidad y es a esta última a la que debemos concederle el lugar del "determinante último del valor" universal"
    Jordi de Terrassa
    Jordi de Terrassa
    Camarada Comisario
    Camarada Comisario

    Cantidad de envíos : 4577
    Reputación : 4662
    Fecha de inscripción : 21/03/2011
    Edad : 66
    Localización : Terrassa

    Falacias del neoliberalismo y anarco-capitalismo sobre el marxismo - Página 24 Empty Utilidad, valor de uso y valor de cambio

    Mensaje por Jordi de Terrassa Miér Nov 13, 2013 9:46 am

    Apreciado Carlx;

    Permítame contestarle con un texto algo extenso sobre la circulación capitalista de las mercancías. No se trata la cuestión del dinero, dado que la posición de la escuela austríaca no difiere de la clásica, ya que plagió sus descubrimientos.

    Utilidad, valor de uso y valor de cambio
    J.B. Say en Tratado de Economía Política, tomo II escribió:El cambio de dos valores iguales no aumenta ni disminuye la masa de los valores existentes en la sociedad. El cambio de dos valores desiguales... no altera tampoco la suma de los valores sociales, aunque añada al patrimonio de una persona lo que resta al patrimonio de otra.
    [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]
    En el ámbito de la circulación de bienes no se produce valores de uso, no se aumenta la riqueza social y por lo tanto no se produce plusvalía, ni otro tipo de explotación de la fuerza de trabajo. La explotación tiene lugar en la producción. Cualquier trabajador asalariado con el producto de la venta de su fuerza de trabajo, o cualquier capitalista con la plusvalía extraída, puede comprar y consumir lo que quiera que en el intercambio de mercancías no se explota fuerza de trabajo. En el libre mercado los valores de uso se intercambian por su valor de producción. El que compra una mercancía paga todo el valor de la fuerza de trabajo socialmente necesario para producirla, independientemente de lo que el propietario de los medios de producción haya pagado al trabajador. En la circulación de mercancías no se genera riqueza, en consecuencia tampoco se produce plusvalía y no aumenta el capital social. El comercio y el dinero no son productos del capitalismo, ni tan siquiera de la sociedad de clases.

    La definición clásica de mercancía es de Marx;
    Karl Marx enEl Capital, tomo I, capítulo I escribió:La mercancía es, en primer lugar, un objeto exterior, una cosa que merced a sus propiedades satisface necesidades humanas del tipo que fueran. La naturaleza de esas necesidades, el que se originen, por ejemplo, en el estómago o en la fantasía, en nada modifica el problema. Tampoco se trata aquí de cómo esa cosa satisface la necesidad humana: de si lo hace directamente, como medio de subsistencia, es decir, como objeto de disfrute, o a través de un rodeo, como medio de producción. […]

    La utilidad de una cosa hace de ella un valor de uso. Pero esa utilidad no flota por los aires. Está condicionada por las propiedades del cuerpo de la mercancía, y no existe al margen de ellas. El cuerpo mismo de la mercancía, tal como el hierro, trigo, diamante, etc., es pues un valor de uso o un bien. Este carácter suyo no depende de que la apropiación de sus propiedades útiles cueste al hombre mucho o poco trabajo. Al considerar los valores de uso se presupone siempre su carácter determinado cuantitativo, tal como docena de relojes, vara de lienzo, tonelada de hierro, etc. Los valores de uso de las mercancías proporcionan la materia para una disciplina especial, la merceología. El valor de uso se efectiviza únicamente en el uso o en el consumo. Los valores de uso constituyen el contenido material de la riqueza, sea cual fuere la forma social de ésta. En la forma de sociedad que hemos de examinar, son a la vez los portadores materiales del valor de cambio.

    En primer lugar, el valor de cambio se presenta como relación cuantitativa, proporción en que se intercambian valores de uso de una clase por valores de uso de otra clase, una relación que se modifica constantemente según el tiempo y el lugar. El valor de cambio, pues, parece ser algo contingente y puramente relativo, y un valor de cambio inmanente, intrínseco a la mercancía (valeur intrinsèque) es exactamente tanto como lo que habrá de rendir, pues, sería una contradictio in adiecto [contradicción entre un término y su atributo].

    Una mercancía individual, por ejemplo un quarter de trigo, se intercambia por otros artículos en las proporciones más diversas. No obstante su valor de cambio se mantiene inalterado, ya sea que se exprese en x betún, y seda, z oro, etc. Debe, por tanto, poseer un contenido diferenciable de estos diversos modos de expresión.
    [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]
    “Toda mercancía es en primer lugar un valor de uso, bien material que satisface necesidades humanas ya sean reales o imaginarias.

    Toda mercancía es un gasto de fuerza de trabajo humana sin consideración a la forma en que se gastó la misma. Una mercancía nos hacen presente que en su producción se empleó fuerza humana de trabajo, se acumuló trabajo humano. En cuanto cristalización de esa sustancia social común a ellas, es valor de cambio.

    Una cosa puede ser valor de uso o bien y no ser valor de cambio o valor. Es éste el caso cuando su utilidad para el hombre no ha sido mediada por el trabajo.

    Una cosa puede ser útil, y además producto del trabajo humano, y no ser mercancía. Quien, con su producto, satisface su propia necesidad, indudablemente crea un valor de uso, pero no una mercancía. Para producir una mercancía, no sólo debe producir valor de uso, sino valores de uso para otros, valores de uso sociales. {F. E. --Y no sólo, en rigor, para otros. El campesino medieval producía para el señor feudal el trigo del tributo, y para el cura el del diezmo. Pero ni el trigo del tributo ni el del diezmo se convertían en mercancías por el hecho de ser producidos para otros. Para transformarse en mercancía, el producto ha de transferirse a través del intercambio a quien se sirve de él como valor de uso.}

    Ninguna cosa puede ser valor de cambio si no es un valor de uso. Si es inútil, también será inútil el trabajo contenido en ella; no se contará como trabajo y no constituirá valor alguno”.
    La utilidad marginal en la circulación de mercancías y función empresa
    En contra de lo establecido por la ciencia de la economía política, para el subjetivismo marginal el valor de cambio de una mercancía está determinado por la valoración subjetiva de la utilidad marginal que tiene la mercancía para el consumidor. El subjetivismo marginal para justificar que el precio de mercado de una mercancía lo determina la apreciación subjetiva de la utilidad marginal del demandante, ha creado la función matemática de la utilidad en los siguientes términos;
    Dado un consumidor cuyas preferencias sean completas, reflexivas, transitivas y monótonas en sentido fuerte, debe decidir gastar su ingreso disponible entre n bienes con algún criterio de optimización. Existe una función escalar (U) definida para cada consumidor sobre el conjunto de combinaciones de n bienes, que mide la utilidad o satisfacción total (Ut) que obtendrá el demandante después de haber consumido una combinación de bienes dada por las cantidades (q1,..., qn):
    U: Rn → R     U(t) = U(q1,… qn)
    Se define la utilidad marginal asociada a un bien como el aumento de la utilidad total al consumir una unidad adicional de dicho bien. La utilidad marginal (u) es igual al incremento de la satisfacción total (∂U) que produce el consumo de n unidades de una mercancía, o combinación de mercancías, dividida por el aumento de unidades consumidas (∂qi):
    u = (∂U(q1,… qn)) / ∂qi
    Donde U es siempre, por definición, desconocido
    [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]  

    Para el subjetivismo marginal la utilidad de una mercancía está en el demandante, no se halla en el valor de uso, en el valor de cambio de la mercancía, en el objeto, sino que se encuentra en la función de utilidad marginal que posee el demandante, en el sujeto, y sobre esta utilidad no podemos saber nada en cuanto a su naturaleza o intensidad. Hay que creer en ella por fe praxeológica.

    El valor de uso es explicado por el subjetivismo marginal del siguiente modo; supongamos que disponemos de 7 raciones de 100 gr de arroz, consumir la primera unidad proporciona una determinada utilidad, el consumo de la segunda unidad aumentará la utilidad en una determinada cantidad, este aumento es la utilidad marginal (Um) de esta unidad, que sumada a la utilidad de la primera unidad da la utilidad total (Ut), y así sucesivamente:
    Unidad
    Gramos
    Utilidad total
    Utilidad marginal
    Utilidad promedio
    1
    100 gr
    10 X
    10 X
    10 X
    2
    200 gr
    18 X
    8 X
    9 X
    3
    300 gr
    24 X
    6 X
    8 X
    4
    400 gr
    28 X
    4 X
    7 X
    5
    500 gr
    30 X
    2 X
    6 X
    6
    600 gr
    30 X
    0 X
    5 X
    7
    700 gr
    28 X
    -2 X
    4 X
    La utilidad promedio de una mercancía es igual a la razón entre la utilidad total y el consuno de n unidades de dicha mercancía:
    Up = Ut / n
    Siendo n la cantidad de unidades consumidas. En el ejemplo, la mayor utilidad total se obtiene consumiendo 5 o 6 unidades. El consumo de una ración es la cantidad de inflexión, a partir de esta cantidad la utilidad marginal comienza a decrecer y el consumo de 6 raciones es la cantidad de saturación, a partir de esta cantidad la utilidad marginal se torna negativa. Pero esto solo es aplicable a un consumidor, en un instante determinado e irrepetible, por lo que la función de utilidad carece de valor de uso y, en consecuencia, no tiene valor científico alguno. Como para el subjetivismo marginal el valor de cambio está determinado por la utilidad marginal. En el subjetivo mercado marginalista el valor de cambio de 7 raciones de arroz debería ser menor que él de 5 o 6 raciones, y tener el mismo valor de cambio que el de 4 raciones. Si consideramos muchos bienes en lugar de uno, el argumento sigue siendo el mismo porque la utilidad marginal de todos los bienes consumidos tiende a igualarse.

    Para la economía política la mercancía, para serlo, debe ser un valor de uso. Los valores de uso contienen sustancias objetivas que tienen utilidad en satisfacer necesidades humanas reales, y lo hacen en un grado determinado, en el caso de 100 gr arroz,  las describe la biología:
    Sustancia
    Cantidad
    Necesidad diaria
    Satisfacción
    Agua
    5’90 ml
    2'5 l
    0’1 %
    Carbohidratos
    332 Kcal
    1.760 Kcal
    18’8 %
    Proteínas
    27 Kcal
    480 Kcal
    5’6 %
    Lípidos
    3'5 Kcal
    960 Kcal
    0’3 %
    Fibra vegetal
    0’2 gr
    40 gr  
    0’5 %
    Potasio
    113 mgr
    4.700 mgr
    2’4 %
    Sodio
    14’3 mgr
    1.500 mgr
    0’9 %
    Calcio
    10 mgr
    1.300 mgr
    0’8 %
    Fósforo
    110 mgr
    700 mgr
    15’7 %
    Hierro
    0’5 mgr
    18 mgr
    2’8 %
    Riboflavina
    0’03 mgr
    1'4 mgr
    2’1 %
    Tiamina
    0’05 mgr
    1'5 mgr
    3’3 %
    Consumir 200 gr aporta el doble de estas sustancias y satisface el doble de necesidades, 300 gr el triple, etc… Estas necesidades y su satisfacción son objetivas e independientes de las utilidades marginales que cada cual pueda tener ¿Cómo percibe cada individuo, en una determinada mercancía, las propiedades físico-químicas que estimulan sus sentidos?, ¿cómo su cerebro interpreta estos estímulos? y ¿cómo el consumir arroz sacia su sensación de hambre? es tarea de la neurología y la biología. Si es mejor una paella que un arroz tres delicias depende en primer lugar de una cuestión cultural y luego del cocinero. Los hábitos culturales de una sociedad pueden determinar qué valores de uso se producen, pero en nada influyen en su valor de cambio.

    La función de utilidad no es directamente medible, depende de la forma subjetiva de los gustos y deseos de cada demandante, ni indirectamente ya que no existe unidad (¿X?) de medida de la utilidad, es decir, no se puede comprobar de forma objetiva si los precios de mercado de los valores de cambio se forman en base a esta función. Con lo cual, la función matemática escalar U no tiene utilidad, ni marginal ni total. Si no existe unidad de medida de la utilidad marginal es, tal vez, porque no hay nada que medir y la utilidad total y la utilidad marginal no son conceptos científicos, no interpretan de forma objetiva la realidad, son nociones y categorías ideológico-filosóficas. Sobre estas bases las grandes escuelas subjetivas del utilitarismo marginal, tanto keynesianos, monetaristas como austríacos, pretenden haber construido una ciencia.

    Los "economistas" de la escuela austríaca, ante la evidencia de la imposibilidad de explicación matemática de la función de utilidad, postularon la imposibilidad de hacer cálculos matemáticos en economía, es decir, que las matemáticas, el lenguaje de la ciencia, no se pueden utilizar en la ciencia de la economía. La escuela austríaca explica su concepción con el siguiente ejemplo imaginario, siguiendo la tradición del subjetivismo marginal como, por otra parte, no podía ser de otra forma. El razonamiento es;
    Si alguien posee un bien, lo usará para satisfacer alguna necesidad o deseo. ¿Cuál? La que tenga más prioridad. Eugen von Böhm-Bawerk ilustró esto con el ejemplo de un granjero que tiene cinco sacos de grano. Con el primero, hará pan para sobrevivir. Con el segundo, hará más pan, suficiente para trabajar. Con el próximo, alimentará a sus animales de la granja. El próximo se usará para hacer el whisky, y el último lo dará a las palomas. Si roban una de esas bolsas, él no reducirá cada una de sus actividades en un quinto; en cambio él dejará de alimentar a las palomas. Así el valor de una bolsa de grano es igual a la satisfacción que él recibe de alimentar las palomas. Si él vende esa bolsa y olvida las palomas, el uso menos prioritario del grano restante es hacer el whisky, y así el valor de una bolsa más de grano es el valor de su whisky. Solo si pierde cuatro bolsas de grano comenzará a comer menos; ése es el uso más productivo del grano. La última bolsa valdría su vida.
    En el ejemplo los sacos de grano son un valor de uso que tienen distintas utilidades pero no son mercancías, no son valores de cambio, ya que el granjero no los ha producido para venderlos en el mercado. Se supone que el granjero es el propietario de los medios de producción con los que ha cosechado los sacos de grano, ya que si ha comprado los sacos de grano en el mercado cada saco le ha costado lo mismo, independientemente del uso subjetivo que después les quiera dar, justo lo contrario que el ejemplo pretende ilustrar. Es exactamente lo mismo si son de producción propia para vender, cada saco tendrá al mismo precio en el mercado, no regalará el primero e irá subiendo el precio de los sacos conforme los venda, todas las mercancías tienen para su productor el mismo valor de uso, que es nulo. El valor de cambio de cada saco es igual al valor de producción total, el valor del trabajo socialmente necesario en la producción del grano dividido por la cantidad de sacos producidos, en este caso X/5. Si el año hubiera sido peor el valor de cambio sería X/4 o X/3, de la misma forma si el año hubiera sido mejor el valor de cambio sería X/6 o X/7. En los años de buena cosecha los sacos valen menos no por la mayor cantidad de grano, sino porque cada saco contienen menor cantidad de fuerza de trabajo, de forma directa y de forma indirecta.

    Por más veces que se intercambien los sacos de grano por diferentes cantidades de dinero, no aumenta la cantidad de grano ni la cantidad de dinero que existen en la sociedad, y en consecuencia no puede aumentar el capital social, aunque a base de intercambiar las mercancías un cambista se haga con todo el grano y todo el dinero. Esto es un hecho objetivo e independiente de la información que pueda transmitir el mercado. Francamente, sostener que la ganancia del capital proviene del intercambio es considerar a los capitalistas poco más que unos cambistas “trileros”. La realidad es que en el modo de producción capitalista se multiplica la riqueza social, salvó los períodos de crisis, como en ningún otro modo de producción hasta ahora. Es en la producción de valores de uso y en su distribución donde el capitalista obtiene la ganancia, no engañando en el intercambio de mercancías, aunque al engaño se le llame; diferente valoración subjetiva de la utilidad marginal. Cuando el subjetivismo marginal trata de explicar la formación de los precios de mercado por las distintas funciones individuales de utilidad, acaba explicando las diferentes funciones de utilidad por los distintos precios de mercado.
    Jesús Huerta de Soto escribió:La productividad del uso menos productivo de un bien es su utilidad marginal. De lo que se deduce que la ganancia capitalista proviene del intercambio en el mercado de valores subjetivamente desiguales, de la compra de insumos más baratos y su posterior venta más caros.
    [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]
    [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]  " />
    Para el subjetivismo marginal es en la circulación de las mercancías donde el capitalista obtiene la ganancia, aunque para explicarlo recurren a ficciones y mitos como; la función empresarial, del subjetivismo marginal austríaco. Para explicar el beneficio empresarial el profesor Huerta de Soto utiliza una ilustración naíf, ilustración que omite una circunstancia; una vez que la función empresarial del cambista C ha descubierto el beneficio en comprar el recurso al productor B y venderlo al productor o consumidor A, y el libre mercado ha generado la información, que impide a la función empresarial tanto de A como de B para ponerse en contacto directamente, y vender B más caro en 3’5 u. m., comprar A más barato en 3’5 u. m., repartiéndose el beneficio empresarial que obtiene C. El subjetivismo marginal analiza la circulación de las mercancías al margen de su producción, olvidando que para intercambiar mercancías antes hay que producirlas.

    Valor de cambio y fuerza de trabajo
    Si se analiza una serie de sustancias y compuestos; oxígeno, agua, arroz, harina, molino, vestido, tela, telar, libro, papel, imprenta, el sol, desde el punto de vista de sus propiedades físicas y químicas todas estas sustancias satisfacen sensaciones y emociones humanas, unas lo hacen de una forma directa como bienes de consumo, otros lo hacen de una forma indirecta como medios de producción, es decir, son bienes o valores de uso. Los valores de uso los crea la naturaleza y para producir algunos es necesario el uso de la fuerza de trabajo humana. Por otro lado también podemos afirmar que:
    x arroz = y vestidos = z libros
    Esto significa que algunos valores de uso se pueden intercambiar en determinadas proporciones entre ellos, es decir tienen un valor de cambio, son bienes económicos, son mercancías que por definición son producto del trabajo humano. Lo que tienen en común todos estos valores, lo que hacen posible esta igualdad, que se puedan intercambiar entre ellos en distintas proporciones, es la fuerza de trabajo humano usada en producirlos.

    Si se analiza desde un punto de vista físico, químico o biológico los valores de cambio, se observa que todos son recursos naturales y para producir algunos se requiere fuerza de trabajo humana, para poder transformarlos en valores de uso que satisfacen necesidades humanas. Todas las mercancías son valores de uso, pero no todos los valores de uso se transforman en mercancías. No todos los valores de uso son valores de cambio y no todos los valores de cambio son producto de trabajo humano.
    [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]      Hay sustancias que son valores de uso, cuya utilidad es de vital importancia para la vida humana, que no tienen valor de cambio alguno, un ejemplo es el oxígeno que respiramos, esto se debe a que son superabundantes y no incorporan fuerza de trabajo humana, son consumidos directamente de la naturaleza, por lo que no se pueden transforman en mercancías y, como consecuencia, carecen de valor económico.
          Existen valores de cambio que son recursos naturales, no son superabundantes y no son reproducibles por el trabajo humano. El valor de cambio de los recursos naturales escasos que no son producto del trabajo humano, es impuesto por el estado mediante el uso de la fuerza de las armas, otorgando la propiedad sobre los recursos naturales a unos pocos, y privando a la mayoría de la propiedad sobre dichos recursos en favor de otros. La propiedad sobre los recursos naturales es la base del modo de producción feudal.
          De la misma forma, existen valores de uso escasos que no son recursos naturales y no pueden ser reproducidos por el trabajo humano, un ejemplo de este grupo lo constituyen las obras de arte, un vino de tal cosecha, etc. En esta clase de valores de uso, solo la imposición monopolista del estado es capaz de impedir su reproducción, mediante leyes contra el plagio, la copia ilegal, etc. Su valor de cambio está determinado por el poder adquisitivo del demandante, es decir por las leyes objetivas de circulación y distribución de bienes, y no por consideraciones subjetivas acerca de la utilidad de dichos bienes. Cualquier obra de arte es producto de la fuerza de trabajo humana, en consecuencia tiene unos costes de producción, regidos por leyes objetivas de producción de bienes, y no por consideraciones subjetivas acerca de la utilidad de dichos bienes.
          Al mismo tiempo, existen valores de uso escasos que no son recursos naturales y pueden ser reproducidos por el trabajo humano, pero son una concesión monopolista y su valor de cambio es impuesto por el estado que mediante el uso de la fuerza de las armas, a este grupo también pertenecen las bulas y dispensas eclesiástica, etc. Esta es la base del primitivo capitalismo comercial basado en la manufactura.
          Por último, El valor de cambio de un bien escaso y que puede ser reproducido por el trabajo humano, es igual al valor de fuerza de trabajo socialmente necesaria para producirlo. Esta es la base del capitalismo industrial.

    Las mercancías se pueden intercambiar directamente entre ellas, lo que se conoce como trueque, utilizando otra mercancía como patrón de cambio, las más utilizadas han sido el oro, la plata y el bronce, pero puede utilizarse cualquier otra mercancía, es lo que se conoce como dinero-mercancía. En la actualidad se utiliza el papel moneda, que por lo general no es convertible en mercancía alguna y su valor viene determinado por imperativo legal, es el llamado dinero-fiduciario.

    Desde el punto de vista del valor de uso:
    x kg de arroz ≠ y vestidos ≠ z libros
    Y desde el punto de vista del valor de cambio:
    kg de arroz = y vestidos = z libros
    En las mercancías que contienen una cantidad de energía aportada por la fuerza de trabajo, la magnitud del valor de cambio varía en proporción directa a la cantidad de fuerza de trabajo socialmente necesaria para producirlo y de forma inversa al desarrollo de la fuerza productiva que emplea dicha fuera de trabajo. Bajo el régimen capitalista de producción cualquier aumento de fuerza de trabajo usada como medio de trabajo en la producción de una mercancía, implica una disminución mayor de fuerza de trabajo empleada directamente en la producción de dicha mercancía. La ecuación que expresa el valor de cambio de un bien es:
    M = Mt + Op + Ft
    Dónde; M es el valor de producción del bien, Mt son los medios de trabajo, herramientas y maquinaria que utiliza el trabajador que no se consumen en un único proceso de producción y transmiten una parte de su valor al bien producido, Op son los objetos de producción, materias primeras y secundarias que se consumen íntegramente en un proceso productivo y transmiten todo su valor al bien producido y Ft es la fuerza de trabajo. En situaciones de libre mercado el valor de cambio y el valor de producción tienden a igualarse. En el proceso de producción de mercancías la fuerza de trabajo es el trabajo vivo y los medios de producción son fuerza de trabajo muerta, en el proceso de circulación toda la fuerza de trabajo es trabajo muerto.

    Edito porque la cita no es de Huerta de soto, se la atribuyo erróneamente.


    Última edición por Jordi de Terrassa el Miér Nov 13, 2013 2:15 pm, editado 1 vez
    Jordi de Terrassa
    Jordi de Terrassa
    Camarada Comisario
    Camarada Comisario

    Cantidad de envíos : 4577
    Reputación : 4662
    Fecha de inscripción : 21/03/2011
    Edad : 66
    Localización : Terrassa

    Falacias del neoliberalismo y anarco-capitalismo sobre el marxismo - Página 24 Empty Re: Falacias del neoliberalismo y anarco-capitalismo sobre el marxismo

    Mensaje por Jordi de Terrassa Miér Nov 13, 2013 10:02 am

    Evolución histórica del intercambio de mercancías
    El desarrollo de las fuerzas productivas es la causa de todo aumento de la riqueza de las sociedades humanas, también es la causa del desarrollo de las sociedades humanas, y de la aparición del homo sapiens sobre la faz de la Tierra. El desarrollo de las fuerzas productivas, a lo largo de 1.500.000 años, ha producido un excedente de producción con que poder comerciar y, por lo tanto, la existencia de un mercado a partir del paleolítico superior, hace entre 40.000 y 60.000 años. Es en este período histórico donde ha existido el verdadero libre mercado, ya que la condición necesaria para la existencia del mercado libre es la ausencia del estado. Con la aparición del estado en Sumer hace 6.000 años se pone fin al libre mercado. El estado mediante el monopolio de la fuerza regula el comercio e impide el libre mercado, en primer lugar para cobrar impuestos con los que financiarse, probablemente la primera forma de explotación, la primera forma organizada de apropiarse del trabajo ajeno. No es el libre mercado la causa de la aparición del capitalismo, la humanidad estuvo comerciando libremente durante más de 30.000 años sin lucha de clases ni clases sociales, y por supuesto sin capitalismo ni función empresarial. En el intercambio de mercancías en la época del trueque, se intercambiaban de forma directa diferentes mercancías con el mismo valor de producción, el trueque se define mediante la ecuación:
    ⋯P⋯M= M′
    Donde ∙∙∙P∙∙∙ es el proceso de producción, por el que se dispone de un excedente de mercancías M, que se intercambian por mercancías M’ que no se producen.
    Karl Marx en El Capital, tomo I, capítulo I escribió:El proceso de intercambio de la mercancía, pues, se lleva a cabo a través de dos metamorfosis contrapuestas que a la vez se complementan entre sí: transformación de la mercancía en dinero y su reconversión de dinero en mercancía. Las fases en la metamorfosis de las mercancías son, a la vez, transacciones del poseedor de éstas: venta, o intercambio de la mercancía por dinero; compra, intercambio de dinero por mercancía, y unidad de ambos actos: vender para comprar.
    [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]
    Con la utilización del dinero como medio de pago la ecuación se convierte en:
    ⋯P⋯M= D= M′
    Se venden los valores de uso de los que se dispone un excedente, para conseguir dinero, y comprar los valores de uso de los que se carece, cuando se necesitan. Puede pasar un período de tiempo largo hasta que surja la necesidad de algo de lo que se carece, o hasta que se disponga del dinero suficiente para intercambiarlo por lo que se necesita, por lo que se ahorra y el dinero se transforma en tesoro.
    ⋯P⋯M= D⋯t⋯∆D =∆ M'
    Dónde:
    ∆D = D (+ deflación)¦(- inflación )
    Karl Marx en El Capital, tomo I, capítulo I escribió:El afán de atesoramiento es ilimitado por naturaleza. Cualitativamente, o por su forma, el dinero carece de límites, vale decir, es el representante general de la riqueza social porque se lo puede convertir de manera directa en cualquier mercancía. Pero, a la vez, toda suma real de dinero está limitada cuantitativamente, y por consiguiente no es más que un medio de compra de eficacia limitada. Esta contradicción entre los límites cuantitativos y la condición cualitativamente ilimitada del dinero, incita una y otra vez al atesorador a reemprender ese trabajo de Sísifo que es la acumulación. Le ocurre como al conquistador del mundo, que con cada nuevo país no hace más que conquistar una nueva frontera.
    [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]
    Con la transformación del dinero en capital, dinero pacientemente atesorado o violentamente apropiado, el intercambio se transforma en; con un valor comprar mercancías para con su venta obtener un valor superior, aparece el capital comercial. La ecuación implícita del capital es:
    D → M → ∆D
    Karl Marx, ibid escribió:La forma directa de la circulación mercantil es M - D - M, conversión de mercancía en dinero y reconversión de éste en aquélla, vender para comprar. Paralelamente a esta forma nos encontramos, empero, con una segunda, específicamente distinta de ella: la forma D - M - D, conversión de dinero en mercancía y reconversión de mercancía en dinero, comprar para vender. El dinero que en su movimiento se ajusta a ese último tipo de circulación, se transforma en capital, deviene capital y es ya, conforme a su determinación, capital.
    Esta forma de intercambio es la idealizada por los capitalistas, es una forma de justificar que la ganancia del capital proviene de la circulación de las mercancías. Esta formulación empieza y termina en la circulación, ocultando que para que exista circulación tiene que existir previamente producción. Esta forma de intercambio es exclusiva del capital, es la que crea el fetichismo del dinero, en primer lugar, porque en apariencia se produce la formulación absurda de; dos cantidades diferentes de dinero son iguales:
    D = M = ∆D → D = ∆D
    En segundo lugar, la creencia generalizada que el mercado es la causa del capitalismo y de la explotación capitalista, que en condiciones de capitalismo puede existir libre mercado y, como consecuencia, que poniendo fin al libre mercado se acaba con el capitalismo y con la explotación capitalista.
    En las sociedades de clases con la usura, el capital bancario, aparece una nueva forma de intercambio; el intercambio de dinero. Si hasta ahora se intercambiaban valores de uso diferentes con un valor de cambio semejante, ahora se intercambia cantidades diferentes del mismo valor de uso, intercambio diferido en el tiempo:
    D +⋯t⋯= ∆D
    Con interés compuesto la ecuación se transforma en:
    ∆D = D ∙ (1+r)n
    Donde r es el interés al tanto por uno y n es el número de períodos de tiempo para la amortización.

    Adam Smith en La riqueza de las naciones en el primer libro; que trata de las causas del progreso en la capacidad productiva del trabajo y de la forma en que su producto se distribuye naturalmente entre las distintas clases del pueblo. En el inicio del primer capítulo se puede leer;
    "El mayor progreso de la capacidad productiva del trabajo, [...], parece ser producto de la división del trabajo”.

    El título del segundo capítulo es; El principio que da lugar a la división del trabajo […] es el comercio, el mercado. Adam Smith aboga por el libre mercado en contra de los monopolios y en contra del colonialismo comercial de la época. Adam Smith entiende que el capital ha existido siempre y que es el mercado la causa de la división del trabajo, tanto de la división técnica del proceso productivo como de la división social de la humanidad en clases sociales. Este error ha sido aceptado comúnmente por los economistas posteriores, sin embargo, la realidad histórica es la contraria, es el desarrollo del conocimiento y sus aplicaciones tecnológicas, el desarrollo de los medios de producción y de la habilidad media del trabajador, lo que permite una mayor y más eficiente división del trabajo. Primero hay que producir un excedente para poder comerciar con él, segundo para que alguien esté interesado en el producto de otro no lo debe producir o producirlo con un mayor valor de producción, lo que implica una división técnica del trabajo, tercero es en la distribución de este excedente donde aparece la lucha de clases que dará lugar a la división social del trabajo.

    En el mercado libre se intercambian valores iguales, las mercancías se venden por su valor de producción. Las oscilaciones constantes de los precios de mercado, su alza y su baja, se compensan y nivelan mutuamente, reduciéndose por sí mismas al valor de mercado, estas oscilaciones son la manifestación de las leyes que rigen el mercado. El comerciante sabe de forma empírica que, en un período un poco largo de tiempo, las mercancías no se venden realmente por encima ni por debajo de su precio medio, sino a este precio.
    Karl Marx en El Capital, tomo 1, capítulo IV escribió:Desde luego, en el mercado no hay más que poseedores de mercancías, y el poder que estas personas pueden ejercer unas sobre otras es, pura y simplemente, el poder de sus respectivas mercancías. La diversidad material de las mercancías es el motivo material a que responde el cambio y hace que los poseedores de mercancías dependan los unos de los otros y viceversa, puesto que ninguno de ellos tiene en sus manos el objeto que necesita, y en cambio todos poseen el que necesitan los demás. Fuera de esta diversidad material, de sus valores de uso, entre las mercancías no media más diferencia que la que existe entre su forma natural y su forma transfigurada, o sea entre la mercancía y el dinero. He aquí por qué los poseedores de mercancías sólo se distinguen los unos de los otros como vendedores o poseedores de mercancías y compradores o poseedores de dinero.

    Supongamos que, gracias a un misterioso privilegio, al vendedor le sea dado vender la mercancía por encima de su valor, a 110 por ejemplo, a pesar de que sólo vale 100, es decir, con un recargo nominal del 10 por ciento. El vendedor se embolsará, por tanto, una plusvalía de 10. Pero, después de ser vendedor, se convierte en comprador. Ahora, se enfrenta con un tercer poseedor de mercancías que hace funciones de vendedor y que goza, a su vez, del privilegio de vender su mercancía un 10 por ciento más cara. Nuestro hombre habrá ganado 10 como vendedor, para volver a perder 10 como comprador. Visto en su totalidad, el asunto se reduce, en efecto, a que todos los poseedores de mercancías se las vendan unos a otros con un 10 por ciento de recargo sobre su valor, que es exactamente lo mismo que si las vendiesen por lo que valen. Este recargo nominal de precios impuesto a las mercancías con carácter general produce los mismos efectos que si, por ejemplo, los valores de las mercancías se tasasen en plata en vez de tasarse en oro. Las expresiones en dinero, es decir, los precios de las mercancías, crecerían, pero sus proporciones de valor permanecerían invariables.

    Supongamos, por el contrario, que es el comprador quien tiene el privilegio de comprar las mercancías por debajo de su valor. No hace falta siquiera recordar que el comprador será, a su vez, cuando le llegue el turno, vendedor. Mejor dicho, lo ha sido ya, antes de actuar como comprador. Por tanto, antes de ganar, como comprador, el 10 por ciento, habrá perdido la misma suma como vendedor. No habrá cambiado absolutamente nada.

    Por eso los que mantienen consecuentemente la ilusión de que la plusvalía brota de un recargo nominal de precios, o sea de un privilegio que permite al vendedor vender la mercancía por más de lo que vale, parten de la existencia de una clase que compra sin vender, o, lo que es lo mismo, que consume sin  producir. Ateniéndonos al punto de vista en que estamos colocados, al punto de vista de la circulación simple, la existencia de esa clase es, para nosotros, por el momento, un hecho inexplicable. Pero, adelantemos un poco lo que habrá de exponerse en su lugar. El dinero de que se sirva esa clase para sus continuas compras deberá afluir a ella directamente y de un modo constante desde los poseedores de mercancías, sin cambio, gratuitamente, en virtud de determinados títulos jurídicos o por obra de la violencia. Vender esta clase las mercancías por más de lo que valen equivale sencillamente a rembolsarse por el engaño de una parte del dinero arrebatado sin dar nada a cambio. Así por ejemplo, las ciudades del Asia Menor pagaban a Roma todos los años un tributo en dinero. Con este dinero, Roma les compraba mercancías, pagándolas por más de su valor. Los habitantes de las ciudades conquistadas engañaban a los romanos, arrancando a sus conquistadores, por medio del comercio, una parte del tributo. A pesar de esto, los engañados seguían siendo ellos, los vendedores, puesto que los romanos les pagaban sus mercancías con su propio dinero. No es éste, evidentemente, un método para enriquecerse ni para crear plusvalía.

    Puede ocurrir que el poseedor de mercancías A sea tan astuto, que engañe a sus colegas B o C y que éstos, pese a toda su buena voluntad, no sean capaces de tomarse la revancha. A vende a B vino por valor de 40 libras esterlinas y recibe a cambio trigo por valor de 50 libras. Mediante esta operación A habrá convertido sus 40 libras en 50, sacando más dinero del que invirtió y transformando su mercancía en capital. Observemos la cosa más de cerca. Antes de realizarse esta operación, teníamos en manos de A vino por valor de 40 libras esterlinas, y en manos de B trigo por valor de 50 libras, o sea, un valor total de 90 libras esterlinas. Realizada la operación, el valor total sigue siendo el mismo: 90 libras. El valor circulante no ha aumentado ni un átomo: lo único que ha variado es su distribución entre A y B. Lo que de un lado aparece como plusvalía, es del otro lado minusvalía; lo que de una parte representa un más, representa de la otra un menos. Si A hubiese robado abiertamente las 10 libras a B, sin guardar las formas del intercambio, el resultado sería el mismo. Es evidente que la suma de los valores circulantes no aumenta, ni puede aumentar, por muchos cambios que se operen en su distribución…
    Cabe señalar que el engaño ha sido un componente del comercio a lo largo de la historia de la humanidad pero, sin la actuación de un estado que conceda privilegios monopolistas, las leyes que rigen la circulación de mercancías, en el mercado libre, consiguen que las mercancías se acaben vendiendo por su valor de producción. Si en el intercambio de mercancías se produjera plusvalía, y aumentará el capital social, sería realidad la absurda ecuación de que dos cantidades de dinero diferentes son iguales:
    D = M = ∆D → ¡¡¡D=∆D!!!

    Saludos.

    PD. Espero que el texto no le haya aburrido y le sea útil en sus debates con los austríacos.
    Jordi de Terrassa
    Jordi de Terrassa
    Camarada Comisario
    Camarada Comisario

    Cantidad de envíos : 4577
    Reputación : 4662
    Fecha de inscripción : 21/03/2011
    Edad : 66
    Localización : Terrassa

    Falacias del neoliberalismo y anarco-capitalismo sobre el marxismo - Página 24 Empty El intercambio capitalista de mercancías genera crisis económicas

    Mensaje por Jordi de Terrassa Miér Nov 13, 2013 10:36 am

    Apreciado Carlx;

    Abusando de su paciencia le amplio un poco el texto

    El intercambio capitalista de mercancías genera crisis económicas
    David Ricardo en Principios de Economía Política y Tributación escribió:Cuando los precios de las mercancías bajan en un mercado debido a una oferta abundante, a una disminución de la demanda o a un alza del valor del dinero, un industrial acumula naturalmente una extraordinaria cantidad de artículos manufacturados, y no está dispuesto a venderlos a precios depreciados. Para hacer frente a sus pagos ordinarios, a los cuales atendía con la venta de sus mercancías, trata ahora de tomar el dinero en préstamo, y a menudo se ve obligado a pagar por él un interés elevado. Pero esto sólo es temporal, pues o bien las esperanzas del industrial estaban bien fundadas, o bien descubre que la demanda ha disminuido de modo permanente y no se resiste más al curso de las cosas: los precios bajan y el dinero y el interés recobran su valor real.
    [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]
    Mercado y subjetivismo marginal
    Se define como libre mercado aquel en el que existe un gran número de compradores y vendedores de una mercancía, además de que se ofrecen productos similares, igualmente existe libertad absoluta para los compradores y vendedores y no hay control sobre los precios ni reglamento para fijarlos. Lo que implica necesariamente una formación social con ausencia de estado y un limitado desarrollo de las fuerzas productivas, es decir, una sociedad de “comunismo” primitivo o en la primera fase de desarrollo del comunismo. Las condiciones con las que debe cumplir son:
    [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]      Homogeneidad del producto. Las mercancías ofertadas deber ser iguales o muy parecidas
    [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]      Movilidad de recursos sin restricciones; los recursos deben poder movilizarse sin ningún problema entre usos alternativos y los bienes y servicios deben ser vendibles donde quiera que el precio sea más alto.
    [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]      Información de los agentes económicos; los cambistas conocen los precios de todos los productos, sus características y la existencia de posibles sustitutos.
    [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]      Libre concurrencia; para que haya libre concurrencia es imprescindible la libertad de entrada y salida en las industrias, es decir, que no haya barreras que impidan a cualquier ser humano dedicarse a producir cualquier cosa.

    Todo intercambio en el mercado se puede dar porque se encuentran en él dos cambistas, que a la vez son oferentes y demandantes de mercancías. Un cambista ofrece una mercancía y demanda otra, que otro cambista ofrece demandando la mercancía del primer cambista. Si un cambista tiene la capacidad de aumentar el 10 % el precio de su mercancía ¿qué motivo impide al otro cambista aumentar su mercancía en otro 10 % o más? Todo cambista compra la mercancía del otro cambista con la suya, el primer cambista con su dinero compra el arroz del segundo y el segundo cambista con su arroz compra el dinero del primero, solo el fetichismo del dinero del economista vulgar le impide comprender que el dinero es una mercancía cuyo valor de mercado está regido por las mismas leyes de producción y circulación que el resto de mercancías. En la compraventa de mercancías se traspasa la propiedad sobre el valor de uso, el valor se intercambia, cada cambista conserva el valor de cambio bajo otra forma de valor de uso.

    Existe otra condición para que exista intercambio en el mercado; que el bien para el oferente no tenga valor de uso ya que si se usa no se puede cambiar o si se cambia no se puede usar. Si se come el arroz ya no se puede cambiar, de igual modo si se intercambia el libro ya no se puede leer. En el mercado libre se intercambian valores de uso diferentes con un valor de cambio equivalente. Por lo usual nadie intercambia 1 Kg de arroz por 1 kg de arroz, ni un billete de 5 € por un billete de 5 €, pero si se cambia un billete de 5 € por 5 Kg de arroz o un billete de 5 € por cinco monedas de 1 € para utilizar una máquina expendedora, valgan como ejemplo de valor de cambio equivalente con valor de uso diferente.

    En el mercado existen leyes, la oferta y la demanda, que regulan las oscilaciones de los precios de mercado en torno a su valor de cambio y las leyes del mercado son independientes de la voluntad subjetiva de nadie. La mano invisible del Adam Smith se transforma en Marx en el conocimiento objetivo de las leyes que rigen el libre mercado y que en el intercambio de valores no se produce plusvalía ni se aumenta el capital social.

    En la compraventa de la fuerza de trabajo el capitalista no usa la fuerza de trabajo en el mercado. En el ámbito de la circulación la fuerza de trabajo no tiene valor de uso alguno ni para el trabajador ni para el capitalista. Al carecer de medios de producción la propia fuerza de trabajo no tiene valor de uso para el trabajador asalariado, motivo por el cual el trabajador se ve en la necesidad de alquilarla, y el capitalista la puede comprar por debajo de su valor de uso. El capitalista puede usar la fuerza de trabajo del trabajador una vez ha sido intercambiada, en el ámbito de la producción. Cuando se formula que la ley de la plusvalía es igual al valor de uso de la fuerza de trabajo menos su valor de cambio hay que entender el proceso; el trabajador alquila su fuerza de trabajo en el mercado, aquí la fuerza de trabajo es un valor de cambio y no un valor de uso, el capitalista usa la fuerza de trabajo del obrero en la producción de una mercancía, aquí se transforma en un valor de uso y deja de ser un valor de cambio, el capitalista vende la mercancía, a la que el trabajador ha incorporado la fuerza de trabajo, aquí vuelve a ser valor de cambio y deja de ser valor de uso. La extracción de plusvalía por parte del capitalista no se produce en un acto instantáneo de intercambio sino en distintos actos diferenciados en el tiempo y en el espacio. El capitalista invierte su capital en fuerza de trabajo con el objetivo de obtener una plusvalía y aumentar su capital. El trabajador vende su fuerza de trabajo con lo que obtiene el dinero necesario con el que comprar los valores de uso necesarios para poder reproducir su fuerza de trabajo. El capitalista alquila fuerza de trabajo ajena en el mercado y su uso le reporta un beneficio subjetivo que no se puede medir, pero también le reporta un beneficio objetivo la ganancia o plusvalía que se puede calcular y contar, entre otros sitios en sus cuentas bancarias.

    En el mercado no solo aparecen cambistas con preferencias subjetivas sobre el precio que están dispuestos a pagar por una mercancía, sino que los cambistas tienen un poder adquisitivo y unos costes de producción reales, regidos por leyes objetivas. De lo que podemos deducir que en condiciones de libre mercado, el precio máximo al que tiende una mercancía es igual al menor poder adquisitivo que tiene uno de los demandantes, hasta completar la oferta de dicha mercancía, y se puede afirmar, sin temor a equivocarse, que esta ley objetiva del mercado se corresponderá con el valor subjetivo que los cambistas percibirán con el paso del tiempo. De igual modo desde el punto de vista de la oferta el valor mínimo de una mercancía vendrá determinado por el valor de producción de la mercancía que es igual al precio de coste más la ganancia media. Pero independientemente de la función empresarial o de lo que subjetivamente piense cada cambista la realidad objetiva es que con el intercambio de bienes en el mercado no se crea nueva riqueza, no se produce plusvalía y por tanto no se aumenta el capital social.

    El subjetivismo marginal cae en una contradicción teórica al tratar de explicar la formación de los precios de mercado por la valoración subjetiva de utilidad marginal que tiene demandante sobre la mercancía. El valor de cambio de la fuerza de trabajo equivale al valor de los artículos socialmente necesarios que el trabajador asalariado necesita para mantenerse y reproducirse, teniendo en cuenta que el que usa y demanda fuerza de trabajo es el capital, en consecuencia lógica; es la voluntad subjetiva del capitalista la que determina el poder adquisitivo de la fuerza de trabajo, he aquí el verdadero propósito del subjetivismo marginal, pero, al determinar de forma directa el poder adquisitivo de los trabajadores asalariados determina de forma indirecta los precios de los artículos de consumo para trabajadores asalariados, por lo que resulta que es la voluntad subjetiva de los capitalistas la que determina la ganancia del capital, ya que en las sociedades modernas son los capitalistas los que ofrecen esos productos en el mercado. En consecuencia es la voluntad subjetiva de los capitalistas la que determina el valor de cambio de las mercancías actuando unas veces como demandantes de fuerza de trabajo, otras como oferentes de las mercancías que consume la fuerza de trabajo, al mismo tiempo que determina la ganancia del capital. Por el contrario, si es la voluntad subjetiva de los trabajadores asalariados actuando como demandantes de las mercancías que consumen, los que determinan su valor de cambio, teniendo en cuenta que la fuerza de trabajo es un factor de producción, es el valor de producción quien subjetivamente determina el valor de cambio de las mercancías que produce, por lo menos el valor de las mercancías que consumen los trabajadores asalariados. Situación a la que se oponen los partidarios del subjetivismo marginal.

    Tendencia a la igualación de la tasa de ganancia
    Las leyes de la oferta y de la demanda son explicadas por el subjetivismo marginal como sigue;
    [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]      Ley de la oferta; todo aumento o disminución en la oferta de una mercancía, manteniéndose constante el resto de factores, hace que aumente o disminuya su valor de cambio.
          Ley de la demanda; todo aumento o disminución en la demanda de una mercancía, manteniéndose constante el resto de factores, hace que aumente o disminuya su valor de cambio. El subjetivismo marginal hace prevalecer de forma determinante la demanda sobre la oferta.
    Karl Marx y Frederich Engels en El Capital, tomo III, capítulo X escribió:Lo que lleva a cabo la competencia, cuando menos en una esfera, es el establecimiento de un valor de mercado y un precio de mercado uniforme a partir de los diversos valores individuales de las mercancías. Pero sólo la competencia de los capitales en las diversas esferas fija el precio de producción, que nivela las tasas de ganancia entre las diferentes esferas. Para esto último se requiere un desarrollo superior del modo capitalista de producción que para lo anterior. Para que las mercancías de la misma esfera de producción, de la misma índole y aproximadamente de la misma calidad se vendan a sus valores, son necesarias dos cosas:
    Primero, los diversos valores individuales deben estar nivelados para formar un solo valor social, el valor de mercado arriba expuesto, y para ello se requiere una competencia entre los productores de mercancías del mismo tipo, lo mismo que la existencia de un mercado en el cual ofrezcan conjuntamente sus mercancías. A fin de que el precio de mercado de mercancías idénticas, cada una de las cuales, sin embargo, ha sido producida bajo circunstancias individuales ligeramente diferentes, corresponda al valor de mercado y no diverja de él, no aumentando por encima del mismo ni disminuyendo por debajo de él, se requiere que la presión que ejercen mutuamente los diversos vendedores sea lo suficientemente grande como para lanzar al mercado la masa de mercancías que exigen las necesidades sociales, o sea la cantidad por la cual la sociedad puede pagar el valor de mercado. Si la masa de productos excediese dichas necesidades, habría que vender las mercancías por debajo de su valor de mercado; a la inversa, habría que venderlas por encima de su valor de mercado si la masa de productos no fuese lo suficientemente grande o, lo que es lo mismo, si la presión de la competencia entre los vendedores no fuese lo suficientemente poderosa como para obligarlos a llevar esa masa de mercancías al mercado. Si se modificase el valor de mercado, se modificarían asimismo las condiciones en las cuales podría venderse la masa global de mercancías. Si el valor de mercado baja, se amplían en promedio las necesidades sociales (que aquí son siempre necesidades con capacidad de pago), pudiendo absorber, dentro de ciertos límites, mayores masas de mercancías. Si el valor de mercado aumenta, se contraen las necesidades sociales de esa mercancía, y se absorben masas menores de ella. Si en consecuencia la oferta y la demanda regulan el precio de mercado, o mejor dicho las desviaciones de los precios de mercado con respecto al valor de mercado, por otra parte el valor de mercado regula la relación entre oferta y demanda o el centro en torno al cual las fluctuaciones de la oferta y la demanda hacen oscilar, a su vez, los precios de mercado.
    En economía política el valor de cambio de una mercancía está determinado por el valor de la fuerza de trabajo socialmente necesaria para producir la mercancía. En condiciones de libre mercado el precio de venta de las mercancías acaba por coincidir con su valor de producción, valor que es la suma del precio del coste de producción más la ganancia media. Las leyes de la oferta y la demanda operan este proceso y es independiente de la voluntad subjetiva de los cambistas; si en la producción y venta de una mercancía la ganancia está por encima de la media, los capitales afluirán a la producción de dicha mercancía, aumentará la oferta de la mercancía lo que provoca la bajada del precio de mercado, haciendo descender la ganancia hacia su tasa media. De igual forma, si en la producción y venta de una mercancía la ganancia es menor que la ganancia media los capitales emigrarán, la oferta de la mercancía disminuirá subiendo el precio de mercado de la mercancía, haciendo subir la ganancia hacia su tasa media.

    El subjetivismo marginal niega que sea la concurrencia entre capitalistas en el mercado la que
    establece los precios de las mercancías, y que esta concurrencia tiende a igualar la tasa de ganancia capitalista, establece que es la percepción subjetiva de los consumidores sobre la utilidad marginal de las mercancías, y por lo tanto, del precio que están dispuestos a pagar, la que tiende a igualar la tasa de ganancia del capital. El precio de mercado lo establece la voluntad subjetiva del demandante, salvo en los mercados reales donde los oferentes de mercancías desconocen las categorías del utilitarismo marginal, o las ignoran para desventura de los demandantes. El aumento en la oferta de mercancías es función de la tasa de ganancia y el aumento en la demanda de valores de uso está en función del poder adquisitivo de la demanda.

    Saludos.
    Carlx
    Carlx
    Novato/a rojo/a
    Novato/a rojo/a

    Cantidad de envíos : 9
    Reputación : 13
    Fecha de inscripción : 25/02/2013

    Falacias del neoliberalismo y anarco-capitalismo sobre el marxismo - Página 24 Empty Re: Falacias del neoliberalismo y anarco-capitalismo sobre el marxismo

    Mensaje por Carlx Miér Nov 13, 2013 11:13 am

    Muchas gracias Jordi, llevo tiempo leyendo sobre las dos teorías del valor y esta información me viene bien.

    Lo leeré con paciencia y te consulto las dudas que tenga después.

    Un saludo
    Carlx
    Carlx
    Novato/a rojo/a
    Novato/a rojo/a

    Cantidad de envíos : 9
    Reputación : 13
    Fecha de inscripción : 25/02/2013

    Falacias del neoliberalismo y anarco-capitalismo sobre el marxismo - Página 24 Empty Re: Falacias del neoliberalismo y anarco-capitalismo sobre el marxismo

    Mensaje por Carlx Sáb Nov 16, 2013 3:02 am

    - No tengo tiempo estos días para responder a todas las preguntas y críticas que hacen en: [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]

    Lo haré con calma la semana que viene que parece que tengo menos trabajo.


    - También hay un chico argentino que cree que tiene la refutación definitiva o algo así de Marx, bueno, tengo que leerme bien sus críticas, de lo poco que leí la verdad que tiene errores de bulto, pero tengo también que leérmelo todo con calma.

    Os paso aquí el artículo que el tiene tantas ganas de publicitar, vamos a hacerlo gratis, jeje.



    Spoiler:


    [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]
    Razion
    Razion
    Moderador/a
    Moderador/a

    Cantidad de envíos : 7201
    Reputación : 7651
    Fecha de inscripción : 29/09/2011

    Falacias del neoliberalismo y anarco-capitalismo sobre el marxismo - Página 24 Empty Re: Falacias del neoliberalismo y anarco-capitalismo sobre el marxismo

    Mensaje por Razion Dom Ene 12, 2014 5:54 pm

    Fusiono.
    castro
    castro
    Camarada
    Camarada

    Cantidad de envíos : 126
    Reputación : 129
    Fecha de inscripción : 04/04/2011

    Falacias del neoliberalismo y anarco-capitalismo sobre el marxismo - Página 24 Empty Re: Falacias del neoliberalismo y anarco-capitalismo sobre el marxismo

    Mensaje por castro Jue Ene 16, 2014 10:46 pm

    Jordi de Terrassa escribió:
    cpablo escribió:
    surfas escribió:Por supuesto, todo el proletariado está conformado por dictadores en potencia y futuros
    ¡Larga vida a la dictadura proletaria!
    Toda forma de estado implica la existencia de clases y la dictadura de una clase o alianza de clases sobre las demás. El estado es un instrumento de dominación y, dependiendo de a las clases que sirve, de explotación.

    En la sociedad comunista, por la que abogamos, no existen clases sociales, ni tan siquiera la proletaria, y por tanto la necesidad del estado, es decir, los comunistas estamos en contra de toda forma de dictadura.

    Estando de acuerdo con el sentimiento expresado por surfas y cpablo, en una sociedad de clases, el problema no es si se es dictador o no, sino la dictadura que se defiende a que clase social sirve. No puedo desear a la dictadura del proletariado más vida que la estrictamente necesaria, como un período de transición necesario entre la sociedad de clases y la sociedad sin clases sociales.

    Saludos.

    Con o sin estado, siempre habrá distintas clases, ser todos iguales económicamente es inviable para el intercambio económico. El intercambio implica desigualdad y mútua satisfacción de deseos/necesidades.
    cpablo
    cpablo
    Colaborador estrella
    Colaborador estrella

    Cantidad de envíos : 4465
    Reputación : 4962
    Fecha de inscripción : 13/12/2011
    Edad : 33

    Falacias del neoliberalismo y anarco-capitalismo sobre el marxismo - Página 24 Empty Re: Falacias del neoliberalismo y anarco-capitalismo sobre el marxismo

    Mensaje por cpablo Jue Ene 16, 2014 10:48 pm

    -Si no hay propietarios, no hay clase propietaria
    -Baneadlo por troll. Que los argumentos de una sola linea estan prohibidos
    Jordi de Terrassa
    Jordi de Terrassa
    Camarada Comisario
    Camarada Comisario

    Cantidad de envíos : 4577
    Reputación : 4662
    Fecha de inscripción : 21/03/2011
    Edad : 66
    Localización : Terrassa

    Falacias del neoliberalismo y anarco-capitalismo sobre el marxismo - Página 24 Empty Re: Falacias del neoliberalismo y anarco-capitalismo sobre el marxismo

    Mensaje por Jordi de Terrassa Jue Ene 16, 2014 11:31 pm

    castro escribió:Con o sin estado, siempre habrá distintas clases, ser todos iguales económicamente es inviable para el intercambio económico.
    La primera parte de la frase, antes de la coma, es falsa, y al final de la frase le falta añadir capitalista. Como, usted muy bien reconoce, el intercambio de mercancías bajo el régimen de producción capitalista está basado en la desigualdad económica, necesita para justificar dicho tipo de intercambio hacer la afirmación de la primera parte de la oración, que es a la conclusión que quiere llegar. Forma de argumentación falaz donde las haya, note la argumentación circular que realiza.

    No solo existe el intercambio capitalista. Compartir es la forma ancestral y la más universal de comportamiento económico. El compartir se encuentra en todas las sociedades y en todos los tiempos, consiste en la provisión de bienes y servicios al grupo social sin calcular ganancia o reconocimiento. Es la forma de distribución de bienes de consumo en las formaciones sociales humanas que mantienen relaciones de supervivencia, en las sociedades de cazadores recolectores, en las fonaciones sociales basadas en la agricultura y ganadería de subsistencia y, en general, en todas las sociedades que mantienen relaciones de producción basadas en lazos familiares. Estas formaciones sociales desconocen el estado y las clases sociales. Es probable que sea la forma de intercambio que utilizaran sus padres con usted, incluso es muy probable que usted realice este tipo de intercambio con sus seres queridos.

    Para Karl Polanyi, existen tres formas de intercambio de valores de uso, la reciprocidad, le redistribución y el mercado;
    Elman R. Service en Los orígenes del estado y de la civilización: el proceso de la evolución cultural escribió:Dentro de los procesos de reciprocidad se distinguen tres tipos: reciprocidad generalizada, que sería el extremo de solidaridad de las relaciones recíprocas, el puro regalo del que hablaba Malinowsky. Un segundo tipo es lo que podríamos llamar reciprocidad equivalente que sería un intercambio directo de bienes entre los que se da una equivalencia e incluso un límite de tiempo para devolverlos. El tercer tipo sería la reciprocidad negativa que consistiría en el intento de conseguir algo por nada con impunidad. Este tipo de reciprocidad se muestra en fenómenos tan variopintos como el trueque, el regateo o, en el otro extremo, el robo. Para Sahiins la reciprocidad generalizada tiene lugar especialmente a nivel del grupo doméstico, la equivalente a nivel del linaje y de la tribu y la negativa a nivel inter tribal.

    La redistribución no es nunca un proceso o una forma de integración que puede ser reducida a la reciprocidad como diría Sahiins, sino más bien todo lo contrario. El paso de reciprocidad a redistribución implica la concentración de excedentes en pocas manos y también en pocos lugares; en este sentido se puede afirmar que este paso es fundamental para la aparición del urbanismo. Pero a nosotros nos interesa sobre todo este proceso de la concentración en pocos lugares o manos, que en última instancia es la acumulación primitiva de Marx o lo que los arqueólogos y geógrafos actuales llaman la centralidad.

    Tomando la centralidad como criterio, o la existencia de un lugar central en donde los bienes se recogen y redistribuyen, podemos decir con C. Renfrew que «el intercambio de mercado puede ser considerado como un fenómeno de redistribución con disociación de la autoridad central de la transacción material», en cuanto que «el intercambio de mercado, visto en términos espaciales no se diferencia de la redistribución». La razón para esta afirmación está en que las dos formas de integración tienden a la centralidad o a lo que podíamos llamar lugar o lugares centrales. El fenómeno de la centralidad espacial, como veremos, no es algo irrelevante desde el punto de vista político y económico en cuanto que, como más adelante veremos, la desigualdad y estratificación tienen mucho que ver con este fenómeno.
    [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]
    De todas formas la desigualdad no es sinónimo de la existencia de clases sociales. Lo que divide a los seres humanos en clases sociales es la propiedad sobre los recursos naturales, sobre los medios de producción y sobre la fuerza de trabajo.

    Saludos.
    castro
    castro
    Camarada
    Camarada

    Cantidad de envíos : 126
    Reputación : 129
    Fecha de inscripción : 04/04/2011

    Falacias del neoliberalismo y anarco-capitalismo sobre el marxismo - Página 24 Empty Re: Falacias del neoliberalismo y anarco-capitalismo sobre el marxismo

    Mensaje por castro Jue Ene 16, 2014 11:37 pm

    cpablo escribió:-Si no hay propietarios, no hay clase propietaria
    -Baneadlo por troll. Que los argumentos de una sola linea estan prohibidos

    ¿Hablas de mi?

    Eso que dices me recuerda a la frase de Stalin: "donde hay un hombre hay un problema, elimina al hombre y habrás eliminado el problema".
    Entonces la solución comunista se basará en masacrar a todos los hombres.
    castro
    castro
    Camarada
    Camarada

    Cantidad de envíos : 126
    Reputación : 129
    Fecha de inscripción : 04/04/2011

    Falacias del neoliberalismo y anarco-capitalismo sobre el marxismo - Página 24 Empty Re: Falacias del neoliberalismo y anarco-capitalismo sobre el marxismo

    Mensaje por castro Jue Ene 16, 2014 11:50 pm

    Jordi de Terrassa escribió:
    castro escribió:Con o sin estado, siempre habrá distintas clases, ser todos iguales económicamente es inviable para el intercambio económico.
    La primera parte de la frase, antes de la coma, es falsa, y al final de la frase le falta añadir capitalista. Como, usted muy bien reconoce, el intercambio de mercancías bajo el régimen de producción capitalista está basado en la desigualdad económica, necesita para justificar dicho tipo de intercambio hacer la afirmación de la primera parte de la oración, que es a la conclusión que quiere llegar. Forma de argumentación falaz donde las haya, note la argumentación circular que realiza.

    No solo existe el intercambio capitalista. Compartir es la forma ancestral y la más universal de comportamiento económico. El compartir se encuentra en todas las sociedades y en todos los tiempos, consiste en la provisión de bienes y servicios al grupo social sin calcular ganancia o reconocimiento. Es la forma de distribución de bienes de consumo en las formaciones sociales humanas que mantienen relaciones de supervivencia, en las sociedades de cazadores recolectores, en las fonaciones sociales basadas en la agricultura y ganadería de subsistencia y, en general, en todas las sociedades que mantienen relaciones de producción basadas en lazos familiares. Estas formaciones sociales desconocen el estado y las clases sociales. Es probable que sea la forma de intercambio que utilizaran sus padres con usted, incluso es muy probable que usted realice este tipo de intercambio con sus seres queridos.

    Para Karl Polanyi, existen tres formas de intercambio de valores de uso, la reciprocidad, le redistribución y el mercado;
    Elman R. Service en Los orígenes del estado y de la civilización: el proceso de la evolución cultural escribió:Dentro de los procesos de reciprocidad se distinguen tres tipos: reciprocidad generalizada, que sería el extremo de solidaridad de las relaciones recíprocas, el puro regalo del que hablaba Malinowsky. Un segundo tipo es lo que podríamos llamar reciprocidad equivalente que sería un intercambio directo de bienes entre los que se da una equivalencia e incluso un límite de tiempo para devolverlos. El tercer tipo sería la reciprocidad negativa que consistiría en el intento de conseguir algo por nada con impunidad. Este tipo de reciprocidad se muestra en fenómenos tan variopintos como el trueque, el regateo o, en el otro extremo, el robo. Para Sahiins la reciprocidad generalizada tiene lugar especialmente a nivel del grupo doméstico, la equivalente a nivel del linaje y de la tribu y la negativa a nivel inter tribal.

    La redistribución no es nunca un proceso o una forma de integración que puede ser reducida a la reciprocidad como diría Sahiins, sino más bien todo lo contrario. El paso de reciprocidad a redistribución implica la concentración de excedentes en pocas manos y también en pocos lugares; en este sentido se puede afirmar que este paso es fundamental para la aparición del urbanismo. Pero a nosotros nos interesa sobre todo este proceso de la concentración en pocos lugares o manos, que en última instancia es la acumulación primitiva de Marx o lo que los arqueólogos y geógrafos actuales llaman la centralidad.

    Tomando la centralidad como criterio, o la existencia de un lugar central en donde los bienes se recogen y redistribuyen, podemos decir con C. Renfrew que «el intercambio de mercado puede ser considerado como un fenómeno de redistribución con disociación de la autoridad central de la transacción material», en cuanto que «el intercambio de mercado, visto en términos espaciales no se diferencia de la redistribución». La razón para esta afirmación está en que las dos formas de integración tienden a la centralidad o a lo que podíamos llamar lugar o lugares centrales. El fenómeno de la centralidad espacial, como veremos, no es algo irrelevante desde el punto de vista político y económico en cuanto que, como más adelante veremos, la desigualdad y estratificación tienen mucho que ver con este fenómeno.
    [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]
    De todas formas la desigualdad no es sinónimo de la existencia de clases sociales. Lo que divide a los seres humanos en clases sociales es la propiedad sobre los recursos naturales, sobre los medios de producción y sobre la fuerza de trabajo.

    Saludos.

    Gracias por la respuesta, pero no me refería a desigualdad económica, sino desigualdad entre necesidades y propiedades. Tu tienes carne y yo huevos, tu necesitas huevos y yo carne, intercambiamos (hay desigualdad en nuestras necesidades) pero ganamos los 2 con el intercambio.

    El "compartir" es una forma de intercambio capitalista también, porque tus padres comparten el pan contigo, pero no lo hacen a cambio de nada. Lo hacen a cambio de una necesidad subjetiva (própia) de ver que tienes algo que comer. Porque ellos desean que estés bien, al igual que pueden desear ir de vacaciones, comprarse un helado, etc. Otra forma de ver esto es: el fin de tus padres: que tú vivas bien, valor: mucho, poco, muchísimo, bastante, darían la vida por ti, etc., medios: compartir el pan contigo.

    El tercer tipo sería la reciprocidad negativa que consistiría en el intento de conseguir algo por nada con impunidad. Este tipo de reciprocidad se muestra en fenómenos tan variopintos como el trueque, el regateo o, en el otro extremo, el robo.

    Disculpa mi ignorancia, pero si el trueque y el regateo son intercambiar una cosa por otra, jamás serán conseguir algo por nada.

    Jordi de Terrassa
    Jordi de Terrassa
    Camarada Comisario
    Camarada Comisario

    Cantidad de envíos : 4577
    Reputación : 4662
    Fecha de inscripción : 21/03/2011
    Edad : 66
    Localización : Terrassa

    Falacias del neoliberalismo y anarco-capitalismo sobre el marxismo - Página 24 Empty Re: Falacias del neoliberalismo y anarco-capitalismo sobre el marxismo

    Mensaje por Jordi de Terrassa Vie Ene 17, 2014 12:11 am

    castro escribió:El "compartir" es una forma de intercambio capitalista también
    Los capitalistas ¿comparten los recursos naturales, los medios de producción y el producto del trabajo con los asalariados? o por el contrario buscan el máximo beneficio personal. El grado de falsedad intelectual que alcanza es prometedor.

    Como todos los subjetivistas marginales confunde, o tergiversa, la utilidad, el valor de uso y el valor de cambio. Lo que compartía con usted su madre no era una mercancía, salvo que lo anotara en un libro de cuentas y se lo hiciera pagar de mayor, en este caso no compartía y si le ha cobrado un interés, por la preferencia por el consumo presente, hacía una inversión. La definición clásica de utilidad, valor de uso y mercancía, o valor de cambio es de Marx;
    Karl Marx en El Capital, tomo I, capítulo I escribió:La mercancía es, en primer lugar, un objeto exterior, una cosa que merced a sus propiedades satisface necesidades humanas del tipo que fueran. La naturaleza de esas necesidades, el que se originen, por ejemplo, en el estómago o en la fantasía, en nada modifica el problema. Tampoco se trata aquí de cómo esa cosa satisface la necesidad humana: de si lo hace directamente, como medio de subsistencia, es decir, como objeto de disfrute, o a través de un rodeo, como medio de producción. […]

    La utilidad de una cosa hace de ella un valor de uso. Pero esa utilidad no flota por los aires. Está condicionada por las propiedades del cuerpo de la mercancía, y no existe al margen de ellas. El cuerpo mismo de la mercancía, tal como el hierro, trigo, diamante, etc., es pues un valor de uso o un bien. Este carácter suyo no depende de que la apropiación de sus propiedades útiles cueste al hombre mucho o poco trabajo. Al considerar los valores de uso se presupone siempre su carácter determinado cuantitativo, tal como docena de relojes, vara de lienzo, tonelada de hierro, etc. Los valores de uso de las mercancías proporcionan la materia para una disciplina especial, la merceología. El valor de uso se efectiviza únicamente en el uso o en el consumo. Los valores de uso constituyen el contenido material de la riqueza, sea cual fuere la forma social de ésta. En la forma de sociedad que hemos de examinar, son a la vez los portadores materiales del valor de cambio.

    En primer lugar, el valor de cambio se presenta como relación cuantitativa, proporción en que se intercambian valores de uso de una clase por valores de uso de otra clase, una relación que se modifica constantemente según el tiempo y el lugar. El valor de cambio, pues, parece ser algo contingente y puramente relativo, y un valor de cambio inmanente, intrínseco a la mercancía (valeur intrinsèque) es exactamente tanto como lo que habrá de rendir, pues, sería una contradictio in adiecto [contradicción entre un término y su atributo].

    Una mercancía individual, por ejemplo un quarter de trigo, se intercambia por otros artículos en las proporciones más diversas. No obstante su valor de cambio se mantiene inalterado, ya sea que se exprese en x betún, y seda, z oro, etc. Debe, por tanto, poseer un contenido diferenciable de estos diversos modos de expresión

    Saludos.

    PD Por cierto, ¿Dónde dijo Stalin lo que usted afirma?
    castro
    castro
    Camarada
    Camarada

    Cantidad de envíos : 126
    Reputación : 129
    Fecha de inscripción : 04/04/2011

    Falacias del neoliberalismo y anarco-capitalismo sobre el marxismo - Página 24 Empty Re: Falacias del neoliberalismo y anarco-capitalismo sobre el marxismo

    Mensaje por castro Vie Ene 17, 2014 1:01 am

    Jordi de Terrassa escribió:
    castro escribió:El "compartir" es una forma de intercambio capitalista también
    Los capitalistas ¿comparten los recursos naturales, los medios de producción y el producto del trabajo con los asalariados? o por el contrario buscan el máximo beneficio personal. El grado de falsedad intelectual que alcanza es prometedor.

    Como todos los subjetivistas marginales confunde, o tergiversa, la utilidad, el valor de uso y el valor de cambio. Lo que compartía con usted su madre no era una mercancía, salvo que lo anotara en un libro de cuentas y selo hiciera pagar de mayor. La definición clásica de utilidad, valor de uso y mercancía, o valor de cambio es de Marx;
    Karl Marx en El Capital, tomo I, capítulo I escribió:La mercancía es, en primer lugar, un objeto exterior, una cosa que merced a sus propiedades satisface necesidades humanas del tipo que fueran. La naturaleza de esas necesidades, el que se originen, por ejemplo, en el estómago o en la fantasía, en nada modifica el problema. Tampoco se trata aquí de cómo esa cosa satisface la necesidad humana: de si lo hace directamente, como medio de subsistencia, es decir, como objeto de disfrute, o a través de un rodeo, como medio de producción. […]

    La utilidad de una cosa hace de ella un valor de uso. Pero esa utilidad no flota por los aires. Está condicionada por las propiedades del cuerpo de la mercancía, y no existe al margen de ellas. El cuerpo mismo de la mercancía, tal como el hierro, trigo, diamante, etc., es pues un valor de uso o un bien. Este carácter suyo no depende de que la apropiación de sus propiedades útiles cueste al hombre mucho o poco trabajo. Al considerar los valores de uso se presupone siempre su carácter determinado cuantitativo, tal como docena de relojes, vara de lienzo, tonelada de hierro, etc. Los valores de uso de las mercancías proporcionan la materia para una disciplina especial, la merceología. El valor de uso se efectiviza únicamente en el uso o en el consumo. Los valores de uso constituyen el contenido material de la riqueza, sea cual fuere la forma social de ésta. En la forma de sociedad que hemos de examinar, son a la vez los portadores materiales del valor de cambio.

    En primer lugar, el valor de cambio se presenta como relación cuantitativa, proporción en que se intercambian valores de uso de una clase por valores de uso de otra clase, una relación que se modifica constantemente según el tiempo y el lugar. El valor de cambio, pues, parece ser algo contingente y puramente relativo, y un valor de cambio inmanente, intrínseco a la mercancía (valeur intrinsèque) es exactamente tanto como lo que habrá de rendir, pues, sería una contradictio in adiecto [contradicción entre un término y su atributo].

    Una mercancía individual, por ejemplo un quarter de trigo, se intercambia por otros artículos en las proporciones más diversas. No obstante su valor de cambio se mantiene inalterado, ya sea que se exprese en x betún, y seda, z oro, etc. Debe, por tanto, poseer un contenido diferenciable de estos diversos modos de expresión

    Saludos.

    PD Por cierto, ¿Dónde dijo Stalin lo que usted afirma?

    Yo solamente he dicho que compartir es una forma de intercambio no monetario. No confunamos eso.
    ¿Qué es compartir los recursos naturales? Cualquier persona comparte sus recursos naturales si obtiene algo a cambio, aunque fuera una mera satisfacción personal, goce, etc.
    Si los medios de producción son bienes de capital que pertenecen a su propietario (si es que te refieres a eso) y el capitalista no comparte, sino remunera a los asalariados según el valor que generen según su criterio, siempre y cuando haya un vínculo contractual. Todo esto, no quita que busquen el máximo beneficio personal. Lo mismo hacen los trabajadores.

    confunde, o tergiversa, la utilidad, el valor de uso y el valor de cambio.
    No las confundo, las entiendo bien. La utilidad es puramente subjetiva. Tu no le darás la misma utilidad a una cuchara que Tarzan, porque tú comerás con ella y Tarzán se pondrá a tocar el tambor o lo que fuera.
    El valor de uso dice marx que es el cuerpo del bien, pero, eso significará que si yo hago una casa que si tu la pisas se derrumba, esa casa tendrá valor de uso (la casa, no los materiales con los que está construida). Me gustaría saber qué opina del valor de uso de los servicios marx, porque dice el texto que citaste que el valor de uso no depende del trabajo que le cuesta al hombre producir la cosa.
    El valor de cambio, se trata del intercambio(fijo) entre dos bienes . Me gustaría saber quién dice en qué proporción se ha de intercambiar el oro y el trigo... La verdad que lo del valor de cambio es un tanto escalofriante...

    Por tanto, como el valor de uso se debe a la utilidad y ésta es subjetiva, el valor de uso es subjetivo también. El valor de cambio es relativo, es decir, depende de la utilidad que le de cada ser en el intercambio.


    La frase la se por mi padre que vivió en dos países comunistas donde estudiaban en las carreras universitarias las teorías comunistas. De todas maneras buscando x internet la encontré aquí, para verificar a mi padre claro.
    [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]
    cpablo
    cpablo
    Colaborador estrella
    Colaborador estrella

    Cantidad de envíos : 4465
    Reputación : 4962
    Fecha de inscripción : 13/12/2011
    Edad : 33

    Falacias del neoliberalismo y anarco-capitalismo sobre el marxismo - Página 24 Empty Re: Falacias del neoliberalismo y anarco-capitalismo sobre el marxismo

    Mensaje por cpablo Vie Ene 17, 2014 1:22 am

    Yo solamente he dicho que compartir es una forma de intercambio no monetario. No confunamos eso.

    [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
    Incluso nos llegas a la graciosa conclusion de que el capitalismo existia en momentos historicos donde que era otro sistema dominante, desde el feudalismo o incluso en una sociedad socialista. Vamos, que si un hermano le regala su oso de peluche viejo a su hermano menor esta siendo capitalista

    Contenido patrocinado

    Falacias del neoliberalismo y anarco-capitalismo sobre el marxismo - Página 24 Empty Re: Falacias del neoliberalismo y anarco-capitalismo sobre el marxismo

    Mensaje por Contenido patrocinado


      Fecha y hora actual: Lun Nov 18, 2024 1:46 am