eflexiones finales (de James Petras) a modo de conclusión
La evolución del golpe de Estado de la policía se convirtió en una farsa: los golpistas calcularon mal los apoyos con los que contaban en el ejército así como entre los sindicatos y organizaciones indígenas descontentos. Estuvieron solos sin pena ni gloria. Al carecer de líderes nacionales y no tener siquiera una estrategia coherente, la intentona se sofocó en cuestión de horas. Calcularon mal la disposición de EEUU a comprometerse, una vez que quedó claro que los golpistas carecían de apoyos entre las elites militares y eran totalmente ineptos. Lo que podía haber comenzado como golpe terminó como una opera bufa con una breve balacera con el ejército en un hospital de la policía.
Por otra parte, el hecho de que al final Correa sólo pudiera contar con sus fuerzas especiales de elite para liberarle de la policía revela la tragedia de un líder popular. Un líder que empezó con inmenso apoyo popular, prometiendo cumplir finalmente la reivindicación de los campesinos de reforma agraria, la reivindicación de los indios de soberanía para negociar sobre las riquezas mineras y las reivindicaciones de las clases obreras urbanas de justas remuneraciones, y acabó volviendo al Palacio Presidencial protegido por los vehículos blindados del ejército.
El fallido golpe de Estado en Ecuador plantea un interrogante político más amplio: La casi desaparición de Correa, ¿significa el final del experimento de los “nuevos regímenes de centro-izquierda” que trataban de “equilibrar” un vigoroso crecimiento basado en la exportación con moderadas rentabilidades sociales? Todo el éxito de los regímenes de centro-izquierda se ha basado en su capacidad para subsidiar y promover el capital interior y exterior agro-minero mientras aumentaba el empleo, los salarios y los pagos de subsistencia (programas contra la pobreza). Esta “fórmula política” se subscribió por el boom de la demanda de Asia y otros mercados mundiales, y por los precios, históricamente altos, de las materias primas. Cuando estalló la crisis de 2008, Ecuador era el vínculo más débil en Latinoamérica al estar atado al dólar y ser incapaz de “estimular” el crecimiento o proteger la economía. En condiciones de crisis, Correa decidió reprimir los movimientos sociales y los sindicatos e hizo grandes esfuerzos para asegurarse los apoyos de las multinacionales del sector minero y del petróleo. Además, la policía y el ejército ecuatorianos eran mucho más vulnerables a las infiltraciones de las agencias estadounidenses debido a los programas de formación y financiación a gran escala, a diferencia de Bolivia y Venezuela, que habían expulsado a esas agencias por actividades subversivas. Al contrario de Argentina y Brasil, Correa carecía de capacidad para “conciliar” a los diversos sectores de los movimientos sociales a través de negociaciones y concesiones. Desde luego, la penetración de las ONG financiadas por el imperio en las comunidades indias fomentando el “separatismo” y las políticas de identidad no le facilitaban precisamente tal conciliación.
Sin embargo, a pesar de las particularidades de Ecuador, el fallido golpe de Estado pone de relieve la importancia relativa de resolver las reivindicaciones básicas socio-económicas si se quiere que los proyectos macroeconómicos de centroizquierda tengan éxito. Aparte de Venezuela, ninguno de los regímenes de centro-izquierda están desarrollando reformas estructurales (reforma agraria), nacionalización de sectores estratégicos, redistribución de los ingresos. Incluso el régimen de Chavez en Venezuela ha perdido una gran parte del apoyo popular debido a la negligencia respecto a servicios esenciales (seguridad pública, recogida de basuras, suministro de agua y energía eléctrica, entrega de alimentos) debido a la corrupción e incompetencia. Con el paso del tiempo, el centro-izquierda no va a poder depender ya de los dirigentes “carismáticos” para compensar la ausencia de cambios estructurales. Los regímenes deben sostener la mejora de salarios y la prestación de servicios públicos en un ambiente de “diálogo social”. La ausencia de reformas sociales continuas, mientras las elites agro-mineras prosperan, abre las puertas al regreso de la derecha y provoca divisiones en las coaliciones sociales en que se apoyan los regímenes de centro-izquierda. Y lo más importante, que la implosión del centro-derecha proporciona una oportunidad para que Washington subvierta y derroque a los regímenes, revirtiendo su relativamente independiente política exterior y reafirmando su hegemonía.
Los cimientos institucionales del centro-izquierda son frágiles en todas partes, especialmente entre la policía y el ejército, debido a que la oficialía sigue aún participando en programas gubernamentales con las agencias militares, narco-policiales y de inteligencia estadounidenses. Los regímenes de centro-izquierda –excepto Venezuela- han continuado participando en todo tipo de programas conjuntos militares. El centro-izquierda no ha transformado el Estado. Igualmente importante es el hecho de que ha promovido las bases económicas de la derecha pro-estadounidense a través de su estrategia de exportación de minerales y productos agrícolas. Ha ignorado el hecho de que la estabilidad política es temporal y se basaba en un equilibrio del poder social resultante de las rebeliones populares del período entre los años 2000 y 2005. El centro-izquierda ignora la realidad de que a medida que la clase capitalista prospera, como consecuencia de las estrategias de exportación minero-agrícolas, lo mismo ocurre con la derecha política. Y como la riqueza y el poder político de las elites exportadoras aumentan y como el centro-izquierda se vuelve hacia la Derecha, como ha ocurrido con Correa, habrá mayor conflicto social y un nuevo ciclo de agitación política; si no es mediante las urnas será mediante las balas, a través de golpes de Estado o levantamientos populares.
El exitoso golpe de Estado en Honduras (2009) y el reciente y fallido golpe de Estado en Ecuador son sintomáticos de la profundización de la crisis de la política “post neoliberal”. La ausencia de una alternativa socialista, la fragmentación de los movimientos sociales, la adopción de “políticas de identidad” han debilitado gravemente una alternativa organizada eficaz cuando los regímenes de centro-izquierda entran en crisis. Por el momento, la mayoría de los “intelectuales críticos” se agarran al centro-izquierda confiando en una “vuelta a la izquierda”, en una rectificación política, en lugar de tomar el difícil pero necesario camino de la reconstrucción de una clase independiente basada en el movimiento socialista.
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=114748
Para mi gusto el articulo comnpleto esta sembrado de las contradicciones propias de un suceso obscuro del que todos pretenden tener sardina para su ascua.
Supongo que la primera parte del artículo le gustara publicarla a sorge por ir mas en linea con su posiccion, defendida en este hilo, así que "división del trabajo"
PD El parrafo en azul se lo dedico a los foreros que se escandalizaban de que unos hechos realizados por policias no tuvieran la consideración inmediata de acciones fascistas
PD2 lo que no deja claro Petras es que parte de la policia esta "tocada" por los USA, si los oficiales,que no tuvieron parte activa que se sepa y que como el dice facilitaron que el golpe no triumfara o los 900000 agentes ...
PD3 Chapaev ni trolea ni publica fotos "definitivas" Lo unico que le ocurre a Chapaev es que es capaz de opinar de lo que vió sin tener en cuenta ningun discursito preestablecido y que creo que se va cayendo a trozos. Y uno de ellos se lo ha escrito el propio Petras, que el propio sorge citaba en su apoyo el otro dia.
Última edición por Chapaev el Miér Oct 13, 2010 1:28 pm, editado 1 vez (Razón : Quotear texto de petras y eliminar alusion ad-hominem al compañero Sorge, que supongo escribirá lo que piensa realmente y no lo que "debería" de pensar.)