Respondiendo a Blood:
Bueno para mi no es mistificación, por lo menos demuéstreme dónde está la mistificación.
¿Que he legitimado?, ¿que masacres he justificado?, ¿apología a qué estoy haciendo?, ¿conservadora-quietista? Por favor, qué dice ¿que cosa estoy festejando?. Cortez conquistó México. Pero a Francisco Pizarro no lo condeno ni lo defiendo pero si lo entiendo. Pizarro no sólo fundó Lima, Pizarro, en mi opinión, fundó el Perú.
Basándome en Kapsoli y Pierre Vilar, expondré sobre la minería colonial:
Los conquistadores primero saquearon, por el hurto y el “rescate”, los diversos objetos en oro y plata principalmente, acumulados en el transcurso de años por las élites gobernantes incaicas y que sólo tenían utilidad decorativa para los palacios de las élites privilegiadas cusqueñas, no cumplían ninguna función económica. Una vez terminado el saqueo fácil, se pasó a la explotación sistemática y compulsiva de los centros mineros.
Pero la extracción de oro no era nada fácil ni rápida su obtención , buscan yacimientos mineros y lo encuentran en México como en Perú, casi simultáneamente, enormes yacimientos de plata:
Los españoles para la extracción de minerales utilizan un sistema conocido por los incas: la “guaira” (palabra quechua que significa aire). Kapsoli lo explica así:
Sobre las condiciones tecnológicas:
“Con este sistema, los minerales se trataban al horno atizados por el viento y, posteriormente, por fuelles. Tal era la cantidad de guairas que, según la versión de los cronistas, “las noches parecían iluminadas por estrellas”. Sin embargo el sistema rendía poco. No satisfacía la apetencia de los mineros ni de la corona española”. (Kapsoli, Wilfredo. Ensayo de Nueva Historia. Francisco Gonzales editores: Lima, 1983. Página 19)
El cronista al que se refiere Kapsoli es el cronista español Luis Capoche que escribe en 1585 “Relación General de la Villa Imperial de Potosí”. Entonces las guairas incaicas no eran suficiente para producir lo que Europa demandaba. Pierre Vilar, que también toma como fuente al cronista Capoche, nos dice lo siguiente sobre el momento o la fase cuando empieza la explotación minera:
“La primera fase de explotación se sitúa entre 1545 y 1564. se utilizan las “vetas” más ricas siguiendo el antiguo sistema, el de los indios; los minerales son tratados al horno (la guaira) atizados por fuelles de boca. Aquí ya se registra un progreso técnico: durante los años 50, un sevillano mejora el sistema del horno incluyendo una especie de chimenea agujereada en su base, ganando con ella una fortuna y un título nobiliario; en sus armas pone una “guiara”, que en Sevilla se encuentra encima de la puerta de su palacio”. (Vilar, Pierre. Oro y Moneda en la Historia: 1540-1920. Ariel: Barcelona, 1972)
A eso me refiero cuando digo que la explotación no sólo continuó sino que mejoró, en lo tecnológico, elevando así la producción. Pero con el virrey Toledo mejorará aún más.
Pero también transformaron la vida de los indígenas en el continente, como dice Pierre Vilar en su mismo libro:
“Esta búsqueda de pepitas, cuyo trabajo consiste sobre todo en sacudir una especie de tamiz (“batea”), es más fastidiosa que agotadora, pero las poblaciones son desplazadas a medida que los sucesivos “placeres” se agotan: esto arranca la mano de obra de sus ocupaciones agrícolas y de sus tradiciones; los cultivos de que dependía su subsistencia desaparecen; acostumbrados a trabajos lentos y discontinuos, los organismos de los indios no resisten; sobre todo la mano de obra femenina es movilizada y rota así las costumbres de maternidad y de lactancia; todo predispone a la epidemias. Entonces la población se hunde a casi cero en las Islas, algo menos brutalmente en las mesetas y en los valles del continente, donde sin embargo, también se registran caídas locales de 80 a 90% ((Vilar, Pierre. Oro y Moneda en la Historia: 1540-1920. Ariel: Barcelona, 1972).
Era una población no acostumbrada a trabajos mineros donde la explotación fue más intensa que la explotación en la agricultura. Mariátegui dirá que el error de los colonialistas fue que sólo entendió la colonización como fuente de extracción de minerales:
“El colonizador, que en vez de establecerse en los campos se estableció en las minas, tenía la psicología del buscador de oro. No era, por consiguiente, un creador de riqueza. Una economía, una sociedad, son la obra de los que colonizan y vivifican la tierra; no de los que precariamente extraen los tesoros de su subsuelo.” (7 Ensayos de Interpretación de la Realidad Peruana)
“El oro, frente a la abundancia de plata, se revaloriza en relación a ésta y vuelve a ser buscado; en Europa algunos pagos son exigidos en oro”; “la plata se convierte a ojos del mundo, en símbolo de rápido enriquecimiento”; “se abrió lo que P. Chaunu ha llamado el “ciclo real de la plata”” ((Vilar, Pierre. Oro y Moneda en la Historia: 1540-1920. Ariel: Barcelona, 1972).
La primera fase de explotación en las minas fue de un carácter destructivo sobre la población aborigen, sigamos viendo la situación y las condiciones técnicas según Vilar:
“El Potosí está situado a 4.000 metros de altitud aproximadamente, sobre una meseta desolada, fría, ventosa, polvorienta y totalmente desprovista de recursos agrícolas, salvo algunos campos de patata (“papas”). Hay que hacer llegar de todo ¬y de todo el mundo¬ a esta ciudad que reúne, en algunos años, hasta 160.000 habitantes. También hay que hacer llegar mercurio y exportar plata. Se está a dos meses y medio de camino a Lima, capital del Perú; a dos meses de Huancavelica, mina de mercurio; a 500 kilómetros, por lo menos, del mar (Arica, puerto aislado y desprovisto de medios); a 2.400 kilómetros de Buenos Aires, en el Atlántico, a donde ya se piensa en ir (en el sigloXVIII será la vía principal), pero donde todavía no ha llega ningún navío. El intercambio con Huancavelica fija el trayecto habitual, por las mesetas, hacia Lima.
La propia montaña de plata ¬el “cerro”¬ está aislada; tiene dos leguas de contorno y un “cero” anexo, mucho más pequeño. Las pendientes son abruptas, pero accesibles a los animales de tiro.
Hay filones ricos, pero también los hay mediocres. Y los deshechos a extraer son enormes; habrá que depositarlos en pozos sucesivamente abandonados. Estas “vetas” tiene entre 2 y 6 pies de espesor. Pero algunas se reducen, en su extremo, a dos palmos solamente. Las condiciones están lejos de ser ideales.” ( Vilar, Pierre. Oro y Moneda en la Historia: 1540-1920. Ariel: Barcelona, 1972. Páginas 164-165)
Sobre el sistema de propiedad para su explotación:
“En principio, el subsuelo pertenece al rey. Por tanto, no hay propietarios de minas, sino concesionarios perpetuos que en principio, aseguran la explotación. Es a ellos a quienes se llaman “mineros”. Estos concesionarios son muy numerosos y diversos. Capoche da largas listas. Solamente en el “cerro” propiamente dicho hay 577 concesionarios para 94 filones (“vetas”); los filones son concedidos por pedazos de algunas “varas” (la vara es igual a 0,836 m); la concesión media para los filones ricos es de 12 varas (10 m aprox.), y 30,5 varas (25,5 m aprox.), como máximo, en otros filones.
En cuanto a la calidad de los concesionarios, va desde el mismo rey y los más altos funcionarios hasta viudas de colonos, humildes eclesiásticos y modestas compañías, donde a veces entran indios ¬y también portugueses, florentinos e ingleses¬. No parece haber habido exclusiva. De esta dispersión resulta un conjunto de explotaciones muy dispares y poco racionales. No hace falta decir que la mayoría de las explotaciones son indirectas y están arrendadas o confiadas a un pequeño empresario, a veces un simple capataz. (Vilar, Pierre. Oro y Moneda en la Historia: 1540-1920. Ariel: Barcelona, 1972. Páginas 167-168)
Sobre las condiciones de trabajo en las minas, se asegura que “la brutalidad de algunos mineros y aún más de los capataces ¬los “pongos”¬ hacia la mano de obra fue sin duda despiadada”, y “la forma de trabajo forzado denominado “mita” tiene aspectos horribles”. Aparte del defensor más conocido de los indios Las Casas, hubo otros defensores que protestaban como Fray Domingo de y Santo Tomas, cuando escribe: “No es plata lo que se envía a España, es sudor y sangre de los indios” o que se afirmaba que “se decían misas de muertos para los indios mitayos que salían a las minas” . Kapsoli cita al cronista mestizo Huamán Poma de Ayala que dice: “las indias en previsión de los horrores que padecerían sus hijos preferían matarlos o mutilarlos”.
“Los clamores de estos testigos son más convincentes que las imágenes de la “leyenda negra” divulgada durante el siglo XVII por los enemigos de España, por los holandeses sobre todo, que, en el mismo momento, cargaban su conciencia en materia de violencias coloniales con mucho menos escrúpulos que los españoles.
Pero la crítica de esta “leyenda negra”, bien conocida hoy día, no debe hacernos aceptar con los ojos cerrados la “leyenda rosa” de algunos historiadores contemporáneos que, basados en textos legislativos, hablan de la ley de 8 horas, de las vacaciones pagadas y de los seguros sociales en las minas de Potosí, en el siglo XVI. “(Vilar, Pierre. Oro y Moneda en la Historia: 1540-1920. Ariel: Barcelona, 1972)
Por ello P. Vilar recurre a Capoche por que su narración demuestra no ser ni negra ni rosa, y en base a este cronista nos habla sobre las condiciones de vida de los indios mineros:
“a) El trabajo es duro: El indio pasa 8 horas en la mina, pero las dimensiones de la galería sólo permiten cuatro horas de trabajo por obrero; el descenso se realiza por escaleras con barrotes de madera y montantes de cuero: hay unas “barbacoas” para las pausas necesarias; los obreros bajan de tres en tres, el primero sostiene la candela, que alumbra poco y que a menudo el viento apaga; cada porteador debe sacar dos arrobas (23 kg) de mineral en una funda en forma de dos arrobas y amarrada al pecho.” (Vilar, Pierre. Oro y Moneda en la Historia: 1540-1920. Ariel: Barcelona, 1972. Página 173)
Y aquí Pierre Vilar citando al mismo cronista español Luis Capoche pasa a describir la conducta de los capataces contra los indios:
“b) Los dueños (o capataces) son duros:
“Y el refrigerio que suelen hallar para consuelo de su fatiga es decirle que es un perro, y darle una vuelta sobre que trae poco metal o que se tarda mucho, o que es tierra lo que saca o que lo ha hurtado”
“Y menos ha de cuatro meses que sucedió que un minero queriendo dar a un indio sobre esto, temeroso del palo con que le quería herir, se fue a guarecer a la propia mina y con la turbación cayó y se hizo cien mil pedazos...”
c) El trabajo es insano: Lo que amenaza al indio que trabaja en el fondo, a corto plazo, es la pulmonía, al salir del calor de la mina y hallarse en esta montaña expuesta al viento, a 4.000 m de altitud; a largo plazo es la “tos” silicosis pulmonar contraída en el polvo y el humo de candela de las galerías. (Vilar, Pierre. Oro y Moneda en la Historia: 1540-1920. Ariel: Barcelona, 1972. Página 174)
“En los centros mineros, al igual que en otros, el trabajo no había sido reglamentado. Duraba de sol a sol. El trato que recibían no podía ser peor; cualquier reclamo se castigaba con garrote o con huasca. Las condiciones de trabajo eran insanas; en pozos cubiertos de agua, se hallaban expuestos a enfermedades, derrumbes.” (Kapsoli, Wilfredo. Ensayo de Nueva Historia. Francisco Gonzales editores: Lima, 1983. Página 20)
“d) El trabajo está mal pagado: ...el “mitayo”, el indio de “cédula”, es decir, requisado, tiene derecho a un “jornal” en plata, con el que debe alimentarse: es de tres reales y medio, pero de hecho el dueño sólo paga la norma, es decir, que el indio que no supera la cantidad prevista sólo cobra una parte del sueldo. El indio alquilado libremente ¬”mingado”¬ es pagado a 4 reales y tiene el derecho de discutir su paga, pero de esto resultan muchos desórdenes; las irregularidades del trabajo de los “mingados” dan lugar a muchas quejas, por lo cual se buscan por todos los medios “mitayos” o pura y simplemente esclavos.
e) La “mita”: Instaurada por el virrey Toledo, como único medio de hacer rendir al máximo las minas de Potosí, la “mita” está relacionada, teóricamente con las costumbres incas de los deberes del individuo hacia el Estado...” (Vilar, Pierre. Oro y Moneda en la Historia: 1540-1920. Ariel: Barcelona, 1972. Página 174)
Luis Millones, en su libro “Perú Colonial”, describe la diferencia sustancial entre la mita incaica y la mita minera española instaurada por el virrey Toledo:
“Pero la tarea más importante de la larga visita de Toledo fue la de poner en marcha el servicio de mitas mineras. El concepto originario de mita era precolombino, se reclutaba fuerza de trabajo para labores necesarias del estado incaico. Pero las tareas, amén de otras muchas diferencias, no involucraba la destrucción del trabajador. Como se sabe la percepción de la riqueza, ligada a la posesión de oro y plata, llega con la conquista. Descubrir y excavar las entrañas de la tierra se convierte en una práctica obsesiva de la que los indios son la mano de obra sacrificada.” (Millones, Luis. “Perú Colonial”. COFIDE: Lima, 1995. Página 91)
Como vemos la extracción de minerales en la sociedad incaica no cumplía ninguna función económica, la extracción de minerales en este periodo sólo era para adornar los palacios imperiales y no repercutía en la despoblación u originaba mortandad. Pero la mita minera española era de explotación compulsiva, porque el oro y la plata cumplía una función económica fundamental en la economía europea, era el símbolo de riqueza y poder de los estados europeos. Esto transforma la sociedad andina, la percepción de riqueza cambia a la posesión de oro y plata.
El virrey Toledo mejora aún más la tecnología para la extracción de minerales y es el que dictamina la marcha forzada y obligatoria en las minas, empezaba la mita minera:
“La llegada del virrey Toledo coincide además con el cambio de tecnología en la extracción del mineral. De 1570 en adelante se divulga el uso del azogue para la separación de la plata de los otros minerales, reemplazando a un primitivo sistema de hornos al aire libre que se llamaba huairas. Esta innovación tuvo consecuencias económicas muy precisas, ya que concentró la posesión de los yacimientos en quienes podían hacerlos más rentables controlando los insumos y su distribución, para sacar provecho del sistema de amalgama.” (Millones, Luis. “Perú Colonial”. COFIDE: Lima, 1995. Página 92)
Aquí vemos que la tecnología de las huairas o guairas quedó superado por otra tecnología más avanzada de la época. Y con respecto a las marchas forzadas que los indios tenían que hacer hacia las minas de Potosí, P. Vilar dice:
“Los más pobres tenían que marchar con su familia y abandonaban sus parcelas, lo cual arruinaba los campos. Las necesidades de la mina ¬entre 13.000 y 17.000 “mitayos” por año¬ ponían en los caminos a masas de gentes que representaban más de 40.000 personas.” (Vilar, Pierre. Oro y Moneda en la Historia: 1540-1920. Ariel: Barcelona, 1972. Página 175)
Y Luis Millones da los años y las cifras:
“Para dar un ejemplo del funcionamiento del sistema a través de los años siguientes basta decir que en 1578 se completaron 14,181 trabajadores; en 1591, bajo el gobierno del virrey Cañete, 13,302; la misma cifra en 1599 con el virrey Velasco; 12,720 en el gobierno de Montesclaro (1609); y 12,882 bajo la administración del príncipe Esquilache en 1619. en realidad las cifras no varían significativamente hasta después de 1650.” (Millones, Luis. “Perú Colonial”. COFIDE: Lima, 1995.)
Pierre Vilar nos informa también en su libro, de ciertas leyes de igualdad social que existieron a favor del indio que trabajaba en la mina:
“Los sermones apasionados, indignados, de algunos religiosos, demuestran desgraciadamente que las injusticias y brutalidades jamás han desaparecido, que las discusiones teológicas en torno al derecho natural jamás han resuelto los debates a favor de una igualdad real, y que las leyes ¬por muy admirables que sean en teoría, como las Nuevas Leyes de Indias, de 1545¬ jamás fueron aplicadas efectivamente. La fórmula de los colonos era: “se obedece y no se cumple”. Naturalmente el argumento era que el porvenir económico de todo el sistema sería comprometido por la aplicación exacta de las leyes de protección del indio, y que había que proteger la obra colonizadora (evangelización en particular) contra las visiones no realistas de la metrópoli. Muchos teólogos y predicadores apoyaba este punto de vista” (Vilar, Pierre. Oro y Moneda en la Historia: 1450-1920. Ariel: Barcelona, 1972. Página176)
La ley de protección a favor del indio no se cumplía en la práctica “se obedece y no se cumple” porque había que cumplir con la producción de extracción de minerales exigida por la corona. Eso quiere decir que escaseaba la mano de obra justamente porque la mita minera, el trabajo compulsivo en las minas generaba mortandad y eso incluye las enfermedades.
Pero fundamentalmente se tenía que evangelizar a los indios para embrutecerlos más con la prédica religiosa para que acepten su destino de dominados. Como dijo Flores Galindo son controlados en reducciones junto a los centros mineros ¬que se convertirán en futuras ciudades como Cerro de Pasco¬ para vigilarlos y tener a su disposición mano de obra rápida y movilizable y sobre todo para que escuchen “la prédica religiosa. Los indios terminan convertidos en dominados.” Por eso muchos teólogos filántropos y predicadores, como dice Vilar: “apoyaba este punto de vista”, el punto de vista ideológico de evangelizarlos.
Capoche también informa que la legislación española tuvo ciertos resultados, Vilar dice en su libro:
“A pesar de todo, la existencia de esta legislación y de estas discusiones produce ciertos resultados: existen funcionarios especializados, “los protectores de indios”; muchos se aprovechan de sus funciones para dedicarse a especulaciones varias, pero Capoche cita ejemplos de “protectores” que toman en serio su trabajo y son de una honestidad escrupulosa.” (Vilar, Pierre. Oro y Moneda en la Historia: 1450-1920. Ariel: Barcelona, 1972. Página 176)
Vilar también menciona que existió una especie de seguridad social, casas de previsión, inspecciones de seguridad en las minas, una especie de cotización obrera para financiar hospitales. Pero lamentablemente a pesar de estos avances no redujeron la mortandad indígena en las minas. Y el ejemplo lo vuelve a dar Capoche:
“Capoche cita el caso de una catástrofe que produjo la muerte de 22 indios, la inspección había prevenido al “minero” de las imprudencias cometidas: se le detuvo y se le condenó a 8.000 pesos de multa. Es poco para 22 muertos, pero es una señal evidente de que la explotación del indio tiene un freno, por lo menos teóricamente.” (Vilar, Pierre. Oro y Moneda en la Historia: 1450-1920. Ariel: Barcelona, 1972. Página 177)
Vilar dice “por lo menos teóricamente” porque en la práctica y en los hechos las normas no se cumplían al cien por ciento. Y accidentes como la de esos 22 indios por imprudencia del “minero” sólo es uno de los tantos accidentes que debió ocurrir en los yacimientos mineros por las condiciones de trabajo, porque Capoche sólo fue testigo directo de ese hecho, y debieron haber muchos accidentes entre los siglos XVI y XVIII.
Blood dice: “Una cuestión: Feudalismo sólo hubo en Europa y en Japón. Carlos Smeptat Assadourian escribió un artículo explicando la realización del circucito D-M-D' en el Potosí. Las encomiendas coloniales distan estratégicamente de ser un feudo."
Y en China ¿no hubo feudalismo?
Quizás porque en Potosí se llegó a pagar por metales extraidos, y había una forma de salario, por eso el circuito D-M-D, podía manifestarse, pero no se desarrolló ningún germen capitalista, ni en lo más mínimo, pero no se desarrolló, justamente porque los españoles trajeron servidumbre y esclavitud y eso no permitía que el germen capitalista prosperara.
Las encomiendas tuvieron corta vida, por el intento de independencia de los encomenderos, aparecerán las haciendas, ya ligadas a la corona, que fue una mezcla de feudalismo con esclavismo, Mariátegui lo dice:
“El coloniaje, impotente para organizar en el Perú al menos una economía feudal, injertó en ésta elementos de economía esclavista.”(7 Ensayos de Interpretación de la Realidad Peruana)
Podríamos decir que una de las causas de esa mezcla de esclavismo con feudalismo fue la despoblación:
“La práctica de exterminio de la población indígena y de destrucción de sus instituciones -en contraste muchas veces con las leyes y providencias de la metrópoli- empobrecía y desangraba al fabuloso país ganado por los conquistadores para el Rey de España, en una medida que éstos no eran capaces de percibir y apreciar. Formulando un principio de la economía de su época, un estadista sudamericano del siglo XIX debía decir más tarde, impresionado por el espectáculo de un continente semidesierto: "Gobernar es poblar". El colonizador español, infinitamente lejano de este criterio, implantó en el Perú un régimen de despoblación.” (7 Ensayos de Interpretación de la Realidad Peruana)
En los 300 años de colonialismo español ningún rey de España pisó suelo americano, digamos que para saber in situ como van sus dominios y si se cumple las normas y leyes de la corona. Pero en realidad lo que le interesaba a la corona, era que la producción de extracción de minerales exigidos llegara conforme a lo establecido por Europa. Es decir lo que la corona debió hacer primero es detener la despoblación. Una legislación no lo podía detener, porque para los mismo colonizadores in situ no se ajustaba a la realidad. Por ejemplo, durante los Borbones se intensificó mucho más la explotación:
“Era la época en que España, agitada por convulsiones bélicas, demandaba de sus colonias más tributos y excedentes económicos. Las cargas fiscales y las reformas borbónicas agobiaron pesadamente al pueblo Ante esta política que no era novedad en la colonia, unosse resignaron a morir lentamente en sumisión y otros se decidieron a luchar intentando cambiar la situación. Impulasados por su propia conciencia, en algunos casos, u obligados por la fuerza en otros, lucharon febrilmente en montes, campos, ciudades y en más de una oportunidad definieron batallas y victorias.” (Kapsoli, Wilfredo. Ensayo de Nueva Historia. Francisco Gozáles Editores: Lima, 1983. Página 74)
Desde un principio los colonizadores se vieron obligados a recurrir a la importación de esclavos para los lugares donde necesitaban la mano de obra que escaseaba y será en las haciendas, que reemplazó a las encomiendas:
“La persecución y esclavizamiento de los indios deshacía velozmente un capital subestimado en grado inverosímil por los colonizadores: el capital humano. Los españoles se encontraron cada día más necesitados de brazos para la explotación y aprovechamiento de las riquezas conquistadas. Recurrieron entonces al sistema más antisocial y primitivo de colonización: el de la importación de esclavos. El colonizador renunciaba así, de otro lado, a la empresa para la cual antes se sintió apto el conquistador: la de asimilar al indio. La raza negra traída por él le tenía que servir, entre otras cosas, para reducir el desequilibrio demográfico entre el blanco y el indio.” (7 Ensayos de interpretación de la Realidad Peruana)
“Desde los vencidos, la conquista fue un verdadero cataclismo. El indicador más visible se puede encontrar en el descenso demográfico, la brutal caída de la población indígena atribuible a las epidemias y las nuevas jornadas de trabajo. El encuentro con los europeos fue sinónimo de muerte. Aunque en el pasado se han exagerado las cifras, los cálculos más prudentes del demógrafo David N. Cook señalan que hacia 1530 el territorio actual del Perú debía tener una población aproximada de 9'000,000 de habitantes que se reducen a 601,645 indios en 1620.35 Este despoblamiento preocupó a los propios españoles, para quienes la mayor riqueza de los nuevos territorios eran precisamente esos indios, sin los cuales no se hubiera podido extraer con bajos costos los minerales de Potosí. El sistema colonial español no se estableció en las márgenes de los nuevos territorios, sino en el interior mismo de ellos. Su finalidad no era encontrar mercado para productos metropolitanos, sino extraer productos que, dada la tecnología de la época, conducía hacia una utilización masiva de la fuerza de trabajo. Establecen minas y, junto a ellas, ciudades y haciendas. Para controlar a los indios, los organizan en pueblos, siguiendo el patrón de las comunidades castellanas. Así pueden estar vigilados, ser fácilmente movilizables para la mita y tenerlos dispuestos a escuchar la prédica religiosa. Los indios terminan convertidos en dominados.” (Flores Galindo, posteado en el mensaje 212 de este hilo)
Entonces vemos que la despoblación pondrá las bases para que en el Perú surja un feudalismo con esclavitud. La mano de obra indígena es escasa por la mita minera, y se aprovecha para recurrir a la mano de obra esclava. Los negros esclavos por ley de la corona no pueden trabajar en las minas. El negro esclavo sólo trabajará en las haciendas:
“Los indios relucieron el mundo colonial y europeo con los metales preciosos y los esclavos lo endulzaron con el azúcar” (Kapsoli, Wilfredo. Ensayo de Nueva Historia. Francisco Gozáles Editores: Lima, 1983. Página 73)
El indio también trabajará en las haciendas bajo dos condiciones:
-Como yanaconas: “Adscritos a las haciendas. Siervos en toda la acepción de la palabra. La situación la adquirían en forma hereditaria. Formaban parte de la propiedad de la hacienda. De ahí que, para determinar el valor de la misma la cantidad de “indios propios” era un factor importante”. (Kapsoli, Wilfredo. Ensayo de Nueva Historia. Página 23)
-Como jornaleros: prestaban su fuerza de trabajo a cambio de un jornal.
Wilfredo Kapsoli nos explica cómo fue la fuerza de trabajo en las haciendas instauradas por los españoles, como una de ellas se fue yendo a la ruina y en qué condiciones quedaron sus esclavos, toma como ejemplo la hacienda San Jacinto:
“La fuerza de trabajo de los esclavos fue complementada hasta 1725 con la de los indios jornaleros. En 1710, el gasto en jornal de indios era del orden del 11.5%; en 1715, del 9%; en 1720, del 8.6%; y en 1721, del 2.2%. La disminución que se aprecia está relacionada con el aumento de la mano de obra esclava. Los indios jornaleros no tenían otra obligación con la hacienda que prestar su fuerza de trabajo. A cambio, la hacienda les pagaba su jornal en dinero. La presencia de los indios jornaleros fue permanente hasta 1725., haciéndose más notoriaen épocas de siembra y cosecha. En 1770, cuando la población esclava ya no fue suficiente para la buena marcha de la hacienda, se volvió la mirada a los indios de las serranías de Ancash. Se recurrió al auxilio del corregidor e incluso se pensó reclutarlos bajo una forma que, consideramos, es el antecedente remoto del “enganche”. En 1770, el administrador de la hacienda San Jacinto gastó 69.4 pesos en jornales de indios; en 1715, 402.0 pesos; y 1780, 235.7. Tales gastos fueron cuestionados en Lima indicándose “que en el tiempo de los padres no consta hubiere jornales”14.
Aparte de los esclavos e indios existía en las haciendas los administradores (incluidos los mayordomos, caporales) y los artesanos. Los primeros recibían salario más atenciones en comida, casa y enfermería. Los artesanos, solamente su salario. Los gastos por este concepto también eran considerables.
Crisis y ruina final: Para mantener y garantizar la sumisión de los esclavos, los hacendados destinaban una proporción considerable del total de los gastos para fines religiosos: misas, bautizos, casamientos, entierros. Estos gastos representaban en 1710 el 9.5%; en 1720, el 4.5%; en 1730, el 5.4%; en 1740 , el 2.1%; en 1750, el 0.9%; en 1760, el 3.8%; en 1770, el 4.3%; y en 1780, el 4.3%. 15
Mas, a pesar de todo, la crisis del régimen de producción basada en la esclavitud llegó a su máxima expresión por los años de 1815. San Jacinto se hallaba “...en un estado el más miserable, sin ganados, herramientas y aperos competentes para su labor... siendo por tanto que llegue a su última ruina”16. Como única alternativa se planteaba la necesidad de “invertir crecido capital para hacerlo útil” 17. Sin embargo durante las guerras de la independencia “en varias ocasiones sacaron los hombres hábiles para el servicio...” 18 y las caballadas del Estado habían “disfrutado de todos los cortes de la alfalfa...”19
Por tales razones en 1825 la debacle era total:
“los cañaverales... lo eran en el nombre, pues, en realidad no eran sino unos pajonales, donde se apasentaban vestias (sic) y ganado de todo vesindario” 20
Los esclavos se encontraban:
“enteramente desnudos, sin tener camisas, ni calzones tal era la miserable situación... faltos de alimentos pues no había en la hacienda un solo grano de ninguna especie para su subsistencia” 21
Los pocos ganados que tenía la hacienda estaban “viejos y flacos”. Las siete yuntas y media no cubrían la necesidad de la misma “...ya por su vejez, como porque su impotencia les viene por falta de alimentos” 22
En resumen, la hacienda San Jacinto se había convertido en “... un depósito de vagos, jugadores y ladrones” 23. (las notas del 14 al 23 son tomadas de Archivo General de la Nación Hacienda San Jacinto, Temporalidades. Leg. 54 f. 11, Leg. 57, Leg. 70, f.8, Leg. 31)
Este es un ejemplo de cómo funcionó el feudalismo en la sociedad colonial, funcionamiento mezclado con servidumbre y esclavismo, también se fue manifestando la decadencia del imperio español que terminó con la pérdida de sus colonias.
San Martín enrolará a los negros esclavos en la coyuntura de la independencia, como lo dice Kapsoli:
“La coyuntura de la independencia fue para los esclavos una época de convulsión total. Miles de ellos se enrolaron voluntaria o forzadamente a los ejércitos en búsqueda o con promesa de Libertad. San Martín, poco antes de la victoria de Chacabuco (1817), arengaba a sus tropas: “soldados, hace seis días erais esclavos... ahora sois ciudadanos”; y más de la mitad de los soldados embarcados en la Expedición Libertadora del Perú eran esclavos manumisos. A estos se sumaron los esclavos de las haciendas costeñas, unos voluntariamente, otros compulsivamente, diezmados o quintados.
Si bien San Martín decretó la libertad de los esclavos en 1821, éstos, en la práctica, no cambiaron su situación. Concluida las guerras de la independencia volvieron a los galpones, mientras los amos ocupaban las Cortes y los Parlamentos. Víctor Gálvez evocará trágicamente el destino de los esclavos en la República: “Los negros que pertenecen al Ejército de los Andes se arrastraban por las calles con las piernas cortadas perdidas por las nieves al atravezar las altas cordilleras y estos inválidos que mendigaban el pan tenían fuego en la mirada cuando hablaban de la patria que tan mal les pagaba.”(Kapsoli, Wilfredo. Ensayo de Nueva Historia. Francisco Gozáles Editores: Lima, 1983. Página 75 y 76)
Una vez concluida la independencia el sistema feudal, ahora dirigido por los criollos españoles, se reestructura, pero las bases del derecho feudal sobre la tierra se mantienen. Los indios que estaban adscritos a las haciendas españolas y así como los negros esclavos, retornan con sus nuevos amos los criollos españoles. Lo mismo le pasará al indio jornalero que trabaja en su comunidad y se ve obligado a trabajar con los nuevos terratenientes que generó la independencia.
Blood dice: “Cuando Marx y Engels escribieron en el Manifiesto "esclavismo, feudalismo, capitalismo" no estaban sintetizando absolutamente toda la historia de los modos de producción. Un par de años después Engels incluyó una nota al pié de página que decía, para ilustrarlo: "Parece ser que existieron sociedades sin clase, ¡vaya!".”
Esta parte de su reflexión me parece que está relacionada a la pregunta que me hizo SS18. Y lo vuelvo a explicar con más detalles.
El modo de producción esclavista de los incas, como el de los Aztecas, no quiere decir que sea o haya sido igual al modo de producción esclavista de Europa.
El hombre llegó al continente americano conociendo la caza, la pesca , el fuego y desconocía la propiedad privada. Posiblemente la presencia humana en territorio peruano data de 20.000 años Antes de la era Cristiana (A e C)
La primera civilización en aparecer, o la presencia de un Estado en América, fue hace 5.000 años, en Caral (ubicado en Lima), es decir, y en mi opinión, cuando los europeos llegan a América el esclavismo tiene 4,500 años de desarrollo autónomo.
Caral fue un Estado y si hubo Estado es porque existen clases sociales, y por lo tanto hay una clase explotadora. Y por su propia naturaleza ese Estado tiene un modo de producción, por lo tanto hay leyes sociales y son objetivas, es decir se impone el proceso histórico independientemente de nuestra voluntad. Entonces con Caral tuvo que nacer en América la primera sociedad esclavista, muy atrasada pero era esclavista.
Cuando llegan los españoles a América, las sociedades esclavistas que existían, como la Azteca y la Inca principalmente, los Mayas habían desaparecido o dispersado, estaba en decadencia.
Dije que el historiador Julio Valdivia Carrasco en su libro “El Imperio Esclavista de los Incas” sostenía que ese modo de producción estaba en sus finales, y desarrolla la tesis de que se estaba germinando una nueva formación social y era un modo de producción feudal, pero este salto se detiene con la llegada de los españoles. No tengo el libro y por eso no puedo citarlo, pero he encontrado un libro de ensayos de “historia agraria” de varios autores, entre ellos está Manuel Burga, sus libros de este historiador es un poco difícil de encontrar, pero cito su ensayo, que habla sobre los orígenes de las haciendas en el Perú:
“La hacienda, a pesar de lo que comunmente se sostiene, tuvo sus primeras formas de desarrollo con la política centralista de los incas. En la víspera de la invasión europea, tal como lo demuestran los estudios de John Murra (1978), en las regiones andinas se había iniciado ya un sistemático proceso de privatización de los recursos productivos. Hombres, tierras y rebaños comenzaron a ser enagenados, como parte de la política estatal inca, para luego entregarlos en propiedad privada a jefes étnicos regionales (curacas) que actuaban como funcionarios de base de la organización estatal cusqueña.” (Burga Díaz, Manuel; Glave Testino, Manuel; Peralta Ruiz, Victor. La Historia Agraria: Avances de investigación 1. Centro de Estudios Sociales: Chiclayo, 1986. Páginas 11 y 12)
¿Por qué los incas habían iniciado un proceso de privatizaciones de tierras y medios de producción?
Los incas jamás consiguieron encontrar una forma de unidad nacional con los pueblos y nacionalidades conquistadas. El imperio era extenso. Tenían muchas rebeliones y levantamientos de nacionalidades descontentas con el dominio cusqueño (los impuestos en productos y mano de obra era del 60% entregados al Cusco o el centro). Entonces el inca tenia que dirigir personalmente, con sus mejores generales un ejército para aplastar a los rebeldes. Las principales rebeliones provenían del norte. Esto les hará ver a los incas que tenían dos problemas, el primero, que la marcha del Ejercito incaico del Cusco hasta el norte tomaba mucho tiempo, era un ejército de a pie. Segundo, a más extenso el imperio, el control hacia las nacionalidades más alejadas eran más débil, y eso permitía los levantamientos cada vez más seguidos provenientes del norte. Los incas decidirán fundar una segunda capital de importancia después del Cusco, será Quito. Así tenían un mejor control y dominio de las nacionalidades del norte y el ejército incaico ya no harían marchas muy largas.
Pero a pesar de ese mejor control, el Tawantisuyo seguía siendo inestable políticamente y las rebeliones pueden estallar en cualquier momento a una escala mucho mayor, no sólo en el norte sino también en el sur. Es por ello que los incas deciden, como parte de su política estatal y de sobrevivencia para mantener sus privilegios (la burocracia cusqueña era enorme entre familia del incas y las otras familias de incas anteriores, había dos dinastías rivales en disputa por el poder. El inca llegaba a tener entre 300 y 500 concubinas y con cada una podía tener entre uno y tres hijos, más lo curacas o clase sacerdotal u orejones con familias también extensas,) , es que deciden reestructurar el Estado ofreciendo a los jefes étnicos de todas las nacionalidades mejores condiciones materiales y de privilegios para una mejor alianza:
“El estado inca para mantener y mejorar las alianzas con las autoridades étnicas conquistadas (Chancas, Huancas, Lucanas o Chimú) les ofreció “regalos”: hombres, tierras y rebaños. Así aparecen los “dominios” de los curacas provinciales y también se multiplican los yana, especie de ciervo asignados al trabajo de estas tierras. Esta privatización de recursos productivos que el inca hacía para mantenerse en el poder, desarrollaba el prestigio y la autoridad de los antiguos linajes étnicos. De esta manera la evolución del estado inca en sus momentos finales, aparece prisionera de una relación dialéctica que definitivamente, aunque no se hubiera producido la invasión europea, la hubiera llevado hacia su liquidación. Los incas al mantener y desarrollar los poderíos privados regionales, al concederlos recurso productivos privados, estaban desestabilizando las estructuras comunitarias y, al mismo tiempo creando embrionarios poderes feudales que en cualquier momento, como en la Europa del desmembramiento del imperio carolingio en el siglo X (G. Duby), se levantarían para destruir el pode central.” (Burga Díaz, Manuel; Glave Testino, Manuel; Peralta Ruiz, Victor. La Historia Agraria: Avances de investigación 1. Centro de Estudios Sociales: Chiclayo, 1986. Página 14)
Es decir los incas estaban generando el germen de su propia destrucción. Y si lo europeos demoraban un siglo más en llegar a América hubieran encontrado señoríos feudales. Pero por supuesto, esos señoríos feudales nunca hubieran sido similares ni iguales al feudalismo europeo.
En conclusión, dónde están los razonamientos ahistóricos, contrafácticos, románticos, idílicos o dónde está la mistificación.
Ahora, y por último, permítame hablar, en este mensaje, sobre la filantropía de el padre de Las Casas.
Fueron los enemigos del imperio español, es decir los otros imperios, los que crearon la leyenda negra, sobre todo los holandeses, hacia España, basándose en los libros de Las Casas principalmente “Brevísima relación de destrucción de las Indias”. Eso fue cierto pero eso no significa que lo narrado por Las Casas en sus libros, sea falso o mentira. Se podrá discutir los datos de despoblación que seguro él mencionará pero no se puede demostrar como falso lo violento que fue la conquista contra los naturales. No existe ningún estudio que refute como falso, de cómo fue la conquista, es decir de cómo lo narra Las Casas. Los estudios de crítica que existen sobre este cura, es sobre su doble personalidad. Eso ya es muy distinto. Aquí en el Perú Las Casas ha sido criticado por esa doble personalidad. Las Casas denunciaba el abuso, expolio y muerte que sufren los naturales mientras pedía que debería traerse negros esclavos, es decir apoyaba y defendía la esclavitud, para que realicen los trabajos más duros. Es más Las Casas participó en guerras contra naturales del caribe y por su arrojo y valentía era premiado con encomiendas y metales preciosos. Y casi al final de sus días remató, su doble personalidad, escribiendo un libro sobre el abuso hacia los negros de África.
La filantropía de Las Casas tiene doble objetivo. Ser el portavoz contra los abusos que la conquista hace contra los naturales pero a la vez busca evangelizarlos para embrutecerlos con la prédica cristiana para que no se rebelen contra el dominio español.
Otro factor, y que es muy humano, pudo ser el cargo de conciencia que pudo sufrir Las Casas por los crímenes que cometió contra los naturales, porque debió matar a muchos indios en el Caribe. Cargo de conciencia que influenció en algunos conquistadores. Éstos, ya viejos, comenzaron a tener remordimientos de conciencia. Flores Galindo encontró hechos de arrepentimiento, por cargo de conciencia, en algunos españoles que participaron directamente en la conquista:
“... años después, cuando comienzan a morir los primeros conquistadores, en sus testamentos se advierte el nacimiento de lo que Guillermo Lohmann llamará estela lascasiana: algunos se muestran arrepentidos, otros piden devolver bienes a los indios. La culpa asalta a los vencedores. En la hora postrera, ante el temor al castigo (infierno o purgatorio), se interrogan los conquistadores ya ancianos y no faltan aquellos que terminan con un balance negativo. En esos testamentos emerge la idea de “restituir” lo usurpado.
El testamento es un documento privado. Lo elabora un hombre que se siente próximo a la muerte. Lo conocen sus parientes y la escritura se conserva en una notaría.” (Flores Galindo, posteado en el mensaje 212 de este hilo)
Entonces ¿los ingleses y holandeses eran gente que nada les remordía la conciencia por los abusos y muertes que hacían en sus colonias? Posiblemente pudo haber ingleses y holandeses que protestarían por los abusos y muertes que cometían sus nacionales en sus colonias, pero sus colonialistas se encargarían de que esas protestas nunca salieran a la luz.
En la entrevista que le hacen a Kapsoli en 1972, también le preguntan su posición con respecto al padre de Las Casas y fue la siguiente:
Enrique Verástegui: Dr. Kapsoli, hay un tema quizás interesante y también un poco oculto, no sólo en la historia nacional, sino en la latinoamericana, que parece que es un tema polémico [hasta la década de los 70 la doble personalidad de Las Casas era un tema casi oculto y polémico]. El padre de La Casas es tenido como un filántropo de los indígenas ¬es lo que se sabe, lo que se conoce, pero lo que casi desconocemos todos es que precisamente el padre de Las Casas recomendó la traída de los negros como esclavos para Latinoamérica.
Wilfredo Kapsoli: Yo cre que, en principio, la presencia de los esclavos en América obedece básicamente a que se produce una despoblación indígena y que se explica no solamente por las enfermedades que traen los españoles, a las cuales no estaba muy prevenida ¬por inmunización natural o medicina¬ aparte por el consumo intenso y violento de la fuerza de trabajo de los indígenas tanto en los obrajes, en las minas, como en las exploraciones que los españoles realizan hacia Chile o a las zonas del Amazonas en la búsqueda de oro, metales preciosos. Entonces, esta despoblación hace que la única forma de poder compensar el déficit de fuerza de trabajo haya sido por este camino, además de intereses internacionales como los de Holanda, Portugal e Inglaterra, que tenían colonias en el África y que podían a través del comercio de estas personas acumular riquezas, bienes; hacer de la trata de los negros una veta de carácter comercial. Ahora la actitud de Las Casas es explicable dentro de su tónica cristiana que plantea un mejor trato, incluso aboga y logra que la colonia española implante las famosas Leyes de Indias, que son de protección de la población indígena pero, por otro lado, toda la legislación colonial era una legislación formal que, en la práctica, ninguna de las Leyes de Indias, se respetaron ni se pusieron en evidencia; la población indígena siguió igual que antes de las Leyes de Indias. Solamente en la prédica colonial, para poder justificar, y lograr esa legislación de carácter formal es que el padre de Las Casas plantea y legitima a la población negra como llamada a sustituir a los indígenas, y a realizar los trabajos más forzados.