La catástrofe que nos espera si no lo remediamos
Cada día estoy más convencido que, por desgracia, me aproximo en mis pronósticos para las próximas elecciones generales: debacle de PSOE, mayoría absoluta del PP, estremecedor porcentaje de abstención y aumento de IU que podría pasar de 2 incluso a 18 Diputados, (siempre que se realice una importantísima movilización ilusionante entre todas las personas de izquierdas, haciéndoles comprender la tragedia que va suponer esa mayoría absoluta). Este resultado sería una catástrofe para España, como por desgracia va a ser una catástrofe para EE.UU. -y para todo el mundo- el triunfo de la extrema derecha en las elecciones de noviembre en Norteamérica.
Un gobierno mayoritario del PP significa, ni más ni menos, un gobierno de la extremísima derecha reaccionaria y neofascista. Su actuación de gobierno es evidente: disminuirán los impuestos a los ricos y a las sociedades; subirán impuestos indirectos que pagamos todos los españoles; no perseguirán el fraude fiscal de los poderosos que ya, incluso ahora, virtualmente no pagan impuestos; reformarán el sistema laboral permitiendo el despido libre sin indemnización. Ello quiere decir que la mayoría de los puestos de trabajo estables que aún quedan en España se destruirán, para dar paso a trabajadores jóvenes con jornales de miseria y, quizá, como ya ha pedido un importante representante empresarial, con más horas de trabajo. Se admitirán teóricos becarios o trabajadores a prueba que recibirán una limosna por su trabajo y se les exigirá ser sumisos y matarse en el trabajo para poder tratar de consolidar su puesto; se volverá a discriminar mucho más a las mujeres; se modificará o anulará la Ley del aborto. Se prohibirán matrimonios de homosexuales. Se perseguirá con saña a inmigrantes incluso con papeles, expulsando de nuestra patria a gitanos, rumanos, africanos, e hispanoamericanos. Se disminuirán al máximo las atenciones sociales de toda clase que capitaneará cínicamente esa “Pasionaria” llamada Cospedal, que justificará con su fría e inexpresiva sonrisa de cínica. La justicia terminará archivando la mayor parte de los casos de corrupción y los corruptos seguirán de gobernantes y algunos quizá ascenderán a ministros. Se privatizará todo lo privatizable, hasta los bosques y montes, como ya anuncian los conservadores ingleses, cuya política reaccionaria ha aplaudido Rajoy. (Las primeras privatizaciones serán la Sanidad y la educación pública) . La Iglesia católica volverá a sus fueros del nacional catolicismo y tendremos Obispos hasta en la sopa. La televisión y la radio nacional serán un calco milimétrico de la televisión de la “lideresa” Aguirre, que pasará, de verdad, a mandar en toda España, pues Rajoy, si es presidente, será un pelele en sus manos y en la de extrema derecha más conservadora y reaccionaria.
Lo peor no es todo lo anterior -ya trágico por sí mismo-, lo peor será la situación económica. Las disparatadas medidas económicas que ha tomado el sedicente gobierno socialista y que le llevarán a ese debacle electoral, no serán corregidas, sino aumentadas porque se dará aún más importancia -si ello es posible- al déficit que a la reactivación económica y al paro. Las consecuencias: aumento del paro, disminución del poder adquisitivo de los trabajadores, y, quizá, se asiente en nuestra economía la terrible deflación que perdurará durante todo el nuevo mandato de los cuatro años de gobierno del PP.
¿Se puede hacer algo frente a este panorama terrible que se nos viene encima? Evidentemente sí. Estoy convencido que todos los dirigentes de IU y del PCE, encabezados por Cayo Lara y por nuestro querido Secretario General, José Luis Centella, van a hacer hasta lo imposible para tratar de evitar ese terrible panorama que preveo.
Todos los militantes, e incluso los no militantes, pero personas con sensibilidad e ideas de izquierdas y progresistas, debemos apoyar incondicionalmente a las direcciones de nuestros partidos, -IU y PCE, si les llamamos así-. Por nada del mundo debe salir una sola voz discordante. Es la hora -siempre lo ha sido- de la unidad. Lo que ahora está en juego, es el desastre de que España la gobierne la extrema derecha o, por el contrario, que se consiga un gobierno, aunque sea mediante una amplia coalición -evidentemente presidido por un socialista- que tome las medidas necesarias para poder salir de la crisis por la izquierda, para evitar que se haga por la derecha -más aún de lo que lo está haciendo el PSOE-, pues esta salida por la derecha que se ceba, y se cebará aún más en los trabajadores y en la tragedia humana de millones de parados.
Debemos apoyar, repito, con todas nuestras fuerzas las medidas que tome IU y el PCE durante los meses que se avecinan, que van a ser de lucha, movilizaciones, manifestaciones, protestas, manifiestos, etc. Evidentemente, hay que tratar por todos los medios que los Sindicatos se impliquen en esas actuaciones que son imprescindibles.
Dentro de unos días un numerosísimo grupo de profesionales -catedráticos, profesores, magistrados, abogados, médicos, arquitectos, artistas, etc.-, vamos a entregar a la dirección del Partido y de IU un “manifiesto” contra la Ley electoral, cuyo texto el PCE conoce y aprueba y que promoverá entre militantes, votantes y simpatizantes para tratar de obligar a la dirección del PSOE y al Parlamento a que de verdad se sienten a negociar una modificación de la Ley electoral para que las próximas elecciones se celebren mediante una Ley que de verdad sea democrática y por lo tanto, constitucional, pues, evidentemente, si un Parlamento no refleja la voluntad del pueblo, porque a una parte importante de éste, se le ha privado del derecho fundamental de estar representado en el Parlamento, éste no es democrático y sin democracia no hay Constitución que valga, de igual manera, que sin Constitución tampoco cabe la democracia. Para forzar a los dos partidos mayoritarios que acepten esa elemental prueba democrática de cambiar la Ley electoral, es también necesario crear plataformas que se movilicen, les presionen y les hagan ver que se ha llegado a un punto de descrédito de la democracia, los partidos y los políticos, del que es necesario salir y que esto solo es posible mediante la devolución de la Soberanía al pueblo para que éste elija democráticamente el Parlamento.
Insisto: Si no lo evitamos, nos espera a los españoles lo peor imaginable, sin que, por desgracia, no descarte una involución política de tal magnitud, que disfrazado con toda clase de argucias, entre ellas unas elecciones no democráticas y por lo tanto, no constitucionales, supongan la vuelta de España al fascismo, llámesele como se quiera, pero fascismo al fin y al cabo.
Una vez más, y lo vengo escribiendo desde hace un año en numerosos artículos en La República.es, si llegada que sea la primavera próxima no he visto que hay posibilidad de una modificación de la Ley electoral, por mi parte, solo o acompañado de cuantas personas quieran, me declararé en huelga de hambre hasta morir, en esa plaza de Madrid, frente a las escalinatas del Parlamento, si antes no se consigue ese cambio de la Ley electoral, o se está negociando con sinceridad y buena fe, -no como se ha hecho hasta ahora, para cambiarla.
Sin jactancia alguna: es un hecho cierto que me he jugado la vida durante muchos años desde que recién cumplidos los 18, me juzgaron en un consejo de guerra. Años después, durante más de una década, saqué de España maletas con millones de pesetas para entregárselos al PCE en su heroica lucha contra la dictadura fascista. Fui a México con la Junta Democrática para avalar con mis bienes, un crédito que concedía el presidente Echavarría para que, administrado por dicha Junta Democrática, se emplease en la lucha contra la dictadura de Franco. Llegué incluso a intervenir en la creación de un Banco –sé que fundarlo es más grave que atracarlo-, pero estaba autorizado por el Partido, pues a él le interesaba, no solo los evidentes beneficios económicos, sino las relaciones con las más altas personalidades del régimen que me proporcionaba intervenir en el consejo de administración del Banco. ¿Hay alguna duda de que si la policía franquista se entera de mi comportamiento, cuando, además, yo entraba y salía de España cumpliendo misiones que me ordenaba el Partido, me hubiese, sencillamente asesinado, como hizo con otros muchos camaradas? Digo esto, repito, sin jactancia, porque, si hice aquello concientemente cuando tenía toda una vida por delante, ahora, que, como dice Marcos Ana, nuestras espaldas se apoyan ya en el invierno de nuestras vidas, ¿por qué voy a tener miedo a morir, si miles de camaradas también dieron su vida por el triunfo de nuestros ideales?
Termino: todos a luchar lo que haga falta como una piña unidos a la dirección de nuestro Partido, para impedir esa tragedia que por desgracia, si no lo evitamos, se cierne otra vez sobre España.
Hay que convencerle al PSOE y a sus diputados, que solo modificando la Ley electoral se evitaría ese aumento espectacular de la abstención y que, a pesar de la importante disminución de sus votantes, se daría en 2012 un resultado electoral en el que entre los diputados socialistas y los de IU podían incluso llegar a tener mayoría absoluta o gobernar apoyados en otros partidos de izquierda o al menos moderados. Puedo asegurar que estas previsiones no son voluntarismo por mi parte, sino que he llegado a ellas mediante un detenido análisis de las encuestas más válidas y las influencias que de aquí a las elecciones tenga esa ilusionante movilización de todas las personas de izquierdas o progresistas que sean conscientes de la tragedia que supondría una mayoría absoluta del actual PP.
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