por Pyongyang Vie Nov 05, 2010 2:11 pm
El PCPE es un partido que tiene sus contradicciones, como cualquier otro.
Su fundación en 1984 supuso un hito en la historia del proyecto marxista-leninista en el Estado Español, dado que era un punto de ruptura con el revisionismo. Pero eso no es una declaración formal que se haga un día y a partir del mismo se cambie todo. Es un proceso que se construye gradualmente.
El mayor de los problemas vino dado por la composición militante del PCPE y, especialmente, de su dirección central. En la mayoría de casos, lo que falló fue que los militantes del nuevo partido venían de una cultura militante del eurocomunismo: pasilleo, decisiones desde arriba, fraccionalismo, tendencias liquidacionistas,... Eso, forzosamente, sólo se podía corregir con el tiempo y con el ejercicio práctico del centralismo democrático y de una militancia m-l consecuente.
Sin embargo, coincidió con un momento histórica de contrarrevolución en el campo socialista y traición y renuncia en el Estado Español.
Todo lo que he dicho hasta aquí, se asume plenamente por parte del PCPE. Sin embargo, esto no quita para que el PCPE desde su fundación fuese un marco apropiado para construir el proyecto m-l en el Estado Español y su intento más serio y más grande.
Desde entonces, hemos seguido viviendo y construyendo ese proceso (de forjar el proyecto m-l, depurando conductas y prácticas de la vieja izquierda) poco a poco, sólo que con menos camaradas. En los últimos tiempos, sobre todo a partir del punto de inflexión que supuso el VII Congreso, hemos crecido bastante y hemos solucionado varios problemas históricos que teníamos enquistados, como pueden ser los conocidos problemas en Galiza o Andalucía.
Y aquí estamos, construyendo esa alternativa y tratando de ser lo más útiles posibles a la construcción de ese proyecto m-l. Somos el mayor destacamento leninista, pero no el único, y reconocemos que es necesaria la unidad de los comunistas para construir el partido, que aún no existe.