por Unamuno Miér Feb 16, 2011 2:00 pm
Sobre lo preguntado en la encuesta, está claro que IU no representa actualmente el comunismo.
Pero ¿alguien niega la necesidad de una 'IU', es decir, de un frente amplio que aglutine a TODOS los que luchan por un cambio de sistema económico y social? Sin una plataforma semejante, despediros de las fantasías revolucionarias de juventud.
Dicho esto, y leidas las 44 páginas de este interesante post, extraigo las siguientes conclusiones:
1- La división lacerante que existe en el seno de la izquierda auténtica es el principal argumento en contra de sus posibilidades de revolucionar el sistema.
2- Esa división en muchos casos no procede de desencuentros ideológicos profundos, sino de una excesiva atención a las peculiaridades de cada corriente ideológica dentro del socialismo o el comunismo, dejando de lado el objetivo prioritario: establecer un cambio de modelo socioeconómico con el marxismo como base de una sociedad más justa.
3- Ahí fuera hay millones de trabajadores a los que convencer de la necesidad de trabajar codo con codo por un cambio de sistema, mientras aquí nos deshacemos matizando los detalles de la pureza leninista de las organizaciones. Y el tiempo pasa. Y los capitalistas de cuna, en sus salsa.
4- Es una cuestión de prioridades ¿preferimos trabajar por tirar abajo el sistema, y aprovechar para ello la formidable herramienta que representa la indignación contra él acumulada por millones de personas que pese a que no han leido nada aún sobre marx o lenin entienden que un sistema más justo, diseñado por y para los trabajadores, es necesario, o nos valemos nosotros solitos con nuestra pureza leninista para hacerlo, mientras las masas se hunden en el individualismo, la desesperanza y la falta de esperanzas y vinculación emocional política y comunitaria calculadamente inculcada en ellos por los arquitectos del sistema?
4- Por tanto, primero de todo, dar valor a cualquier organización o partido que desde el socialismo o el comunismo (más allá de corrientes) trabaje por capitalizar la indignación de las masas contra el propio sistema, y posteriormente, CON LOS TRABAJADORES, CON TODOS ELLOS, plantear las bondades de cada corriente para pulir el sistema más justo para el futuro de todos.
5- Es decir, potenciar lo que nos une y dejar por un tiempo en un plano secundario lo que nos separa, y sobre todo determinar y no olvidar qué es lo básico: acabar con el sistema capitalista e impulsar una organización socioeconómica socialista como paso previo al comunismo. ¿Quién negará que ese objetivo es el que comparte todo marxista, tanto el troskista como el leninista, independientemente de la corriente a la que se adscriba? ¿Y quién negará que hasta no conseguir ese primer y difícil paso el resto de debates sobre la pureza ideológica de cada corriente marxista son brindis al sol que no colaboran al dar el primer paso necesario para todo lo demás?
Dado lo anterior, y entendiendo el escepticismo que algunos mostrais con la interesante labor de quienes intentan recuperar para el marxismo partidos como el PCE que tienen a su favor aglutinar un número muy alto de verdaderos socialistas y comunistas, todos reconoceremos que esa tarea cuenta con la ventaja de que, de conseguirse ese objetivo, la plataforma que se habría conquistado para trabajar por la implantación de un nuevo sistema, sería de gran valor.
Por el contrario, si esa vía no avanzase (y no hay porque dudar de quienes dicen que el PCE está cambiando... sin ir más lejos aquí en Salamanca creo que están desligados de IU) está claro que habría que plantear otro frente común, pero COMÚN, es decir, contando con todos los buenos marxistas que hay en el PCE. Para que estos abandonasen el partido, tendría que haberse llegado a un punto crítico: plantear que o se gira en dirección a una política verdaderamente rupturista con el sistema, o quien se rompe es el PCE y, por extensión, IU. Y esa exigencia han de hacerla en los órganos del partido sin más demora quienes apuestan por esa vía. Y con la reacción que se obtenga, actuar en consecuencia, recuperar el PCE o aglutinarse TODOS en torno a otro partido, lo cual implicaría que inicialmente TODOS tendrían que hacer ciertas renuncias (ver el punto 5), empezando por el cariño a las siglas, los personalismos y la exacerbación de los matices ideológicos, en pos del bien común que representaría poder salir a la calle a la conquista de la clase trabajadora desde una estructura unida y fuerte, para trabajar por el establecimiento de lo que ya es hora: un sistema socioeconómico diseñado por y para los trabajadores, un sistema social más justo.
Salud.