Otra vez necesitás re-leerme.
Hablé de partir del Discurso para construir el tuyo.
Te dejo con un texto del momento:
Kirchnerismo
La votación plebiscitaria alcanzada por el kirchnerismo expresa un mandato contradictorio, como ya lo había sido el de agosto. El gobierno fue votado por la mayor parte de la clase obrera, pero también por los popes empresarios, quienes están exigiendo una devaluación junto a la “moderación salarial”. Cristina Kirchner recibió el voto de los sin techo de Jujuy, pero también de los jefes del grupo Blaquier que ordenaron el desalojo sangriento de aquellos; uno de los integrantes de este pulpo ya se ha anotado para un cargo importante en el futuro gabinete económico. La votación en favor de Cristina Kirchner, por un lado, y el acentuado derrumbe de la oposición tradicional, por el otro, acentúa las características de arbitraje (bonapartismo) del gobierno kirchnerista. El régimen de autoridad personal tiene que imponerse sobre las múltiples fracciones del campo oficial, pero también sobre una oposición disgregada -o sea sobre un régimen político en abierta disolución.
La elección del domingo terminó de dirimir una disputa al interior de la burguesía, que se ha venido desarrollando desde 2008/2009 hasta hoy. Después del choque (perdidoso) con el capital sojero, el gobierno logró imponerle al resto de los explotadores su salida a la gran crisis de 2009, sobre la base de echar mano de los fondos jubilatorios y de las reservas del Banco Central. Pero el resultado electoral favorable no le resta al bonapartismo oficial su carácter tardío -o sea, agotado. El gobierno exprimió todos los recursos a su alcance en la expectativa de subirse luego al carro de una recuperación económica mundial. Pero, al final del camino, sólo se encuentra con el agravamiento de la bancarrota capitalista y con sus cajas exhaustas. Nada de esto será disimulado por la votación plebiscitaria, o por la perspectiva de una mayoría en el Congreso. Desde la misma campaña electoral, los círculos oficiales han agitado la cuestión de una reforma constitucional, supuestamente dirigida a la creación de un régimen parlamentario. Pero el bonapartismo es incompatible con la delegación o la deliberación parlamentaria. Si lo impone, sólo será para trasladar al Bonaparte al lugar del primer ministro y disimular, así, una tentativa reeleccionista. El propósito de la reforma es la prolongación del régimen de decretazos y poder personal, o sea que el gobierno está obligado a otorgarse garantías de perpetuidad a cuatro años, lo que es visto como condición para gobernar hoy. Rechazamos esta tentativa de reforma constitucional, dirigida a reforzar un régimen de rescate al capital y regimentación de la clase obrera.
En lo inmediato, el kirchnerismo tendrá que lidiar con las consecuencias de la bancarrota capitalista. La perspectiva de un ajuste y una devaluación -la que toda la burguesía reclama- va a conducir a un choque y a una escisión en la base social que lo apoyó el 23 de octubre. En este punto, debe medirse el enorme valor político de los cortes de boleta que el Frente de Izquierda recibió el domingo por parte de quienes votaron por Cristina Kirchner a presidente. Ello significa que una porción del electorado manifestó un principio de independencia hacia el gobierno tomando como referencia a la izquierda revolucionaria -o sea que estamos en la disputa por la base social que hoy acompaña al kirchnerismo.
La unidad de la oposición
Apenas terminadas las elecciones, los políticos de la oposición tradicional han hecho votos por la “unidad” que no pudieron concretar en los comicios. A la cabeza de estos pronunciamientos estuvo el “progresista” Hermes Binner, quien deslizó un “reencuentro” con la UCR y, en general, con toda la oposición. Con independencia de sus posibilidades de concreción, estos pronunciamientos revelan los poderosos lazos sociales que unen a la oposición patronal, del centroderecha al centroizquierda. Pinedo se ha paseado por todos los canales de televisión para destacar que la mayor parte de sus electores combinó su voto con el de Binner. El candidato del FAP, por su parte, culminó su campaña con un reclamo a los sindicatos para que no pidan aumentos de salarios. Los opositores serán el lobby parlamentario que actúe en favor de una devaluación de la moneda, acompañada por un freno a los salarios y el consiguiente ajuste presupuestario. El bonapartismo oficial extorsiona a los trabajadores con el derechismo de esta oposición y acostumbra a colocar a todos sus opositores en el mismo campo. Por eso, el Frente de Izquierda debe empeñarse en señalar su hostilidad mortal con la oposición de cuño patronal y, particularmente, con la que posa de progresista. Vamos a desarrollar nuestra oposición al kirchnerismo desde el campo y desde los intereses de los trabajadores, en completo antagonismo con los términos y el programa de los Carrió, Alfonsín o Binner.
Espero que eso te haya servido para no partir de la base marea-populística de
estamos mejor que con Menem y la Alianza, la cosa pasa por ir por más.
En serio, ese mensaje fue
muy K: El Kirchnerismo no es más que el Menemismo en otro momento, su
etapa superior; lo que necesita el Modelo Menemista para continuar, su Frente Renovador. ¿Hace falta que desarrolle más esto?
En las elecciones legislativas no hay un
ganador de la misma forma que en las presidenciales: Las votaciones son fragmentales, provincia por provincia (Y zona por zona); cualquier concepto de
ganador que vaya más allá de
entró-
no entró se refiere a la fuerza política.
En ambos sentidos, el Kirchnerismo
perdió, tanto regionalmente como
en potencia.
En el Conurbano sólo se impusieron en dos o tres municipios, mientras que la figura de Massa apareció como el conductor de un rejunte que está
unificando la oposición patronal (Un proyecto que comparte con la UNEN en Capital, salvo que ésta carece de árbitro alguno; un vacío que genera un efecto Alianza).
El Massismo está haciendo con el Kirchnerismo lo que aprendió cuando éste se lo hizo al Menemismo.
Sólo que ahora estamos en el contexto de la bancarrota final capitalista, y no hay tiempo ilimitado para que surja otro frente gatopardista para perpetuar todo medio siglo más luego de Massa.
Por eso necesitamos organizarnos e imponer nuestra salida a la Crisis.
Remato así porque este hilo pregunta qué deberíamos hacer en las elecciones, y deberíamos hacer que la Crisis la paguen ellos.