¿Opináis que España se rige por un fascismo de Estado enmascarado por una "democracia"?
JoseKRK- Camarada Comisario
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Re: ¿Opináis que España se rige por un fascismo de Estado enmascarado por una "democracia"?
En cualquier caso, el debate sobre este asunto creo que es algo necesario y que puede clarificar muchos otros relacionados. Me parece algo muy positivo que se haya planteado y que discurra en los cauces en que lo lo está haciendo, que me parecen ejemplares en sus formas y en la profundidad con que estamos tratando de desarrollarlo.
Araka la kana- Gran camarada
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Re: ¿Opináis que España se rige por un fascismo de Estado enmascarado por una "democracia"?
Una de las cuestiones más importantes que yo señalaría con respecto a la cuestión concreta de la naturaleza política del Estado español, tiene que ver con la interpretación radicalmente falsa que entiende que el fascismo y la democracia burguesa son dos formatos contrarios de los que la burguesía monopolista se dota para ejercer su dictadura. De hecho, los modelos de superestructura democrática y fascista son entidades que, aun siendo propias y teniendo particularidades políticas, jurídicas, sociales, etc., forman parte de la misma sustancia, que es el Estado capitalista.
Al igual que es falso situar el eje dialéctico entre izquierda y derecha (en lugar de hacerlo entre capital y trabajo, o entre comunismo y revisionismo), es también un grave error -recurrente en la historia de nuestro movimiento, por otro lado, si se hace un balance crítico de las posiciones antifascistas que subyugaron a no pocos Partidos Comunistas a los intereses de la burguesía democrática)- situar la discusión en los términos democracia burguesa versus fascismo.
Es una tautología decir que el fascismo y la democracia burguesa no son idénticos. Es obvio que son formatos estatales diferentes, pero la cuestión determinante es saber diferenciar los elementos de fuerzas clasistas, no solo a nivel de la superestructura, para llegar a una comprensión profunda del fenómeno del fascismo y, en concreto, de la naturaleza política real de un Estado como el español.
El compañero el_republicano2 se equivoca rotundamente al plantear la cuestión de la correlación de fuerzas clasistas en el seno del Estado español. En primer lugar, decir que la dictadura de clase que se da en el Estado español es, desde 1939, la de la oligarquía financiera, la del capitalismo monopolista de Estado es radicalmente falso. El capitalismo español no entra en su fase imperialista (es decir, en la fase del dominio creciente de la oligarquía financiera) con el triunfo del fascismo. Esto es obviar el carácter de clase que para los marxistas tiene el Estado. El Estado español ya estaba, anteriormente, controlado por la oligarquía financiera. De hecho, el inicio del dominio del capital financiero en el Estado español se desarrolla vigorosamente desde los inicios del siglo XX, fundamentalmente, consolidándose cada vez más en el periodo de Primo de Rivera y manteniendo intacto su dominio durante el periodo de la II República.
Por otro lado, es obvio que es el capital financiero (cada vez en mayor medida) el que ostenta el mayor porcentaje de cuotas de poder dentro de la estructura capitalista del Estado español. Pero esto no significa que no haya aún otras fracciones de la clase dominante que también participan en la gestión del Estado capitalista. La cuestión no es afirmar la obviedad de que CCOO y UGT no forman parte del bloque dominante. La cuestión es demostrar que estos aparatos, como los de las burguesías nacionales catalana y vasca, forman parte de la alianza de poder que la clase dominante española fraguó con la remodelación del aparato y de las estructuras de representación del Estado español. Ni los instrumentos políticos fundamentales de las burguesías nacionales catalana o vasca, ni la aristocracia obrera, han estado en absoluto representadas en el aparato del Estado fascista español. Esta situación cambia cuando se produce el reajuste político funcional a los intereses del capital, en la denominada "Transición". Es aquí cuando se rompe la estructura estatal del aparato fascista en cuanto al reparto de la representatividad entre las distintas fracciones de la clase dominante. El corporativismo del Estado fascista español (Winstanley ha hablado de un solo órgano armónico, expresión que me parece muy correcta) muta al parlamentarismo, es decir, al reconocimiento político de la diversidad de intereses y proyectos de las distintas capas de la clase explotadora.
Otra cuestión muy diferente es que, como consecuencia de la crisis capitalista y la necesidad del capital monopolista de expulsar a otras fracciones del poder compartido entre estas, la oligarquía financiera cada vez tenga más poder y cada vez posibilita menos la participación/gestión de aparatos burgueses como CCOO y UGT.
Relacionado con esto último, a mi juicio es también un grave error entender que hay una ruptura entre un modelo de Estado y otro. Ya hemos repetido la obviedad de que un Estado democrático-burgués y uno fascista son cosas distintas. Pero son cosas distintas que forman parte de una misma cosa, que es la dictadura de la burguesía y su instrumento estatal. Si no hay ninguna ruptura entre la forma estatal democrático-burguesa y la fascista, ¿por qué debía haberla a la inversa? La burguesía monopolista puede modelar su Estado a su antojo, que para eso es suyo, y no tiene necesidad alguna de modificar más que lo estrictamente necesario.
Claro que el Estado español ha mantenido intactos órganos del fascismo como la Audiencia Nacional. Claro que aquí no ha ido al talego ni un solo dirigente fascista. Pero quedarse en eso es hacer un análisis superficial y formalista, precisamente porque no analiza los cambios más importantes que han tenido lugar en el seno del Estado español. Esto último también quiere decir que el Estado español, como cualquier otro país imperialista, puede evolucionar perfectamente hacia una nueva forma de fascismo. ¿Necesitarán los Estados democrático-burgueses depurar a sus dirigentes democráticos para levantar los nuevos Estados fascistas? En absoluto. Luego no tiene sentido plantear que en el Estado español el fascismo sigue en pie, aunque renovado, porque aquí no se han depurado a los elementos fascistas ni ha habido una auténtica transición de modelo político.
Por último, determinar la naturaleza política del Estado español en función de su nivel de represión es también un error. Es evidente que el Estado español es especialmente reaccionario con respecto a los de su entorno, pero no se nos puede olvidar que las democracias burguesas con más raigambre histórica (como la británica) han hecho uso de todo tipo de armas legales e ilegales para masacrar a movimientos revolucionarios o de liberación nacional. Esto no quiere decir que la democracia burguesa permita menos margen de actuación a los comunistas que el régimen fascista, pero la variable represiva no puede servir para analizar de forma científica la forma política de un determinado Estado burgués.
Un último apunte que se me olvidaba sobre Bombacci, el PCI y el fascismo. Es cierto que Bombacci, que era un diputado comunista italiano, apoyó el ofrecimiento de Mussolini al reconocimiento del Gobierno soviético a finales de 1923, adoptando una posición social-chovinista. También Mussolini era un antiguo cuadro del PSI. Pero inferir de esto que en Italia fue integrada la aristocracia obrera de la misma forma que en los Estados democrático-burgueses, es otra falsificación histórica. De hecho, como se publicó en Pravda el 8 de enero de 1924, toda la plana mayor del PCI condenó a este elemento. Es más, además del Comité Central del PCI, el mismo presidium del IKKI de la Komintern llegó a condenar al diputado Bombacci.
Al igual que es falso situar el eje dialéctico entre izquierda y derecha (en lugar de hacerlo entre capital y trabajo, o entre comunismo y revisionismo), es también un grave error -recurrente en la historia de nuestro movimiento, por otro lado, si se hace un balance crítico de las posiciones antifascistas que subyugaron a no pocos Partidos Comunistas a los intereses de la burguesía democrática)- situar la discusión en los términos democracia burguesa versus fascismo.
Es una tautología decir que el fascismo y la democracia burguesa no son idénticos. Es obvio que son formatos estatales diferentes, pero la cuestión determinante es saber diferenciar los elementos de fuerzas clasistas, no solo a nivel de la superestructura, para llegar a una comprensión profunda del fenómeno del fascismo y, en concreto, de la naturaleza política real de un Estado como el español.
El compañero el_republicano2 se equivoca rotundamente al plantear la cuestión de la correlación de fuerzas clasistas en el seno del Estado español. En primer lugar, decir que la dictadura de clase que se da en el Estado español es, desde 1939, la de la oligarquía financiera, la del capitalismo monopolista de Estado es radicalmente falso. El capitalismo español no entra en su fase imperialista (es decir, en la fase del dominio creciente de la oligarquía financiera) con el triunfo del fascismo. Esto es obviar el carácter de clase que para los marxistas tiene el Estado. El Estado español ya estaba, anteriormente, controlado por la oligarquía financiera. De hecho, el inicio del dominio del capital financiero en el Estado español se desarrolla vigorosamente desde los inicios del siglo XX, fundamentalmente, consolidándose cada vez más en el periodo de Primo de Rivera y manteniendo intacto su dominio durante el periodo de la II República.
Por otro lado, es obvio que es el capital financiero (cada vez en mayor medida) el que ostenta el mayor porcentaje de cuotas de poder dentro de la estructura capitalista del Estado español. Pero esto no significa que no haya aún otras fracciones de la clase dominante que también participan en la gestión del Estado capitalista. La cuestión no es afirmar la obviedad de que CCOO y UGT no forman parte del bloque dominante. La cuestión es demostrar que estos aparatos, como los de las burguesías nacionales catalana y vasca, forman parte de la alianza de poder que la clase dominante española fraguó con la remodelación del aparato y de las estructuras de representación del Estado español. Ni los instrumentos políticos fundamentales de las burguesías nacionales catalana o vasca, ni la aristocracia obrera, han estado en absoluto representadas en el aparato del Estado fascista español. Esta situación cambia cuando se produce el reajuste político funcional a los intereses del capital, en la denominada "Transición". Es aquí cuando se rompe la estructura estatal del aparato fascista en cuanto al reparto de la representatividad entre las distintas fracciones de la clase dominante. El corporativismo del Estado fascista español (Winstanley ha hablado de un solo órgano armónico, expresión que me parece muy correcta) muta al parlamentarismo, es decir, al reconocimiento político de la diversidad de intereses y proyectos de las distintas capas de la clase explotadora.
Otra cuestión muy diferente es que, como consecuencia de la crisis capitalista y la necesidad del capital monopolista de expulsar a otras fracciones del poder compartido entre estas, la oligarquía financiera cada vez tenga más poder y cada vez posibilita menos la participación/gestión de aparatos burgueses como CCOO y UGT.
Relacionado con esto último, a mi juicio es también un grave error entender que hay una ruptura entre un modelo de Estado y otro. Ya hemos repetido la obviedad de que un Estado democrático-burgués y uno fascista son cosas distintas. Pero son cosas distintas que forman parte de una misma cosa, que es la dictadura de la burguesía y su instrumento estatal. Si no hay ninguna ruptura entre la forma estatal democrático-burguesa y la fascista, ¿por qué debía haberla a la inversa? La burguesía monopolista puede modelar su Estado a su antojo, que para eso es suyo, y no tiene necesidad alguna de modificar más que lo estrictamente necesario.
Claro que el Estado español ha mantenido intactos órganos del fascismo como la Audiencia Nacional. Claro que aquí no ha ido al talego ni un solo dirigente fascista. Pero quedarse en eso es hacer un análisis superficial y formalista, precisamente porque no analiza los cambios más importantes que han tenido lugar en el seno del Estado español. Esto último también quiere decir que el Estado español, como cualquier otro país imperialista, puede evolucionar perfectamente hacia una nueva forma de fascismo. ¿Necesitarán los Estados democrático-burgueses depurar a sus dirigentes democráticos para levantar los nuevos Estados fascistas? En absoluto. Luego no tiene sentido plantear que en el Estado español el fascismo sigue en pie, aunque renovado, porque aquí no se han depurado a los elementos fascistas ni ha habido una auténtica transición de modelo político.
Por último, determinar la naturaleza política del Estado español en función de su nivel de represión es también un error. Es evidente que el Estado español es especialmente reaccionario con respecto a los de su entorno, pero no se nos puede olvidar que las democracias burguesas con más raigambre histórica (como la británica) han hecho uso de todo tipo de armas legales e ilegales para masacrar a movimientos revolucionarios o de liberación nacional. Esto no quiere decir que la democracia burguesa permita menos margen de actuación a los comunistas que el régimen fascista, pero la variable represiva no puede servir para analizar de forma científica la forma política de un determinado Estado burgués.
Un último apunte que se me olvidaba sobre Bombacci, el PCI y el fascismo. Es cierto que Bombacci, que era un diputado comunista italiano, apoyó el ofrecimiento de Mussolini al reconocimiento del Gobierno soviético a finales de 1923, adoptando una posición social-chovinista. También Mussolini era un antiguo cuadro del PSI. Pero inferir de esto que en Italia fue integrada la aristocracia obrera de la misma forma que en los Estados democrático-burgueses, es otra falsificación histórica. De hecho, como se publicó en Pravda el 8 de enero de 1924, toda la plana mayor del PCI condenó a este elemento. Es más, además del Comité Central del PCI, el mismo presidium del IKKI de la Komintern llegó a condenar al diputado Bombacci.
JoseKRK- Camarada Comisario
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- Mensaje n°78
Re: ¿Opináis que España se rige por un fascismo de Estado enmascarado por una "democracia"?
Yo vuelvo a plantear la pregunta que hice:
¿En qué esencial cambiaría la estrategia revolucionaria en el Estado español (que es imperialista) al caracterizarlo como Estado fascista en lugar de caracterizarlo como Estado democrático burgués?
¿En dónde reside la importancia tan grande y decisiva de cara a la elaboración de la estrategia revolucionaria del asunto en el caso concreto del Estado español?
Hay algo en toda esta cuestión que no logro comprender. No alcanzo a ver cuál es la utilidad revolucionaria al poner el énfasis en esta cuestión.
Para mí está claro que el Estado español es, como ya he dicho, un Estado imperialista y que oprime no sólo naciones foráneas, sino dentro de sus fronteras como Estado, organizado políticamente en forma de Monarquía parlamentaria surgida de la reforma política del franquismo; pero no alcanzo a ver en qué haría diferente la estrategia revolucionaria del proletariado si fuera un Estado imperialista fascista, a no ser que se le quiera "democratizar" a lo burgués desde la Dictadura del Proletariado antes de edificar el Socialismo, o que se busque algún otro fin oculto, que se me escapa. O bien, que se piense en una estrategia pacifica y electoral para edificar el socialismo desde el Estado burgues a fuerza de reformas democratico-populares, lo que exige una democracia burguesa inexistente con una "apertura" suicida para la clase que ejerce su dictadura por medio de ese Estado.
¿En qué esencial cambiaría la estrategia revolucionaria en el Estado español (que es imperialista) al caracterizarlo como Estado fascista en lugar de caracterizarlo como Estado democrático burgués?
¿En dónde reside la importancia tan grande y decisiva de cara a la elaboración de la estrategia revolucionaria del asunto en el caso concreto del Estado español?
Hay algo en toda esta cuestión que no logro comprender. No alcanzo a ver cuál es la utilidad revolucionaria al poner el énfasis en esta cuestión.
Para mí está claro que el Estado español es, como ya he dicho, un Estado imperialista y que oprime no sólo naciones foráneas, sino dentro de sus fronteras como Estado, organizado políticamente en forma de Monarquía parlamentaria surgida de la reforma política del franquismo; pero no alcanzo a ver en qué haría diferente la estrategia revolucionaria del proletariado si fuera un Estado imperialista fascista, a no ser que se le quiera "democratizar" a lo burgués desde la Dictadura del Proletariado antes de edificar el Socialismo, o que se busque algún otro fin oculto, que se me escapa. O bien, que se piense en una estrategia pacifica y electoral para edificar el socialismo desde el Estado burgues a fuerza de reformas democratico-populares, lo que exige una democracia burguesa inexistente con una "apertura" suicida para la clase que ejerce su dictadura por medio de ese Estado.
PequeñoBurgués- Colaborador estrella
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- Mensaje n°79
Re: ¿Opináis que España se rige por un fascismo de Estado enmascarado por una "democracia"?
Y digo yo, ahora que el término está muy de moda entre las novelas y series televisivas:
En lugar de blanco y negro, ¿no existirá una escala de grises entre la definición clásica de fascismo y la definición clásica de democracia burguesa?
Como dato curioso en el blog "Orden en la Red" el autor caracteriza el nazismo simplemente como una forma de aplicar un sistema keynesiano al estilo germánico, en vez de invertir y generar empleo en el Tenesee Valley y obtener nuevas fuentes de riqueza a través de la producción de energía barata... se invierte en modernizar el ejército (generando así empleo) y se extrae riqueza robando y esclavizando a los vecinos.
Eso me pregunto yo también, creo que estos debates proceden de 2 tendencias enfrentadas en el foro, una especie de perreta.
En lugar de blanco y negro, ¿no existirá una escala de grises entre la definición clásica de fascismo y la definición clásica de democracia burguesa?
Como dato curioso en el blog "Orden en la Red" el autor caracteriza el nazismo simplemente como una forma de aplicar un sistema keynesiano al estilo germánico, en vez de invertir y generar empleo en el Tenesee Valley y obtener nuevas fuentes de riqueza a través de la producción de energía barata... se invierte en modernizar el ejército (generando así empleo) y se extrae riqueza robando y esclavizando a los vecinos.
¿En dónde reside la importancia tan grande y decisiva de cara a la elaboración de la estrategia revolucionaria del asunto en el caso concreto del Estado español?
Hay algo en toda esta cuestión que no logro comprender. No alcanzo a ver cuál es la utilidad revolucionaria al poner el énfasis en esta cuestión.
Eso me pregunto yo también, creo que estos debates proceden de 2 tendencias enfrentadas en el foro, una especie de perreta.
Raúl Valdés Vivó- Gran camarada
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- Mensaje n°80
Re: ¿Opináis que España se rige por un fascismo de Estado enmascarado por una "democracia"?
El capitalismo español no entra en su fase imperialista (es decir, en la fase del dominio creciente de la oligarquía financiera) con el triunfo del fascismo. Esto es obviar el carácter de clase que para los marxistas tiene el Estado. El Estado español ya estaba, anteriormente, controlado por la oligarquía financiera
Muy cierto.Pongamos un ejemplo práctico,¿acaso Juan March no existe antes de 1939 como uno de los oligarcas financieros que controlaba el Estado?.
pero no alcanzo a ver en qué haría diferente la estrategia revolucionaria del proletariado si fuera un Estado imperialista fascista, a no ser que se le quiera "democratizar" a lo burgués desde la Dictadura del Proletariado antes de edificar el Socialismo, o que se busque algún otro fin oculto, que se me escapa. O bien, que se piense en una estrategia pacifica y electoral para edificar el socialismo desde el Estado burgues a fuerza de reformas democratico-populares, lo que exige una democracia burguesa inexistente con una "apertura" suicida para la clase que ejerce su dictadura por medio de ese Estado.
Este es el quid de la cuestión.Un intento de justificar,desde el izquierdismo,la apuesta por repúblicas populares-democráticas que no casan con el actual desarrollo de las fuerzas productivas en España.Izquierdismo de palabra y reformismo de hecho.
Shenin- Miembro del Soviet
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- Mensaje n°81
Re: ¿Opináis que España se rige por un fascismo de Estado enmascarado por una "democracia"?
Mi opinión, camaradas, es que las oligarquías financieras han aprendido de la experiencia del siglo XX y, también conforme al desarrollo del capital monopolista*, han desarrollado sus formas políticas e ideológicas de dominación hacia un híbrido entre democracia burguesa y fascismo. Lo único que está claro es que, como decía Dimitrov, bajo las condiciones del capitalismo monopolista, el peligro fascista es constante y creciente.
Lo que cambia es un poco la táctica, que daría más importancia a la clandestinidad. Pero, aun en el caso de países fascistas, los comunistas siempre utilizaron los resquicios de legalidad burguesa para hacer política revolucionaria y atraerse a las masas. La infiltración en los sindicatos verticales fascistas no es un invento de Carrillo. Eso ya lo hacían los comunistas alemanes en el Frente del Trabajo nazi.
Los capitalismos nacionales no entran en la fase imperialista cada uno a su tiempo. Todo el sistema capitalista internacional (que lo es en tanto en cuanto existe un mercado mundial forjado durante siglos de comercio colonial) entra en la fase imperialista a finales del siglo XIX y principios del XX. El imperialismo es una fase internacional. Todos los países capitalistas están en la fase imperialista, la diferencia es que las colonias, semicolonias y neocolonias la sufren, mientras que los países imperialistas la ejercen. Las oligarquías financieras también ejercen su dominación y su dictadura de clase en los países oprimidos por el imperialismo, ligándose estrechamente a las minúsculas (pero extremadamente acaudaladas) oligarquías locales de dichos países. De hecho, no es necesario que un país sea imperialista para que sea fascista. Los países del Este europeo que eran satélites del Eje en la Segunda Guerra Mundial son un buen ejemplo de ello.
* Sobre esto hay que tener en cuenta que el capital monopolista no solamente desplaza al no monopolista del control de la producción. La evolución reciente de grandes multinacionales como Toyota, demuestra que también hay un cierto desarrollo de la pequeña burguesía subordinada cada vez más al gran capital, eso sí, y con menor control sobre la producción. Todo ello por medio de sistemas de subcontratas, de relaciones entre empresas filiales y matrices, de la propiedad por acciones en la que participan grandes grupos de inversión burgueses a la par que pequeñas fortunas, etc. La tendencia del capital hacia el monopolio, por tanto, no es lineal, sino en espiral. El capital se concentra, centraliza la producción, pero a la vez crea pequeñas "industrias auxiliares" formalmente independientes, pero efectivamente dependientes.
¿En qué esencial cambiaría la estrategia revolucionaria en el Estado español (que es imperialista) al caracterizarlo como Estado fascista en lugar de caracterizarlo como Estado democrático burgués?
Lo que cambia es un poco la táctica, que daría más importancia a la clandestinidad. Pero, aun en el caso de países fascistas, los comunistas siempre utilizaron los resquicios de legalidad burguesa para hacer política revolucionaria y atraerse a las masas. La infiltración en los sindicatos verticales fascistas no es un invento de Carrillo. Eso ya lo hacían los comunistas alemanes en el Frente del Trabajo nazi.
El capitalismo español no entra en su fase imperialista (es decir, en la fase del dominio creciente de la oligarquía financiera) con el triunfo del fascismo. Esto es obviar el carácter de clase que para los marxistas tiene el Estado. El Estado español ya estaba, anteriormente, controlado por la oligarquía financiera.
Los capitalismos nacionales no entran en la fase imperialista cada uno a su tiempo. Todo el sistema capitalista internacional (que lo es en tanto en cuanto existe un mercado mundial forjado durante siglos de comercio colonial) entra en la fase imperialista a finales del siglo XIX y principios del XX. El imperialismo es una fase internacional. Todos los países capitalistas están en la fase imperialista, la diferencia es que las colonias, semicolonias y neocolonias la sufren, mientras que los países imperialistas la ejercen. Las oligarquías financieras también ejercen su dominación y su dictadura de clase en los países oprimidos por el imperialismo, ligándose estrechamente a las minúsculas (pero extremadamente acaudaladas) oligarquías locales de dichos países. De hecho, no es necesario que un país sea imperialista para que sea fascista. Los países del Este europeo que eran satélites del Eje en la Segunda Guerra Mundial son un buen ejemplo de ello.
* Sobre esto hay que tener en cuenta que el capital monopolista no solamente desplaza al no monopolista del control de la producción. La evolución reciente de grandes multinacionales como Toyota, demuestra que también hay un cierto desarrollo de la pequeña burguesía subordinada cada vez más al gran capital, eso sí, y con menor control sobre la producción. Todo ello por medio de sistemas de subcontratas, de relaciones entre empresas filiales y matrices, de la propiedad por acciones en la que participan grandes grupos de inversión burgueses a la par que pequeñas fortunas, etc. La tendencia del capital hacia el monopolio, por tanto, no es lineal, sino en espiral. El capital se concentra, centraliza la producción, pero a la vez crea pequeñas "industrias auxiliares" formalmente independientes, pero efectivamente dependientes.
Última edición por Shenin el Vie Feb 08, 2013 8:32 pm, editado 7 veces
JoseKRK- Camarada Comisario
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- Mensaje n°82
Re: ¿Opináis que España se rige por un fascismo de Estado enmascarado por una "democracia"?
Totalmente de acuerdo con las observaciones del camarada Shenin.
Ленина- Camarada
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Fecha de inscripción : 27/09/2012
- Mensaje n°83
Re: ¿Opináis que España se rige por un fascismo de Estado enmascarado por una "democracia"?
Dejo un fragmento de un comunicado del PCOE que trata la cuestión de la caracterización del Estado:
Podéis encontrar el comunicado completo en la página del Partido: http://pcoe.net/index.php?option=com_content&view=article&id=495:el-reformismo-de-derecha-y-el-izquierdismo-abanderan-la-salvaguarda-del-capitalismo-mundial&catid=65:informes-y-comunicados
Por último, con la categorización del sistema actual español en fascismo como sustentan los oportunistas de izquierda, obtenemos otra fórmula para retrasar el proceso revolucionario al desviarnos de la realidad socioeconómica existente. Pues opinan que del fascismo franquista no es posible alcanzar la democracia burguesa, porque supone una vuelta atrás de la historia y la historia no da marcha hacia atrás. Decir que España o cualquier otro país de la Europa desarrollada es fascista, es cuando menos la manifestación del delírium trémens que aqueja a los responsables teóricos de los grupos maoístas que pululan por Europa y, especialmente, por el Estado español.
En realidad, y a juzgar por sus contradicciones teóricas, para estos grupos no existen límites de ningún grado ni especie entre fascismo y democracia burguesa. Por lo que se puede apreciar, el discurso les lleva a considerar que desde la aparición del capitalismo monopolista de estado, todo es fascismo porque, obviamente, fascismo y democracia burguesa poseen el mismo contenido.
Está claro que para no contradecir a los clásicos, admiten que en algún momento existió la democracia burguesa, con unas características muy concretas. Para ellos, la legalización de los partidos, la existencia del Parlamento burgués, y todo lo que hasta ahora distinguía la democracia burguesa del fascismo, ya no lo es, por evolución del fascismo y por la pérdida de vigencia de la democracia burguesa. Se trata de un débil esfuerzo gnoseológico para evitar tener que confesar que su táctica es un error y les ha conducido a un callejón sin salida, mejor dicho, la única salida que les queda es llamar a todo fascismo, salvo el principio de los principios que fue la democracia burguesa.
Podemos resumir en tres los pilares en los que se basa la caracterización del fascismo, en este caso el fascismo español, según el documento titulado: “LA INSTITUCIONALIZACION DEL FASCISMO:
1.- “Desde siempre, uno de los rasgos definitorios de la línea de nuestro Partido ha sido la caracterización del régimen actual como fascismo. Incluso antes de la transición, en los viejos tiempos de la OMLE, y siempre a contracorriente, ya nos anticipamos anunciando que no sería posible regresar del franquismo a la democracia burguesa, que la historia no daba marcha atrás.”
Tanto la burguesía como el proletariado han acumulado una rica experiencia en el sentido contrario, en la que primero el acceso al poder de la burguesía en Europa, recorrió un proceso por un periplo de más de un siglo que se caracterizó por la alternancia en el poder con las clases dirigentes del Antiguo Régimen. Por su parte, la desaparición de la Comuna de París, así como la aniquilación del socialismo en la Europa del Este, la involución en China etc., demuestran palmariamente que la historia da marcha atrás.
2.- “Una de las características más sobresalientes del fascismo es la constante ostentación de sus medios, de su poderío policial y militar, el permanente despliegue de fuerza que muestra a todas horas. Pero esa es precisamente su debilidad: no podría sustentarse ni un minuto en su dominación sin esos medios; los necesita para perpetuarse en el poder y sobre todo necesita restregárnoslos delante de nuestras narices para infundirnos miedo. El fascismo es una dominación terrorista que se apoya en el temor generalizado que inculca a las masas de manera cotidiana y sistemática”.
En efecto, esto es así, sólo que no es una característica del fascismo, sino de todos los Estados que ha conocido históricamente la sociedad humana. Desde el esclavismo al socialismo, cualquiera que sea su forma de dictadura, tienen que hacer ostentación constante de sus fuerzas. Pero no podemos admitir que sea síntoma de debilidad, a menos, que se afirme en un alarde de pensamiento moral y demagógico. La fuerza del capitalismo, fascista o democracia burguesa, es su poder militar y eso es precisamente lo que se ha de enseñar a las masas trabajadoras para que aprendan a combatirla y no para confiarse en una falsa debilidad, que sin duda las llevaría al sacrificio por no estar preparadas.
3.- “El Estado monopolista y los partidos parlamentarios forman parte de un único sistema político fascista, ya no están separados como en la época de la democracia burguesa. Por eso se habla del Estado actual como un Estado de partidos”.
La existencia de partidos en determinados países fascistas, no puede confundirse con el sistema de partidos de la democracia burguesa, por más intento por encontrar justificación que lo afirme. En el fascismo la existencia de partidos, sólo fascistas, no es una generalidad sino una excepcionalidad, mientras que en la democracia burguesa sí que le da carácter, salvo que se haya llegado al convencimiento de que todos los partidos existentes son fascistas, a excepción de uno mismo.
Sin embargo, una lectura lógica sobre el fascismo que se ha tragado magistralmente a la democracia burguesa, apoderándose de sus características distintivas, nos conduce al lugar opuesto de donde parte el oportunismo de izquierda. En este caso llegamos a la conclusión de que criminalizan o asesinan a la democracia burguesa, para hacer apología de un fascismo dulzón y evolucionado.
Los autores de dicho documento deberían repasarlo y corregir aspectos que ya no concuerdan con la realidad actual:
“España es hoy un Estado con dos millones de funcionarios, y éste es el único empleo en el que no hay despidos ni reconversiones. Un funcionario tiene empleo para toda la vida y su tarea es siempre la misma. La burocracia está profesionalizada y especializada para controlar minuciosamente todas y cada una de las parcelas en las que se desenvuelve con el fin de prevenir las crisis y, en su caso, impedir su propagación o paliar sus efectos”.
Si éste es uno de los argumentos de peso para la demostración irrefutable de que el régimen español es fascista, la crisis lo desmiente, porque precisamente, durante las crisis cíclicas como la que se está dando ahora, es cuando más se acerca la democracia burguesa al fascismo y aquellos rasgos que son comunes (por ser ambas la dictadura de la burguesía) se confunden y como vemos, son estos momentos de avance represivo (económico-político e ideológico) de la burguesía cuando los funcionarios en los que “se basa el fascismo para sostener su poder económico”, son relegados y despreciados por el sistema. ¿democrático burgués o fascista?.
El conocimiento de la realidad existente en cada momento es lo que permite al partido de vanguardia conformar su táctica de masas, actualizarla en todo instante e incluso cambiarla por otra, porque las circunstancias lo aconsejen. Más esto no es propio del reformismo y del oportunismo de izquierda, que dada su obsesión porque las condiciones no varían, les hace marchar a contrapelo de la historia.
Podéis encontrar el comunicado completo en la página del Partido: http://pcoe.net/index.php?option=com_content&view=article&id=495:el-reformismo-de-derecha-y-el-izquierdismo-abanderan-la-salvaguarda-del-capitalismo-mundial&catid=65:informes-y-comunicados
ndk- Miembro del Soviet
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Re: ¿Opináis que España se rige por un fascismo de Estado enmascarado por una "democracia"?
- publicado en el blog Movimiento Político de Resistencia
Cambiar algo para que todo siga igual
Juan Manuel Olarieta
El materialismo histórico es una concepción científica acerca de la sociedad y de la historia que, como cualquier otra, tiene sus propios conceptos, uno de los cuales es el fascismo, que fue acuñado por la Internacional Comunista sobre la base de las tesis que Lenin dejó establecidas acerca del imperialismo, y que él mismo resumió de la siguiente manera:
"El viraje de la democracia a la reacción política constituye la superestructura política de la nueva economía, del capitalismo monopolista (el imperialismo es el capitalismo monopolista). La democracia corresponde a la libre competencia. La reacción política corresponde al monopolio [...]
"Tanto en la política exterior como en la interior, el imperialismo tiende por igual a conculcar la democracia, tiende a la reacción. En este sentido resulta indiscutible que el imperialismo es la 'negación' de la democracia en general, de toda la democracia" (1).
Naturalmente quienes están al margen del materialismo histórico no están de acuerdo con esa y otras tesis leninistas, ni utilizan los mismos conceptos científicos, ni son capaces tampoco de criticar a Lenin, Dimitrov y la Internacional Comunista, el núcleo de cuyas posiciones es que el imperialismo es la negación de la democracia.
Una burda falsificación del parlamentarismo
Además de legalidad, los Estados se rodean de legitimidad, tanto más en cuanto que la dominación de clase se impone sobre una base social muy estrecha, como es el caso de la burguesía monopolista, cuya legitimación reposa sobre la democracia. Por consiguiente, en la época imperialista la burguesía entra en contradicción con los propios fundamentos de su dominación y trata de esconderlos bajo diferentes disfraces que, en última instancia, como decía Dimitrov, son otras tantas falsificaciones burdas del parlamentarismo (2), es decir, del binomio pluripartidismo y elecciones, lo cual conduce a ese lema tan extendido de que "tenemos el gobierno que nos merecemos" (3). En definitiva, que la responsabilidad es nuestra, como siempre, porque no votamos a la opción correcta, que siempre suele ser reformista.
Esas concepciones son intolerables. Derivan de la confusión de la legitimidad con la legalidad, que corre paralela con la del Estado y el gobierno, olvidando que lo que habitualmente se conoce como "cuestiones de Estado" están por encima de los gobiernos, los partidos y las elecciones. Es más, no cambian (casi) nunca y, sin embargo, no suelen ser objeto de atención. En palabras de Dimitrov, el fascismo no concierne al gobierno sino al Estado; no es un simple cambio de gobierno sino de la "forma estatal de la dominación de clase de la burguesía" (4).
En 1935 Dimitrov tituló su informe a la Internacional Comunista como la "ofensiva del fascismo" porque en aquel momento ese era su rasgo más característico. Históricamente el fascismo nace por la manera brutal en que la burguesía enfrenta una situación de crisis provocada por el desafío del movimiento obrero tras la Revolución de Octubre. La ofensiva fascista de la burguesía supuso, correlativamente, la defensiva del movimiento obrero, por no decir su derrota y aplastamiento, con las conocidas secuelas represivas, campos de concentración, clandestinidad, exilio, etc.
Esa situación explica los motivos por los que el fascismo nace históricamente, así como sus consecuencias, pero no la esencia del fascismo mismo como superestructura política del Estado burgués característica de la época del imperialismo. Por lo tanto, el fascismo no se identifica ni con aquella etapa, ni tampoco con alguna de las formas concretas que ha revestido en alguno de los países, por ejemplo, con el corporativismo italiano.
Ahora bien, afirma Dimitrov, no se puede establecer un esquema general sobre el desarrollo del fascismo (5) y, en cualquier caso, el partido comunista debe prever el paso de las formas defensivas a las ofensivas (6). Con tanta más razón en aquellos países, como España y Portugal, en los que el fascismo ha tenido una historia larga, que no coincide con la experiencia política de otros países, como Alemania o Italia, donde fue derrotado en 1945, es decir, en donde la experiencia fue relativamente breve, lo que ha contribuido a su mixtificación al presentarlo como un régimen excepcional, un paréntesis político, tras el cual el Estado burgués vuelve siempre a su forma "normal", que es la democracia burguesa.
Sobre la base de la experiencia de esos países, los oportunistas consideran que el materialismo histórico está equivocado y que la historia es reversible, que la tendencia general del imperialismo es hacia la democracia burguesa. Cuando Lenin habla de una "ley histórica", como el viraje de la democracia hacia la reacción política en la época del imperialismo, se refiere a una "tendencia" sobre la cual actúan fuerzas que operan ese sentido y fuerzas que operan en el opuesto y, aunque se pueden poner ejemplos opuestos, la tendencia dominante es la que Lenin, Dimitrov y la Internacional Comunista establecieron correctamente.
El caso de España así lo demuestra y es inconcebible que el regreso a la democracia burguesa se traslade a nuestro país, en donde el fascismo ni ha sido derrotado, ni ha tenido una historia corta. Del mismo modo que Marx y Engels pudieron desentrañar la esencia del capitalismo en aquel país, Inglaterra, el que había tenido una trayectoria más larga, la naturaleza política del fascismo se debe analizar en países como España, que es su modelo más acabado y teniendo en cuenta, como exigía Dimitrov, su evolución a lo largo del tiempo, sus cambios históricos y, muy especialmente, la transición.
¿Obstaculiza el fascismo el desarrollo de las fuerzas productivas?
En España el análisis del fascismo empieza con una vieja batalla ideológica contra las concepciones eurocomunistas de Carrillo, según las cuales el fascismo no le interesa a la burguesía, o al capital financiero, porque impide el desarrollo de las fuerzas productivas. Pero la evidencia histórica al respecto no puede ser más contundente: el fascismo es la más poderosa palanca de acumulación de capital porque somete al movimiento obrero a un régimen brutal de terror y a unas condiciones laborales leoninas. Así sucedió en España en la posguerra, donde miles de trabajadores fueron explotados en un régimen de semi-esclavitud y en donde tras el Plan de Estabilización de 1959 millones de campesinos tuvieron que emigrar, bien al exterior o bien a las ciudades. Los planes de desarrollo posteriores que el fascismo implementó convirtieron a España de un país semi-feudal a otro de capitalismo monopolista.
A veces esa misma tesis revisionista presenta otro formato, según el cual el fascismo impedía el desarrollo de las fuerzas productivas porque en la Europa democrática no admitían el ingreso de un régimen fascista como España. Esto también es rotundamente falso. Para justificar su claudicación, Carrillo y los eurocomunistas invirtieron la relación causal. Según ellos la incorporación económica formal a la Unión Europea era la causa y no la consecuencia de la integración económica. Pero España ya formaba parte integrante del mercado europeo antes del ingreso de España en la Unión Europea. En 1959 el capitalismo español se incorporó plenamente al mercado mundial y, específicamente, al europeo. La transformación monopolista de los años sesenta fue acelerada precisamente por esa inserción de España en los mercados exteriores y, más exactamente, por tres palancas fundamentales: la emigración al exterior, las inversiones de capital extranjero y el turismo.
Para llegar a dicha conclusión no es necesaria ninguna argumentación alambicada, porque es más que evidente que el capitalismo no aparca un buen negocio con un país por la naturaleza de su régimen político. Es sabido que los capitalistas de las democracias más relucientes no tienen escrúpulos en firmar sabrosos contratos con los criminales más sanguinarios, y lo mismo hizo la Unión Europea con el franquismo. Por ejemplo, el 29 de junio de 1970 la Comunidad Económica Europea, como se llamaba entonces, firmó con el gobierno franquista lo que se llamaba "un acuerdo preferencial".
No se trata sólo del vínculo de España con Europa, sino con cada uno de los países europeos. Uno de los ejemplos más llamativos fue la construcción en 1969 de la central nuclear de Vandellós I, prevista para la fabricación de armas atómicas. El capital de la central no sólo era propiedad de una empresa mixta hispano-francesa, sino que su tecnología también era francesa. A un país capitalista como Francia, cuna de los derechos humanos, no sólo no le importaba la naturaleza fascista del régimen español sino que estaba dispuesto a dotarle de armamento nuclear.
El fascismo es consecuencia de la crisis general del capitalismo
Entre los rasgos con los que Lenin caracterizó al imperialismo destaca que en dicha fase el capitalismo entra en una etapa de crisis generalizada, que no sólo es económica sino también política. Le dedica un capítulo completo a analizar este fenómeno, que le parece "muy importante" (7). El parasitismo, la descomposición, el estancamiento, son otras tantas "tendencias" actuales del capitalismo a las que también se le pueden encontrar excepciones que confirman la regla. Las crisis económicas, como la actual, no son cíclicas, por lo que no van a encontrar salida dentro del propio capitalismo. El fascismo es la adaptación del Estado burgués a esa situación de descomposición y crisis general, es decir, tanto económica como política, que en España alcanza cotas de verdadera degeneración, como estamos comprobando a diario.
La transición española fue uno de esos ejemplos de crisis general, a la vez económica y política, del sistema de dominación burgués que el franquismo pretendió resolver no suicidándose sino sucediéndose a sí mismo. La naturaleza de un régimen político, como cualquier fenómeno social y político, no se puede estudiar recurriendo a los tópicos seudo-marxistas sobre "hegemonía", "bloques de clases", "alianzas entre fracciones de clase" y demás. Ese tipo de recursos vacíos lo que pretenden es encubrir los hechos que hay que poner encima de la mesa: si España fue en un tiempo un régimen fascista y actualmente es democrático burgués es porque hubo un momento en el cual se produjo una modificación en la naturaleza Estado, tan profunda que se puede caracterizar como una excepción a las leyes del materialismo histórico, e incluso más: se puede decir que el materialismo histórico ha vuelto a equivocarse de nuevo y que la historia marcha en la dirección contraria de la prevista por Lenin, Dimitrov y la Internacional Comunista.
Salvo los más recalcitrantes reformistas, hoy no hay ninguna organización antifascista -que yo sepa- que reivindique el Estado actual como una conquista propia, es decir, que afirme: "Desde 1939 nosotros estuvimos luchando por este Estado". Más bien lo que dicen es lo contrario: "Desde 1939 nosotros estuvimos luchando contra este Estado". Por lo tanto, el cambio producido durante la transición no fue una conquista de ninguna organización popular sino una maniobra interna del propio régimen. La historia no muestra el caso de un régimen político que se suicide, es decir, deje de ser lo que es para convertirse en otra cosa distinta. De ello se desprende que a partir de 1975 la reforma política la dirigieron los propios fascistas y que el objetivo que perseguían con ella no era el de debilitar su dominación sobre las masas populares, sino reforzarla. Por último, si los fascistas hicieron algún tipo de cambio no fue porque dejaran de ser lo que siempre habían sido, fascistas, sino porque se vieron obligados a ello por el movimiento popular que durante la transición les había puesto en una situación de crisis muy peligrosa.
Al exponer quién estaba detrás del cambio y para qué hizo el cambio, con qué propósitos actuó, hay que descartar lo obvio: efectivamente, es verdad, hubo un cambio. Ante una crisis, el régimen dominante tiene que hacer algo para salir de ella, tiene que introducir innovaciones. Lo que se trata de saber es si esos cambios tuvieron una entidad cualitativa suficiente como para alterar la naturaleza política del Estado y, además, invertir la "tendencia" política del imperialismo hacia la reacción, la destrucción de las organizaciones de clase y la liquidación de las libertades. Eso es lo que tienen que mostrar.
En ese sentido el posicionamiento de las organizaciones revolucionarias hacia la transición es significativo porque, si el materialismo histórico no se equivoca, deberíamos suponer que quienes consideran que la transición supuso una transformación cualitativa del Estado a la democracia burguesa es porque han analizado al detalle aquella época y pueden mostrar muchos ejemplos de que en España la historia se volvió del revés. Pero no es eso lo que está ocurriendo, sino más bien al contrario, la transición está fuera de la agenda de los grupos comunistas y antifascistas en España; incluso lo consideran algo superado y exótico y, por decirlo más claramente, para ellos la transición es un tabú. No han explicado lo que deberían.
El materialismo histórico no admite vacíos ideológicos, y menos en la historia más reciente, porque favorecen la penetración de la ideología burguesa entre las filas del proletariado, que es lo que viene sucediendo actualmente en España. Al no replantear la transición, el movimiento antifascista en España ha asumido como propia la argumentación de la burguesía, que habla a través de los periodistas, los historiadores y sus políticos profesionales. No es que las organizaciones revolucionarias no tengan una posición propia sobre la transición, sino algo peor: han asumido y aceptado la de la burguesía. El discurso de unos (fascistas) y otros (antifascistas) coincide plenamente: durante la transición se produjo un cambio sustancial en la naturaleza del Estado.
Esa coincidencia con la ideología dominante conduce al abandono de las armas antes de empezar el combate y le está sirviendo en bandeja a la burguesía española lo que para ella es lo más importante, su gran coartada. Los fascistas escuchan de los labios de sus enemigos de clase lo que querían oír: que son demócratas. Incluso algunos comunistas legitiman a un Estado como el español que carecía de legitimidad hasta la transición. Sin embargo, no son capaces de responder a la pregunta: ¿qué ocurrió durante la transición que fuera capaz de legitimar a un Estado que hasta entonces carecía de ella? ¿dónde está esa legitimidad? ¿en qué se fundamenta?
Esas preguntas se multiplican con las recientes propuestas reformistas acerca de la necesidad de una "segunda transición", que seguramente pretenden que sea igual (de fraudulenta) que la primera. ¿No será que reivindican la segunda precisamente porque no ha habido una primera, es decir, porque nada cambió entonces y quieren que nada cambie tampoco ahora? El hecho es que la transición, que creían olvidada o que querían olvidar, retorna de nuevo. Está otra vez en las calles, donde se oyen cosas como "Lo llaman democracia y no lo es". Pues si España no es una democracia, ¿qué es entonces?
La naturaleza de la represión fascista
La asimilación del fascismo a la represión es otro estereotipo erróneo: un régimen no es democrático cuando reprime poco, ni es fascista cuando reprime mucho. En España este argumento tan absurdo es reiterativo en los momentos de represión intensa, como los actuales, o cuando saltan los casos de torturas. Parece que los días que no hay detenidos se puede hablar de democracia y cuando los hay lo que corresponde es tildar al régimen de "franquista" o protestar por el "regreso a la dictadura". Naturalmente es una frase retórica y oportunista cien por cien que demuestra que para ellos el fascismo es un arma arrojadiza, no un concepto fundamental del materialismo histórico. Como explicó Dimitrov, es un error calificar como fascismo cualquier medida reaccionaria de la burguesía (.
La identificación del fascismo por el volumen de represión nace del propio origen del fascismo como fuerza de choque de la burguesía en la época del imperialismo para frenar el auge del movimiento obrero y revolucionario. Dado que en algunos países esa primera ofensiva del fascismo fue derrotada en la Segunda Guerra Mundial, el fascismo se identifica con sus formas coyunturales originarias, especialmente con Hitler y Mussolini, los campos de concentración, las torturas brutales o la liquidación de los derechos fundamentales.
Pero el fascismo no es consecuencia de la represión, sino al revés. Las formas de represión cambian con las formas de dominación. Hay tribunales, cárceles y policías en todos los Estados, de donde los oportunistas deducen que los tribunales, las cárceles y los policías funcionan de la misma manera. Es una opinión muy extendida que se apoya sobre comodines selectos, el principal de los cuales es la manoseada "naturaleza de clase del Estado burgués", que acude al empleo de una represión que, en ocasiones, es incluso brutal, a pesar del carácter democrático del Estado, como ocurrió tras la Comuna de París.
Aquí hay un profundo error metodológico. El marxismo-leninismo es, como repitió Lenin, un análisis de lo concreto, de lo diferencial y, por lo tanto, de lo histórico. En todos los países capitalistas el capitalismo no es el mismo. El análisis empieza a partir del momento en el que se identifica a un país como capitalista y, sin embargo, se diferencia de otros países que también son capitalistas, es decir, cuando es capaz de establecer tanto la unidad como la diferencia de cada país.
El materialismo histórico no conoce argumentaciones que estén por encima de la historia, es decir, que se refieran a cualquier país en cualquier época. Es lo que sucede con la represión, que en este país padece el mismo vacío ideológico que la transición: también está fuera de la agenda de las organizaciones comunistas, seguramente porque la represión pasa a su lado pero no va contra ellas. Consideran preferible discutir los planes quinquenales, la coexistencia pacífica o los koljoses en la URSS que la ley de seguridad ciudadana, la ley de partidos, la de videovigilancia, la doctrina Parot, el régimen FIES, Interpol, Schengen, Echelon o las órdenes europeas de detención.
Cuando no se analiza la represión, no se analiza la historia. Donde hay una manifestación, al lado hay un policía antidisturbios. No se puede hablar de una cosa sin mencionar la otra. Una organización que no es capaz de analizar la represión, sus formas y su historia, no conoce al Estado contra el que pretende enfrentarse. Pero a esa organización no sólo le debería interesar conocer a fondo el contenido de la represión sino la naturaleza de la misma, las formas concretas que adopta porque, a veces, la represión es un acto extraordinariamente formalizado, mientras que otras los aparatos del Estado se sumergen en el funcionamiento paralelo, la tortura, las desapariciones y, en fin, los demás crímenes de Estado.
Pondré un ejemplo: en 1956 se prohibió en la República Federal de Alemania al Partido Comunista, algo que parece idéntico a la prohibición en España del PCE(r) en 2003. Sin embargo, no hay paralelismo posible, ambos fenómenos tienen poco que ver entre sí; ni Alemania es España, ni 1956 es 2003. Como corresponde a dos acontecimientos distintos, las formas no son las mismas. El KPD se prohibió tras un largo juicio ante el Tribunal Constitucional, con la parafernalia propia del caso; el PCE(r) lo prohibió un auto, es decir, una decisión de ínfimo rango de un único juez, en el que no hubo ni juicio, ni defensa, ni recurso de ninguna clase. El KPD había sido legal y luego cambió sus siglas por las de DKP y recuperó su legalidad; el PCE(r) nunca ha sido legal. El KPD nunca tuvo detenidos ni presos; el PCE(r) ha tenido unos 3.000 aproximadamente. Al KPD no le han asesinado militantes; al PCE(r) le han asesinado unos 30 aproximadamente. En fin, la prohibición del KPD responde a una situación coyuntural; la del PCE(r) es definitiva.
No creo necesario abundar en que para un comunista estudiar la represión es una práctica que consiste en luchar contra ella, y no sólo en denunciar su existencia. Tampoco me parece necesario repetir que para luchar contra un Estado hay que luchar también contra la represión de ese Estado.
Notas:
(1) Lenin, Sobre la caricatura del marxismo, Obras Completas, tomo 30, pg.98.
(2) Dimitrov, Obras Escogidas, tomo I, pg.581.
(3) "Los dirigentes que tenemos reflejan cómo somos", dice en una entrevista el grupo musical Deff con Dos, que titula un reciente disco "España es idiota": http://www.kaosenlared.net/component/k2/item/49241-entrevista-a-def-con-dos-%E2%80%9Clos-dirigentes-que-tenemos-reflejan-c%C3%B3mo-somos.html
(4) Dimitrov, Obras Escogidas, tomo I, pg.581.
(5) Dimitrov, Obras Escogidas, tomo I, pg.664.
(6) Dimitrov, Obras Escogidas, tomo I, pg.604.
(7) Lenin, El imperialismo fase superior del capitalismo, Obras Escogidas, tomo I, pgs.762 y stes.
( Dimitrov, Obras Escogidas, tomo I, pg.666.
Cambiar algo para que todo siga igual
Juan Manuel Olarieta
El materialismo histórico es una concepción científica acerca de la sociedad y de la historia que, como cualquier otra, tiene sus propios conceptos, uno de los cuales es el fascismo, que fue acuñado por la Internacional Comunista sobre la base de las tesis que Lenin dejó establecidas acerca del imperialismo, y que él mismo resumió de la siguiente manera:
"El viraje de la democracia a la reacción política constituye la superestructura política de la nueva economía, del capitalismo monopolista (el imperialismo es el capitalismo monopolista). La democracia corresponde a la libre competencia. La reacción política corresponde al monopolio [...]
"Tanto en la política exterior como en la interior, el imperialismo tiende por igual a conculcar la democracia, tiende a la reacción. En este sentido resulta indiscutible que el imperialismo es la 'negación' de la democracia en general, de toda la democracia" (1).
Naturalmente quienes están al margen del materialismo histórico no están de acuerdo con esa y otras tesis leninistas, ni utilizan los mismos conceptos científicos, ni son capaces tampoco de criticar a Lenin, Dimitrov y la Internacional Comunista, el núcleo de cuyas posiciones es que el imperialismo es la negación de la democracia.
Una burda falsificación del parlamentarismo
Además de legalidad, los Estados se rodean de legitimidad, tanto más en cuanto que la dominación de clase se impone sobre una base social muy estrecha, como es el caso de la burguesía monopolista, cuya legitimación reposa sobre la democracia. Por consiguiente, en la época imperialista la burguesía entra en contradicción con los propios fundamentos de su dominación y trata de esconderlos bajo diferentes disfraces que, en última instancia, como decía Dimitrov, son otras tantas falsificaciones burdas del parlamentarismo (2), es decir, del binomio pluripartidismo y elecciones, lo cual conduce a ese lema tan extendido de que "tenemos el gobierno que nos merecemos" (3). En definitiva, que la responsabilidad es nuestra, como siempre, porque no votamos a la opción correcta, que siempre suele ser reformista.
Esas concepciones son intolerables. Derivan de la confusión de la legitimidad con la legalidad, que corre paralela con la del Estado y el gobierno, olvidando que lo que habitualmente se conoce como "cuestiones de Estado" están por encima de los gobiernos, los partidos y las elecciones. Es más, no cambian (casi) nunca y, sin embargo, no suelen ser objeto de atención. En palabras de Dimitrov, el fascismo no concierne al gobierno sino al Estado; no es un simple cambio de gobierno sino de la "forma estatal de la dominación de clase de la burguesía" (4).
En 1935 Dimitrov tituló su informe a la Internacional Comunista como la "ofensiva del fascismo" porque en aquel momento ese era su rasgo más característico. Históricamente el fascismo nace por la manera brutal en que la burguesía enfrenta una situación de crisis provocada por el desafío del movimiento obrero tras la Revolución de Octubre. La ofensiva fascista de la burguesía supuso, correlativamente, la defensiva del movimiento obrero, por no decir su derrota y aplastamiento, con las conocidas secuelas represivas, campos de concentración, clandestinidad, exilio, etc.
Esa situación explica los motivos por los que el fascismo nace históricamente, así como sus consecuencias, pero no la esencia del fascismo mismo como superestructura política del Estado burgués característica de la época del imperialismo. Por lo tanto, el fascismo no se identifica ni con aquella etapa, ni tampoco con alguna de las formas concretas que ha revestido en alguno de los países, por ejemplo, con el corporativismo italiano.
Ahora bien, afirma Dimitrov, no se puede establecer un esquema general sobre el desarrollo del fascismo (5) y, en cualquier caso, el partido comunista debe prever el paso de las formas defensivas a las ofensivas (6). Con tanta más razón en aquellos países, como España y Portugal, en los que el fascismo ha tenido una historia larga, que no coincide con la experiencia política de otros países, como Alemania o Italia, donde fue derrotado en 1945, es decir, en donde la experiencia fue relativamente breve, lo que ha contribuido a su mixtificación al presentarlo como un régimen excepcional, un paréntesis político, tras el cual el Estado burgués vuelve siempre a su forma "normal", que es la democracia burguesa.
Sobre la base de la experiencia de esos países, los oportunistas consideran que el materialismo histórico está equivocado y que la historia es reversible, que la tendencia general del imperialismo es hacia la democracia burguesa. Cuando Lenin habla de una "ley histórica", como el viraje de la democracia hacia la reacción política en la época del imperialismo, se refiere a una "tendencia" sobre la cual actúan fuerzas que operan ese sentido y fuerzas que operan en el opuesto y, aunque se pueden poner ejemplos opuestos, la tendencia dominante es la que Lenin, Dimitrov y la Internacional Comunista establecieron correctamente.
El caso de España así lo demuestra y es inconcebible que el regreso a la democracia burguesa se traslade a nuestro país, en donde el fascismo ni ha sido derrotado, ni ha tenido una historia corta. Del mismo modo que Marx y Engels pudieron desentrañar la esencia del capitalismo en aquel país, Inglaterra, el que había tenido una trayectoria más larga, la naturaleza política del fascismo se debe analizar en países como España, que es su modelo más acabado y teniendo en cuenta, como exigía Dimitrov, su evolución a lo largo del tiempo, sus cambios históricos y, muy especialmente, la transición.
¿Obstaculiza el fascismo el desarrollo de las fuerzas productivas?
En España el análisis del fascismo empieza con una vieja batalla ideológica contra las concepciones eurocomunistas de Carrillo, según las cuales el fascismo no le interesa a la burguesía, o al capital financiero, porque impide el desarrollo de las fuerzas productivas. Pero la evidencia histórica al respecto no puede ser más contundente: el fascismo es la más poderosa palanca de acumulación de capital porque somete al movimiento obrero a un régimen brutal de terror y a unas condiciones laborales leoninas. Así sucedió en España en la posguerra, donde miles de trabajadores fueron explotados en un régimen de semi-esclavitud y en donde tras el Plan de Estabilización de 1959 millones de campesinos tuvieron que emigrar, bien al exterior o bien a las ciudades. Los planes de desarrollo posteriores que el fascismo implementó convirtieron a España de un país semi-feudal a otro de capitalismo monopolista.
A veces esa misma tesis revisionista presenta otro formato, según el cual el fascismo impedía el desarrollo de las fuerzas productivas porque en la Europa democrática no admitían el ingreso de un régimen fascista como España. Esto también es rotundamente falso. Para justificar su claudicación, Carrillo y los eurocomunistas invirtieron la relación causal. Según ellos la incorporación económica formal a la Unión Europea era la causa y no la consecuencia de la integración económica. Pero España ya formaba parte integrante del mercado europeo antes del ingreso de España en la Unión Europea. En 1959 el capitalismo español se incorporó plenamente al mercado mundial y, específicamente, al europeo. La transformación monopolista de los años sesenta fue acelerada precisamente por esa inserción de España en los mercados exteriores y, más exactamente, por tres palancas fundamentales: la emigración al exterior, las inversiones de capital extranjero y el turismo.
Para llegar a dicha conclusión no es necesaria ninguna argumentación alambicada, porque es más que evidente que el capitalismo no aparca un buen negocio con un país por la naturaleza de su régimen político. Es sabido que los capitalistas de las democracias más relucientes no tienen escrúpulos en firmar sabrosos contratos con los criminales más sanguinarios, y lo mismo hizo la Unión Europea con el franquismo. Por ejemplo, el 29 de junio de 1970 la Comunidad Económica Europea, como se llamaba entonces, firmó con el gobierno franquista lo que se llamaba "un acuerdo preferencial".
No se trata sólo del vínculo de España con Europa, sino con cada uno de los países europeos. Uno de los ejemplos más llamativos fue la construcción en 1969 de la central nuclear de Vandellós I, prevista para la fabricación de armas atómicas. El capital de la central no sólo era propiedad de una empresa mixta hispano-francesa, sino que su tecnología también era francesa. A un país capitalista como Francia, cuna de los derechos humanos, no sólo no le importaba la naturaleza fascista del régimen español sino que estaba dispuesto a dotarle de armamento nuclear.
El fascismo es consecuencia de la crisis general del capitalismo
Entre los rasgos con los que Lenin caracterizó al imperialismo destaca que en dicha fase el capitalismo entra en una etapa de crisis generalizada, que no sólo es económica sino también política. Le dedica un capítulo completo a analizar este fenómeno, que le parece "muy importante" (7). El parasitismo, la descomposición, el estancamiento, son otras tantas "tendencias" actuales del capitalismo a las que también se le pueden encontrar excepciones que confirman la regla. Las crisis económicas, como la actual, no son cíclicas, por lo que no van a encontrar salida dentro del propio capitalismo. El fascismo es la adaptación del Estado burgués a esa situación de descomposición y crisis general, es decir, tanto económica como política, que en España alcanza cotas de verdadera degeneración, como estamos comprobando a diario.
La transición española fue uno de esos ejemplos de crisis general, a la vez económica y política, del sistema de dominación burgués que el franquismo pretendió resolver no suicidándose sino sucediéndose a sí mismo. La naturaleza de un régimen político, como cualquier fenómeno social y político, no se puede estudiar recurriendo a los tópicos seudo-marxistas sobre "hegemonía", "bloques de clases", "alianzas entre fracciones de clase" y demás. Ese tipo de recursos vacíos lo que pretenden es encubrir los hechos que hay que poner encima de la mesa: si España fue en un tiempo un régimen fascista y actualmente es democrático burgués es porque hubo un momento en el cual se produjo una modificación en la naturaleza Estado, tan profunda que se puede caracterizar como una excepción a las leyes del materialismo histórico, e incluso más: se puede decir que el materialismo histórico ha vuelto a equivocarse de nuevo y que la historia marcha en la dirección contraria de la prevista por Lenin, Dimitrov y la Internacional Comunista.
Salvo los más recalcitrantes reformistas, hoy no hay ninguna organización antifascista -que yo sepa- que reivindique el Estado actual como una conquista propia, es decir, que afirme: "Desde 1939 nosotros estuvimos luchando por este Estado". Más bien lo que dicen es lo contrario: "Desde 1939 nosotros estuvimos luchando contra este Estado". Por lo tanto, el cambio producido durante la transición no fue una conquista de ninguna organización popular sino una maniobra interna del propio régimen. La historia no muestra el caso de un régimen político que se suicide, es decir, deje de ser lo que es para convertirse en otra cosa distinta. De ello se desprende que a partir de 1975 la reforma política la dirigieron los propios fascistas y que el objetivo que perseguían con ella no era el de debilitar su dominación sobre las masas populares, sino reforzarla. Por último, si los fascistas hicieron algún tipo de cambio no fue porque dejaran de ser lo que siempre habían sido, fascistas, sino porque se vieron obligados a ello por el movimiento popular que durante la transición les había puesto en una situación de crisis muy peligrosa.
Al exponer quién estaba detrás del cambio y para qué hizo el cambio, con qué propósitos actuó, hay que descartar lo obvio: efectivamente, es verdad, hubo un cambio. Ante una crisis, el régimen dominante tiene que hacer algo para salir de ella, tiene que introducir innovaciones. Lo que se trata de saber es si esos cambios tuvieron una entidad cualitativa suficiente como para alterar la naturaleza política del Estado y, además, invertir la "tendencia" política del imperialismo hacia la reacción, la destrucción de las organizaciones de clase y la liquidación de las libertades. Eso es lo que tienen que mostrar.
En ese sentido el posicionamiento de las organizaciones revolucionarias hacia la transición es significativo porque, si el materialismo histórico no se equivoca, deberíamos suponer que quienes consideran que la transición supuso una transformación cualitativa del Estado a la democracia burguesa es porque han analizado al detalle aquella época y pueden mostrar muchos ejemplos de que en España la historia se volvió del revés. Pero no es eso lo que está ocurriendo, sino más bien al contrario, la transición está fuera de la agenda de los grupos comunistas y antifascistas en España; incluso lo consideran algo superado y exótico y, por decirlo más claramente, para ellos la transición es un tabú. No han explicado lo que deberían.
El materialismo histórico no admite vacíos ideológicos, y menos en la historia más reciente, porque favorecen la penetración de la ideología burguesa entre las filas del proletariado, que es lo que viene sucediendo actualmente en España. Al no replantear la transición, el movimiento antifascista en España ha asumido como propia la argumentación de la burguesía, que habla a través de los periodistas, los historiadores y sus políticos profesionales. No es que las organizaciones revolucionarias no tengan una posición propia sobre la transición, sino algo peor: han asumido y aceptado la de la burguesía. El discurso de unos (fascistas) y otros (antifascistas) coincide plenamente: durante la transición se produjo un cambio sustancial en la naturaleza del Estado.
Esa coincidencia con la ideología dominante conduce al abandono de las armas antes de empezar el combate y le está sirviendo en bandeja a la burguesía española lo que para ella es lo más importante, su gran coartada. Los fascistas escuchan de los labios de sus enemigos de clase lo que querían oír: que son demócratas. Incluso algunos comunistas legitiman a un Estado como el español que carecía de legitimidad hasta la transición. Sin embargo, no son capaces de responder a la pregunta: ¿qué ocurrió durante la transición que fuera capaz de legitimar a un Estado que hasta entonces carecía de ella? ¿dónde está esa legitimidad? ¿en qué se fundamenta?
Esas preguntas se multiplican con las recientes propuestas reformistas acerca de la necesidad de una "segunda transición", que seguramente pretenden que sea igual (de fraudulenta) que la primera. ¿No será que reivindican la segunda precisamente porque no ha habido una primera, es decir, porque nada cambió entonces y quieren que nada cambie tampoco ahora? El hecho es que la transición, que creían olvidada o que querían olvidar, retorna de nuevo. Está otra vez en las calles, donde se oyen cosas como "Lo llaman democracia y no lo es". Pues si España no es una democracia, ¿qué es entonces?
La naturaleza de la represión fascista
La asimilación del fascismo a la represión es otro estereotipo erróneo: un régimen no es democrático cuando reprime poco, ni es fascista cuando reprime mucho. En España este argumento tan absurdo es reiterativo en los momentos de represión intensa, como los actuales, o cuando saltan los casos de torturas. Parece que los días que no hay detenidos se puede hablar de democracia y cuando los hay lo que corresponde es tildar al régimen de "franquista" o protestar por el "regreso a la dictadura". Naturalmente es una frase retórica y oportunista cien por cien que demuestra que para ellos el fascismo es un arma arrojadiza, no un concepto fundamental del materialismo histórico. Como explicó Dimitrov, es un error calificar como fascismo cualquier medida reaccionaria de la burguesía (.
La identificación del fascismo por el volumen de represión nace del propio origen del fascismo como fuerza de choque de la burguesía en la época del imperialismo para frenar el auge del movimiento obrero y revolucionario. Dado que en algunos países esa primera ofensiva del fascismo fue derrotada en la Segunda Guerra Mundial, el fascismo se identifica con sus formas coyunturales originarias, especialmente con Hitler y Mussolini, los campos de concentración, las torturas brutales o la liquidación de los derechos fundamentales.
Pero el fascismo no es consecuencia de la represión, sino al revés. Las formas de represión cambian con las formas de dominación. Hay tribunales, cárceles y policías en todos los Estados, de donde los oportunistas deducen que los tribunales, las cárceles y los policías funcionan de la misma manera. Es una opinión muy extendida que se apoya sobre comodines selectos, el principal de los cuales es la manoseada "naturaleza de clase del Estado burgués", que acude al empleo de una represión que, en ocasiones, es incluso brutal, a pesar del carácter democrático del Estado, como ocurrió tras la Comuna de París.
Aquí hay un profundo error metodológico. El marxismo-leninismo es, como repitió Lenin, un análisis de lo concreto, de lo diferencial y, por lo tanto, de lo histórico. En todos los países capitalistas el capitalismo no es el mismo. El análisis empieza a partir del momento en el que se identifica a un país como capitalista y, sin embargo, se diferencia de otros países que también son capitalistas, es decir, cuando es capaz de establecer tanto la unidad como la diferencia de cada país.
El materialismo histórico no conoce argumentaciones que estén por encima de la historia, es decir, que se refieran a cualquier país en cualquier época. Es lo que sucede con la represión, que en este país padece el mismo vacío ideológico que la transición: también está fuera de la agenda de las organizaciones comunistas, seguramente porque la represión pasa a su lado pero no va contra ellas. Consideran preferible discutir los planes quinquenales, la coexistencia pacífica o los koljoses en la URSS que la ley de seguridad ciudadana, la ley de partidos, la de videovigilancia, la doctrina Parot, el régimen FIES, Interpol, Schengen, Echelon o las órdenes europeas de detención.
Cuando no se analiza la represión, no se analiza la historia. Donde hay una manifestación, al lado hay un policía antidisturbios. No se puede hablar de una cosa sin mencionar la otra. Una organización que no es capaz de analizar la represión, sus formas y su historia, no conoce al Estado contra el que pretende enfrentarse. Pero a esa organización no sólo le debería interesar conocer a fondo el contenido de la represión sino la naturaleza de la misma, las formas concretas que adopta porque, a veces, la represión es un acto extraordinariamente formalizado, mientras que otras los aparatos del Estado se sumergen en el funcionamiento paralelo, la tortura, las desapariciones y, en fin, los demás crímenes de Estado.
Pondré un ejemplo: en 1956 se prohibió en la República Federal de Alemania al Partido Comunista, algo que parece idéntico a la prohibición en España del PCE(r) en 2003. Sin embargo, no hay paralelismo posible, ambos fenómenos tienen poco que ver entre sí; ni Alemania es España, ni 1956 es 2003. Como corresponde a dos acontecimientos distintos, las formas no son las mismas. El KPD se prohibió tras un largo juicio ante el Tribunal Constitucional, con la parafernalia propia del caso; el PCE(r) lo prohibió un auto, es decir, una decisión de ínfimo rango de un único juez, en el que no hubo ni juicio, ni defensa, ni recurso de ninguna clase. El KPD había sido legal y luego cambió sus siglas por las de DKP y recuperó su legalidad; el PCE(r) nunca ha sido legal. El KPD nunca tuvo detenidos ni presos; el PCE(r) ha tenido unos 3.000 aproximadamente. Al KPD no le han asesinado militantes; al PCE(r) le han asesinado unos 30 aproximadamente. En fin, la prohibición del KPD responde a una situación coyuntural; la del PCE(r) es definitiva.
No creo necesario abundar en que para un comunista estudiar la represión es una práctica que consiste en luchar contra ella, y no sólo en denunciar su existencia. Tampoco me parece necesario repetir que para luchar contra un Estado hay que luchar también contra la represión de ese Estado.
Notas:
(1) Lenin, Sobre la caricatura del marxismo, Obras Completas, tomo 30, pg.98.
(2) Dimitrov, Obras Escogidas, tomo I, pg.581.
(3) "Los dirigentes que tenemos reflejan cómo somos", dice en una entrevista el grupo musical Deff con Dos, que titula un reciente disco "España es idiota": http://www.kaosenlared.net/component/k2/item/49241-entrevista-a-def-con-dos-%E2%80%9Clos-dirigentes-que-tenemos-reflejan-c%C3%B3mo-somos.html
(4) Dimitrov, Obras Escogidas, tomo I, pg.581.
(5) Dimitrov, Obras Escogidas, tomo I, pg.664.
(6) Dimitrov, Obras Escogidas, tomo I, pg.604.
(7) Lenin, El imperialismo fase superior del capitalismo, Obras Escogidas, tomo I, pgs.762 y stes.
( Dimitrov, Obras Escogidas, tomo I, pg.666.
fusiles contra el patrón- Comunista
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Re: ¿Opináis que España se rige por un fascismo de Estado enmascarado por una "democracia"?
Ленина escribió:Dejo un fragmento de un comunicado del PCOE que trata la cuestión de la caracterización del Estado:
Por último, con la categorización del sistema actual español en fascismo como sustentan los oportunistas de izquierda, obtenemos otra fórmula para retrasar el proceso revolucionario al desviarnos de la realidad socioeconómica existente. Pues opinan que del fascismo franquista no es posible alcanzar la democracia burguesa, porque supone una vuelta atrás de la historia y la historia no da marcha hacia atrás. Decir que España o cualquier otro país de la Europa desarrollada es fascista, es cuando menos la manifestación del delírium trémens que aqueja a los responsables teóricos de los grupos maoístas que pululan por Europa y, especialmente, por el Estado español.
En realidad, y a juzgar por sus contradicciones teóricas, para estos grupos no existen límites de ningún grado ni especie entre fascismo y democracia burguesa. Por lo que se puede apreciar, el discurso les lleva a considerar que desde la aparición del capitalismo monopolista de estado, todo es fascismo porque, obviamente, fascismo y democracia burguesa poseen el mismo contenido.
Está claro que para no contradecir a los clásicos, admiten que en algún momento existió la democracia burguesa, con unas características muy concretas. Para ellos, la legalización de los partidos, la existencia del Parlamento burgués, y todo lo que hasta ahora distinguía la democracia burguesa del fascismo, ya no lo es, por evolución del fascismo y por la pérdida de vigencia de la democracia burguesa. Se trata de un débil esfuerzo gnoseológico para evitar tener que confesar que su táctica es un error y les ha conducido a un callejón sin salida, mejor dicho, la única salida que les queda es llamar a todo fascismo, salvo el principio de los principios que fue la democracia burguesa.
Podemos resumir en tres los pilares en los que se basa la caracterización del fascismo, en este caso el fascismo español, según el documento titulado: “LA INSTITUCIONALIZACION DEL FASCISMO:
1.- “Desde siempre, uno de los rasgos definitorios de la línea de nuestro Partido ha sido la caracterización del régimen actual como fascismo. Incluso antes de la transición, en los viejos tiempos de la OMLE, y siempre a contracorriente, ya nos anticipamos anunciando que no sería posible regresar del franquismo a la democracia burguesa, que la historia no daba marcha atrás.”
Tanto la burguesía como el proletariado han acumulado una rica experiencia en el sentido contrario, en la que primero el acceso al poder de la burguesía en Europa, recorrió un proceso por un periplo de más de un siglo que se caracterizó por la alternancia en el poder con las clases dirigentes del Antiguo Régimen. Por su parte, la desaparición de la Comuna de París, así como la aniquilación del socialismo en la Europa del Este, la involución en China etc., demuestran palmariamente que la historia da marcha atrás.
2.- “Una de las características más sobresalientes del fascismo es la constante ostentación de sus medios, de su poderío policial y militar, el permanente despliegue de fuerza que muestra a todas horas. Pero esa es precisamente su debilidad: no podría sustentarse ni un minuto en su dominación sin esos medios; los necesita para perpetuarse en el poder y sobre todo necesita restregárnoslos delante de nuestras narices para infundirnos miedo. El fascismo es una dominación terrorista que se apoya en el temor generalizado que inculca a las masas de manera cotidiana y sistemática”.
En efecto, esto es así, sólo que no es una característica del fascismo, sino de todos los Estados que ha conocido históricamente la sociedad humana. Desde el esclavismo al socialismo, cualquiera que sea su forma de dictadura, tienen que hacer ostentación constante de sus fuerzas. Pero no podemos admitir que sea síntoma de debilidad, a menos, que se afirme en un alarde de pensamiento moral y demagógico. La fuerza del capitalismo, fascista o democracia burguesa, es su poder militar y eso es precisamente lo que se ha de enseñar a las masas trabajadoras para que aprendan a combatirla y no para confiarse en una falsa debilidad, que sin duda las llevaría al sacrificio por no estar preparadas.
3.- “El Estado monopolista y los partidos parlamentarios forman parte de un único sistema político fascista, ya no están separados como en la época de la democracia burguesa. Por eso se habla del Estado actual como un Estado de partidos”.
La existencia de partidos en determinados países fascistas, no puede confundirse con el sistema de partidos de la democracia burguesa, por más intento por encontrar justificación que lo afirme. En el fascismo la existencia de partidos, sólo fascistas, no es una generalidad sino una excepcionalidad, mientras que en la democracia burguesa sí que le da carácter, salvo que se haya llegado al convencimiento de que todos los partidos existentes son fascistas, a excepción de uno mismo.
Sin embargo, una lectura lógica sobre el fascismo que se ha tragado magistralmente a la democracia burguesa, apoderándose de sus características distintivas, nos conduce al lugar opuesto de donde parte el oportunismo de izquierda. En este caso llegamos a la conclusión de que criminalizan o asesinan a la democracia burguesa, para hacer apología de un fascismo dulzón y evolucionado.
Los autores de dicho documento deberían repasarlo y corregir aspectos que ya no concuerdan con la realidad actual:
“España es hoy un Estado con dos millones de funcionarios, y éste es el único empleo en el que no hay despidos ni reconversiones. Un funcionario tiene empleo para toda la vida y su tarea es siempre la misma. La burocracia está profesionalizada y especializada para controlar minuciosamente todas y cada una de las parcelas en las que se desenvuelve con el fin de prevenir las crisis y, en su caso, impedir su propagación o paliar sus efectos”.
Si éste es uno de los argumentos de peso para la demostración irrefutable de que el régimen español es fascista, la crisis lo desmiente, porque precisamente, durante las crisis cíclicas como la que se está dando ahora, es cuando más se acerca la democracia burguesa al fascismo y aquellos rasgos que son comunes (por ser ambas la dictadura de la burguesía) se confunden y como vemos, son estos momentos de avance represivo (económico-político e ideológico) de la burguesía cuando los funcionarios en los que “se basa el fascismo para sostener su poder económico”, son relegados y despreciados por el sistema. ¿democrático burgués o fascista?.
El conocimiento de la realidad existente en cada momento es lo que permite al partido de vanguardia conformar su táctica de masas, actualizarla en todo instante e incluso cambiarla por otra, porque las circunstancias lo aconsejen. Más esto no es propio del reformismo y del oportunismo de izquierda, que dada su obsesión porque las condiciones no varían, les hace marchar a contrapelo de la historia.
Podéis encontrar el comunicado completo en la página del Partido: http://pcoe.net/index.php?option=com_content&view=article&id=495:el-reformismo-de-derecha-y-el-izquierdismo-abanderan-la-salvaguarda-del-capitalismo-mundial&catid=65:informes-y-comunicados
Ya leí este documento en su día. Yo personalmente no sabría dar una respuesta definitiva a la cuestión que nos ocupa. No obstante, al leer esto, me sacudieron ciertas dudas o discrepancias.
1.- No entiendo porque se dice que las organizaciones que caracterizan este régimen como fascista colaboran a retrasar la revolución.
2.- En el segundo párrafo, oculta o ignora el análisis que el materialismo histórico realiza sobre el fascismo y su fundamentación material cuando afirma que para esas organizaciones no existe barrera alguna entre democracia burguesa y fascismo. El fascimo se va desarrollando a medida lo va haciendo el imperialismo y el monopolismo capitalista. De hecho, Lenin caracterizó al imperialismo como una fase de constante reacción por parte de las fuerzas burguesas que anulaba su propio concepto tradicional de democracia.
3.- Los estractos expuestos del texto La Institucionalización del Fascismo, parecen haber sido premeditadamente escogidos con el fin de legitimar el análisis del PCOE. El punto que explica y sustenta la teoría del régimen fascista es la misma que he puesto antes, la misma que a su vez expuso Dimitrov, la misma que Lenin intuyó.
Por lo demás, el PCOE afirma que por ejemplo la cáida del socialismo en la URSS prueba que la historia si puede dar marcha atrás. Sin embargo, ignoran dos importantes factores cuando dicen eso. Por una parte, ignoran que lo que se afirma es que la TENDENCIA del imperialismo es a la continua reacción, la TENDENCIA histórica representa un avance general. Así, el capitalismo tiende al imperialismo y el imperialismo tiende a la Revolución, tienen a la agudización de las contradicciones en su seno y asienta las premisas para la dictaruda del proletariado.
Ahora bien, en ningún momento se afirma que esta tendencia al avance sea lineal, allí es donde entra en juego la concepción dieléctica marxista, todo avance contempla también toda posibilidada de retrocesos o estancamientos. Que si bien pueden producirse, no son sino LA EXCEPCIÓN HISTÓRICA A LA NORMA GENERAL DEL AVANCE HISTÓRICO.
Eso en primer lugar. En segundo lugar, se está ignorando un necesario análisis de clase en esa comparación. La que es conocida como la caída del comunismo en la URSS, no fue sino la quiebra del revisionismo. Es decir, que dicha caída venía precedida de un previo y prolongado proceso de desmantelamiento intestino PROMOVIDA POR LA CLASE BURGUESA, que bien física, bien ideológicamente, se había infiltrado dentro del Estado Mayor de la patria obrera. Fue eso lo que posibilitó el retroceso.
Ahora bien, en el caso de la España de la transición, esto no se sostiene por ningún lado. La clase obrera nunca tomó los resortes de poder del Estado fascista, fueron los propios fascistas los que en todo momento controlaron el destino y la transformación de su propio Estado. Del mismo modo que resulta lógico que los revisionistas destruyeran el Estado su clase enemiga, la obrera, todavía no me explico como un Estado fascista va a autoinmolarse, destruírse a si mismo. No tiene ningún tipo de sentido. El PCOE con este análisis está otorgando legitimidad a la farsa de la transición.
Finalmente, no entiendo lo que quieren decir aquí
La existencia de partidos en determinados países fascistas, no puede confundirse con el sistema de partidos de la democracia burguesa, por más intento por encontrar justificación que lo afirme. En el fascismo la existencia de partidos, sólo fascistas, no es una generalidad sino una excepcionalidad, mientras que en la democracia burguesa sí que le da carácter, salvo que se haya llegado al convencimiento de que todos los partidos existentes son fascistas, a excepción de uno mismo.
Pero lo que se tiene que tener claro, es que ni el fascismo presupone la existencia de uno solo o de varios partídos SOLO OFICIALMENTE FASCISTAS. Ni el pluripartidismo es ningún garante de democracia burguesa en su más puro estado.
Ashandarei- Gran camarada
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- Mensaje n°86
Re: ¿Opináis que España se rige por un fascismo de Estado enmascarado por una "democracia"?
Para decir o no que el Estado español es fascista o no, lo primero es realizar una definición de lo que viene a ser el fascismo, y en base a eso, observar si se corresponde con la realidad o no.
El fascismo es una forma de organización política característica de la fase monopolista del capitalismo, es decir, del imperialismo. Como tal, no se deben mezclar imperialismo (forma de organización económica y de monopolismo del Estado) con fascismo, que es exclusivamente una forma de organización política que no es la democracia burguesa.
Una vez dicho esto, el camarada Dimitrov definió el fascismo como "dictadura terrorista abierta", para comprenderlo, debemos diferenciar primero la violencia ejercida por la burguesía contra el obrero por ser clases antagónicas y cuyo fin es la apropiación de la plusvalía por el capitalista, de la violencia ejercida en su fase imperialista por las instituciones del Estado hacia el obrero como respuesta a la posibilidad o inminente hecho de un auge revolucionario por parte del obrero. Es decir, algún sector de la burguesía (no de forma pactada entre todos ellos, sino sólo algunos sectores), espontáneamente ven la necesidad de eliminar toda posibilidad de revolución ante el inminente posible estallido revolucionario, y para ello, es necesaria una nueva organización política: el fascismo.
Ahora volviendo a España, vemos que efectivamente nos encontramos en la fase imperialista dentro del desarrollo económico del capitalismo, la pregunta es: ¿nos encontramos en la estructura política denominada fascismo?
Muchos argumentan que la existencia de instituciones heredadas del franquismo es prueba de ello, o la represión del obrero o la tortura de comunistas en las cárceles. Si bien esto puede parecer la prueba de que el Estado español es fascista, no es sino un grave error pensarlo así, ya que no son dichas instituciones en sí las que determinan que el Estado sea fascista o no (que, como ya mencioné antes, la violencia entre clases ha existido durante todo el desarrollo del capitalismo), sino que es el terrorismo abierto por parte del Estado el que determina ésto.
Más allá, hay quienes argumentan que la represión en manifestaciones o las detenciones arbitrarias son la prueba definitiva de ello, sin embargo yerran de nuevo, ya que la represión sigue siendo ocultada bajo una máscara democrática, de legitimidad y de necesidad.
Por otro lado, hay quienes parecen olvidar que el fascismo se da ante un posible o inminente auge revolucionario, y olvidan también que en España no existe aún tal posibilidad, por lo que la necesidad de esa estructura política es en sí innecesaria.
El fascismo es una forma de organización política característica de la fase monopolista del capitalismo, es decir, del imperialismo. Como tal, no se deben mezclar imperialismo (forma de organización económica y de monopolismo del Estado) con fascismo, que es exclusivamente una forma de organización política que no es la democracia burguesa.
Una vez dicho esto, el camarada Dimitrov definió el fascismo como "dictadura terrorista abierta", para comprenderlo, debemos diferenciar primero la violencia ejercida por la burguesía contra el obrero por ser clases antagónicas y cuyo fin es la apropiación de la plusvalía por el capitalista, de la violencia ejercida en su fase imperialista por las instituciones del Estado hacia el obrero como respuesta a la posibilidad o inminente hecho de un auge revolucionario por parte del obrero. Es decir, algún sector de la burguesía (no de forma pactada entre todos ellos, sino sólo algunos sectores), espontáneamente ven la necesidad de eliminar toda posibilidad de revolución ante el inminente posible estallido revolucionario, y para ello, es necesaria una nueva organización política: el fascismo.
Ahora volviendo a España, vemos que efectivamente nos encontramos en la fase imperialista dentro del desarrollo económico del capitalismo, la pregunta es: ¿nos encontramos en la estructura política denominada fascismo?
Muchos argumentan que la existencia de instituciones heredadas del franquismo es prueba de ello, o la represión del obrero o la tortura de comunistas en las cárceles. Si bien esto puede parecer la prueba de que el Estado español es fascista, no es sino un grave error pensarlo así, ya que no son dichas instituciones en sí las que determinan que el Estado sea fascista o no (que, como ya mencioné antes, la violencia entre clases ha existido durante todo el desarrollo del capitalismo), sino que es el terrorismo abierto por parte del Estado el que determina ésto.
Más allá, hay quienes argumentan que la represión en manifestaciones o las detenciones arbitrarias son la prueba definitiva de ello, sin embargo yerran de nuevo, ya que la represión sigue siendo ocultada bajo una máscara democrática, de legitimidad y de necesidad.
Por otro lado, hay quienes parecen olvidar que el fascismo se da ante un posible o inminente auge revolucionario, y olvidan también que en España no existe aún tal posibilidad, por lo que la necesidad de esa estructura política es en sí innecesaria.
ndk- Miembro del Soviet
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- Mensaje n°87
Re: ¿Opináis que España se rige por un fascismo de Estado enmascarado por una "democracia"?
Echospace- Miembro del Soviet
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- Mensaje n°88
No se puede decir mejor
ndk escribió:
No se puede decir mejor.
Habría que ponerle este vídeo al ciudadanista, a ver que dice ahora.
Kirtash- Gran camarada
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- Mensaje n°89
Re: ¿Opináis que España se rige por un fascismo de Estado enmascarado por una "democracia"?
Saludos, este es mi primer post, aunque suelo seguir el foro de forma habitual.
Yo pienso que España es una democracia burguesa. Tanto la democracia burguesa como la dictadura fascistas son dictaduras del capital. En toda dictadura del capital hay represión sobre el movimiento obrero, sin embargo en la dictadura fascista se realiza de forma abierta, mientras que en la democracia burguesa se hace todo a encubierto, como es el caso.
De echo ni siquiera tiene por qué ser superior la represión en el fascismo que en una democracia burguesa.
Yo pienso que España es una democracia burguesa. Tanto la democracia burguesa como la dictadura fascistas son dictaduras del capital. En toda dictadura del capital hay represión sobre el movimiento obrero, sin embargo en la dictadura fascista se realiza de forma abierta, mientras que en la democracia burguesa se hace todo a encubierto, como es el caso.
De echo ni siquiera tiene por qué ser superior la represión en el fascismo que en una democracia burguesa.
Manifiesto- Miembro del Soviet
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- Mensaje n°90
España hoy, ¿Estado fascista o democracia burguesa?
Este es un debate que parece estar en boga entre las filas del movimiento comunista del país, pero me parece que nunca se plantea directamente, por lo que pienso que en ocasiones resulta complicado sacar conclusiones. La razón de ser de este hilo es que los participantes del foro debatamos aquí sobre esto, ¿La forma de dominación que establece la oligarquía española en el país sobre el proletariado y demás sectores populares (campesinado, pequeña burguesía, autónomos, jubilados o estudiantes...) es de tipo fascista o por el contrario es la dominación de la democracia burguesa?
Como creador del hilo empiezo yo exponiendo en rasgos generales mi posición sobre el tema, que pueden tomarse como una opinión más, o como una guión o un texto sobre el cual debatir, esto ya se verá sobre la marcha.
Una breve introducción histórica
Lo primero que me gustaría señalar es que tanto la democracia burguesa como el fascismo son formas de dominación burguesa, lo que las diferencia entre si son los métodos que usa la burguesía para sacarse de en medio al proletariado revolucionario. Todo empieza en el siglo XIX, aparecen los partidos socialdemócratas y su nombre se debe principalmente a que su tarea principal y más inmediata como organización política es la de conseguir la democracia burguesa, lugar que ellos entendían como el mejor para organizar la revolución debido a las libertades políticas, de prensa, de propaganda, de manifestación, reunión, de huelga... etc. Por suerte para el proletariado, parte de la burguesía apoyaba las reformas democráticas de los Estados burgueses, en España se llamaban los radicales, los progresistas y más tardíamente los demócratas; los republicanos fueron más tarde aún. Todo pintaba bien, las organizaciones obreras eran muchas y muy numerosas, estaban conectadas en el plano internacional, había prensa obrera, huelgas, diputados... La democracia burguesa permitió que la política revolucionaria se organizase en su seno sin prácticamente impedimentos.
No tardó mucho en ponerse el imperialismo a la orden del día, y con él, se abrió la época de la decadencia, la crisis y la descomposición del capitalismo, pero a su vez, se puso a la orden del día la revolución proletaria y el socialismo, lo cual no sólo crispó a las oligarquías burguesas, sino que se movilizaron rápidamente en la contrainsurgencia, en el Estado de guerra permanente y en la represión más sucia: el fascismo. El fascismo no sólo echa por tierra las libertades que permitía la democracia burguesa, sino que crea una situación de guerra permanente contra la revolución: Persecuciones y detenciones políticas, juicios-farsa, montajes policiales, el terrorismo de Estado, ilegalización de partidos y organizaciones revolucionarias, el asesinato impune y el miedo generalizado. En España la revolución se comenzó a imponer en el 36, de ahí la reacción del imperialismo, que rápidamente se movilizó para colocarnos el fascismo, como decía Franco: A cualquier precio.
Como decía Lenin, el imperialismo tiende a la reacción, y no por que prefiera esos medios, sino por que son los únicos que le quedan, si los comunistas gritamos revolución o barbarie, los imperialistas tienen muy claro que la consigna es fascismo o barbarie; aún desconociendo la regla que rige la imposición del fascismo, me atrevo a decir que este puede ser impuesto paulatinamente, de forma discreta pero continua, o repentinamente en situación de emergencia, por ello digo que el fascismo es la forma de represión por la que todo Estado capitalista tendrá que pasar tarde o temprano si quiere hacer frente a la revolución. Que nadie espere organizar los soviets como los organizó el proletariado ruso, con cierta tranquilidad. La democracia burguesa no tiene como característica principal y más importante la celebración de elecciones, el fascismo es compatible con ellas, como una pantomima similar a las misiones de paz del ejercito estadounidense, ya lo decía Dimitrov. Lo fundamental de la democracia burguesa es que fue una época pasada en la que había una serie de derechos y libertades que acabaron completamente segados debido a las necesidades del imperialismo.
La historia no dio ni dará marcha atrás
Cuando se dice que la historia no puede dar marcha atrás, se dice por que la democracia burguesa y el fascismo se corresponden a diferentes etapas del capitalismo, y por lo tanto, a cada una le toca su lugar y por esta razón no se puede dar marcha atrás, por que el imperialismo no dejará de serlo para convertirse en premonopolismo ¿O los burgueses van a partir en trocitos sus empresas? Al igual que el monopolismo se dio por unas condiciones materiales de las cuales la burguesía no puede deshacerse, el fascismo se originó por unas condiciones materiales de las cuales la burguesía no puede deshacerse, y es por esta razón por la cual la historia no dio, ni dará marcha atrás, por que no puede hacerlo. Vayámonos a la historia en la época que yo creo clave para este debate: La transición.
Y yo pregunto a los que dicen que esto es una democracia burguesa: ¿Por qué lo es? Por que a mi esto me huele más a Gestapo que a Guardia Nacional Republicana.
ADVERTENCIA
Todos sabemos que este es un tema importante, central y de vital importancia para los comunistas, pero también sabemos que a la vez es un tema que puede llegar a tocar la fibra sensible de casi todo el mundo, por lo que si la administración y moderación del foro me lo permite, me gustaría advertir a todo el mundo que quiera participar, que tenga en cuenta una serie de pautas que se desprenden directamente del reglamento del foro: Hay que ceñirse religiosamente al tema del hilo evitando totalmente el spam y aportando argumentos y/o pruebas que defiendan una u otra posición con respecto a este tema; me gustaría evitar en medida de lo posible a los hooligans de siglas y a las disputas que nunca llegan a nada bueno, lo que no quiere decir que no sea buena idea aportar análisis de organizaciones comunistas, actuales o pasadas; también huelga decir que la burla o el insulto gratuito está más que de sobra.
Quién no esté de acuerdo con esto último, puede ahorrarse el post, nos hará un favor a todos (ahorra su tiempo y el nuestro, y si se hace por trollear es sancionable), así que espero que esté todo claro.
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Como creador del hilo empiezo yo exponiendo en rasgos generales mi posición sobre el tema, que pueden tomarse como una opinión más, o como una guión o un texto sobre el cual debatir, esto ya se verá sobre la marcha.
Una breve introducción histórica
Lo primero que me gustaría señalar es que tanto la democracia burguesa como el fascismo son formas de dominación burguesa, lo que las diferencia entre si son los métodos que usa la burguesía para sacarse de en medio al proletariado revolucionario. Todo empieza en el siglo XIX, aparecen los partidos socialdemócratas y su nombre se debe principalmente a que su tarea principal y más inmediata como organización política es la de conseguir la democracia burguesa, lugar que ellos entendían como el mejor para organizar la revolución debido a las libertades políticas, de prensa, de propaganda, de manifestación, reunión, de huelga... etc. Por suerte para el proletariado, parte de la burguesía apoyaba las reformas democráticas de los Estados burgueses, en España se llamaban los radicales, los progresistas y más tardíamente los demócratas; los republicanos fueron más tarde aún. Todo pintaba bien, las organizaciones obreras eran muchas y muy numerosas, estaban conectadas en el plano internacional, había prensa obrera, huelgas, diputados... La democracia burguesa permitió que la política revolucionaria se organizase en su seno sin prácticamente impedimentos.
No tardó mucho en ponerse el imperialismo a la orden del día, y con él, se abrió la época de la decadencia, la crisis y la descomposición del capitalismo, pero a su vez, se puso a la orden del día la revolución proletaria y el socialismo, lo cual no sólo crispó a las oligarquías burguesas, sino que se movilizaron rápidamente en la contrainsurgencia, en el Estado de guerra permanente y en la represión más sucia: el fascismo. El fascismo no sólo echa por tierra las libertades que permitía la democracia burguesa, sino que crea una situación de guerra permanente contra la revolución: Persecuciones y detenciones políticas, juicios-farsa, montajes policiales, el terrorismo de Estado, ilegalización de partidos y organizaciones revolucionarias, el asesinato impune y el miedo generalizado. En España la revolución se comenzó a imponer en el 36, de ahí la reacción del imperialismo, que rápidamente se movilizó para colocarnos el fascismo, como decía Franco: A cualquier precio.
El fascismo y el imperialismoEl débil y tardío desarrollo del capitalismo en nuestro país no permitió a la burguesía llevar a cabo una ruptura revolucionaria con el antiguo régimen. La alianza entre los sectores burgueses más influyentes y la aristocracia terrateniente impuso -ya desde el siglo XIX- una vía evolutiva, de progresiva reforma y adaptación de las caducas estructuras heredadas del pasado a las transformaciones económicas, políticas y culturales capitalistas. Esta circunstancia explica que, al comenzar el siglo XX, España fuera ya, a pesar de las supervivencias feudales, un país extraordinariamente moderno en lo que respecta al dominio y control del capital financiero sobre las ramas más importantes de la actividad económica.
La expulsión de los colonialistas españoles de Cuba y Filipinas a finales del siglo XIX y la consiguiente repatriación de sus capitales a la metrópoli, junto a los grandes negocios que -amparándose en su neutralidad- llevó a cabo la burguesía de nuestro país durante la I Guerra imperialista mundial, dió como resultado una enorme concentración de capital. Eso explica que, en el periodo de la Dictadura de Primo de Rivera (1923-29), se produjera una aceleración en el desarrollo económico, así como en el proceso de fusión de la banca con la industria, lo que dará lugar a la formación del capitalismo financiero y a la aparición de las primeras formas del capitalismo monopolista de Estado. Sin embargo, no por ello desapareció la contradicción entre las exigencias del desarrollo capitalista y las supervivencias feudales en el régimen político y en la estructura económica. Por el contrario, tanto esta contradicción como las demás que convergían en España derivadas de la crisis económica mundial del capitalismo (1929) se hicieron mucho más agudas, hasta desembocar, en 1931, en el derrocamiento de la monarquía y la proclamación de la II República, en la que el pueblo confiaba para mejorar sus condiciones de vida, resolver el problema de la tierra, acabar con la opresión nacional y otros tantos problemas que le agobiaban.
Pero la burguesía era ya incapaz de llevar adelante por sí sola este programa democrático. La llegada del capitalismo a la última fase de su desarrollo (la etapa monopolista e imperialista) y el comienzo de la revolución proletaria mundial hacían ya imposible la revolución burguesa de viejo tipo. La burguesía debía contar necesariamente con la clase obrera que, por otro lado, era demasiado fuerte para aceptar su dirección. Esta va a ser la historia de la República hasta el 16 de febrero de 1936: rechazo por parte de la oligarquía financiera y terrateniente a cualquier transformación democrática, vacilaciones de la burguesía democrática a la hora de acometer las transformaciones revolucionarias, fracaso de la socialdemocracia en su empeño por controlar y sofocar las luchas populares y toma paulatina de la dirección del proceso revolucionario por el Partido Comunista.
Además, a la gran burguesía se le planteaba otro importante problema: superar el atraso industrial y agrario de España con respecto a otros países. Esto sólo se podía lograr mediante una acumulación intensiva de capital, llevada a cabo en base al sometimiento y superexplotación de la clase obrera y a la esquilmación del campesinado. Pero, el triunfo del Bloque Popular en las elecciones del 16 de Febrero y las medidas que éste empezó a tomar ante el empuje revolucionario de las masas, se habían convertido en un obstáculo insalvable para la realización de los planes de la oligarquía, ya que entre otras cosas vino a poner término a sus esperanzas de hacerse de nuevo con el poder por la vía parlamentaria. Se hacía indispensable, por tanto, acabar con la República, aplastar el movimiento revolucionario e implantar un régimen fascista. Y éste va a ser el objetivo que persiga la reacción con la sublevación militar del 18 de julio.Extraído de Antorcha
Como decía Lenin, el imperialismo tiende a la reacción, y no por que prefiera esos medios, sino por que son los únicos que le quedan, si los comunistas gritamos revolución o barbarie, los imperialistas tienen muy claro que la consigna es fascismo o barbarie; aún desconociendo la regla que rige la imposición del fascismo, me atrevo a decir que este puede ser impuesto paulatinamente, de forma discreta pero continua, o repentinamente en situación de emergencia, por ello digo que el fascismo es la forma de represión por la que todo Estado capitalista tendrá que pasar tarde o temprano si quiere hacer frente a la revolución. Que nadie espere organizar los soviets como los organizó el proletariado ruso, con cierta tranquilidad. La democracia burguesa no tiene como característica principal y más importante la celebración de elecciones, el fascismo es compatible con ellas, como una pantomima similar a las misiones de paz del ejercito estadounidense, ya lo decía Dimitrov. Lo fundamental de la democracia burguesa es que fue una época pasada en la que había una serie de derechos y libertades que acabaron completamente segados debido a las necesidades del imperialismo.
La historia no dio ni dará marcha atrás
Cuando se dice que la historia no puede dar marcha atrás, se dice por que la democracia burguesa y el fascismo se corresponden a diferentes etapas del capitalismo, y por lo tanto, a cada una le toca su lugar y por esta razón no se puede dar marcha atrás, por que el imperialismo no dejará de serlo para convertirse en premonopolismo ¿O los burgueses van a partir en trocitos sus empresas? Al igual que el monopolismo se dio por unas condiciones materiales de las cuales la burguesía no puede deshacerse, el fascismo se originó por unas condiciones materiales de las cuales la burguesía no puede deshacerse, y es por esta razón por la cual la historia no dio, ni dará marcha atrás, por que no puede hacerlo. Vayámonos a la historia en la época que yo creo clave para este debate: La transición.
Lo fundamental de la transición no es el derecho de reunión, ni el derecho de huelga, ni tampoco la relativa libertad política, pues todo esto ya lo estaban imponiendo las masas a pie de calle. Lo fundamental de la transición fue hacer un cambio para que nada cambiase, como decía Arias Navarro: O esto lo cambiamos nosotros, o nos lo cambian. Osea, que lo fundamental de la transición fue perpetuar el régimen: La represión política, los asesinatos, las torturas, la guerra sucia y el terrorismo de Estado no han desaparecido después de la transición, más bien al revés. Ya no sólo se conservaron los líderes del franquismo, sino que se conservó todo el aparato represivo del Estado, el cual quedó sin tocar: El ejercito, la guardia civil, los jueces, el TOP... Todo siguió igual, los métodos de represión siguieron siendo los mismos (Detenciones políticas, tortura, presos políticos, terrorismo de estado, asesinato...); y lo fundamental del régimen quedó consolidado de forma intocable y con "legitimidad democrática" a los ojos de algunos con la constitución española. Entonces aquí se plantea algo fundamental sobre la transición: ¿Reforma democrática o continuismo fascista? Yo creo que el debate girará sobretodo en torno a las diferentes respuestas que se den a esta pregunta.En 1975, cuando desaparece Franco de la escena política y se entroniza la monarquía borbónica, siguiendo las previsiones sucesorias establecidas por el dictador, las viejas formas de dominación fascista ya venían siendo demolidas por la lucha de masas de los últimos años. Estaba claro que el régimen ya no podía mantenerse en pie conservando su carácter abiertamente fascista. Por otro lado, la permanencia de estas formas entorpecía cada vez más la realización de los planes de la clase dominante española encaminados a su total integración, económica y militar, en el bloque imperialista. Es así como se abre paso, en medio de la división de las camarillas políticas y grupos financieros, la reforma política.
El aparente monolitismo político del régimen se vió obligado a ceder ante el avance incontenible del movimiento popular. Particularmente la clase obrera, que había marchado siempre en la primera fila, fue conquistando una posición tras otra al régimen: el derecho de huelga, los derechos de expresión y de reunión, etc., fueron impuestos por la lucha. La represión y el terrorismo abierto del Estado también fueron combatidos valerosamente por la resistencia y la guerrilla. El gran capital y su Gobierno se encontraban ante una situación realmente difícil, que les impedía seguir controlando a las masas. Tenían, pues, que cambiar algo las formas de dominación para poder conservar intactos sus privilegios y reforzar su poder político y económico.
No obstante, ese cambio debía tener en cuenta la nueva realidad creada por el movimiento democrático. De modo que no tuvieron más remedio que legalizar lo que ya había sido conquistado por los trabajadores con el fin de limitarlo y controlarlo. Al mismo tiempo, la oligarquía procedió a integrar en su régimen a los carrillistas y otros elementos de su misma calaña que, desde tiempo atrás, venían dando sobradas muestras de colaboración y servilismo. Con esta última medida, el Estado nacido de la sublevación militar fascista del 18 de julio tomaba un tinte de legitimidad.
El resultado final de esta maniobra política fue recogido en la llamada Constitución democrática, que consagra la monarquía, el sistema de explotación capitalista y la opresión sobre las nacionalidades. Con todo ello la clase dominante logró crear algunas ilusiones y mantener engañados a los trabajadores, pero apenas ha conseguido, como pretendía, ampliar su base social. El continuo recorte de las libertades y derechos sociales de los trabajadores, la intensificación de la explotación, la negación de los derechos nacionales, el terrorismo de Estado, los asesinatos políticos, la práctica de la tortura a los detenidos y encarcelados, la corrupción generalizada entre los potentados y líderes políticos, etc., han terminado por poner al descubierto la verdadera naturaleza fascista e imperialista que continúa teniendo el régimen y por desprestigiar ante las masas a los partidos socialfascistas que le sirven y apoyan.
Hoy día, la oligarquía financiera se debate en medio de grandes contradicciones y luchas internas, viendo además reducido al mínimo su margen de maniobra política. Todo esto ha puesto en evidencia la profundidad de la crisis del sistema que impera en España y la necesidad de cambios radicales.
No se puede negar que la oligarquía española ha introducido algunos cambios en su régimen de dominación política, pero eso lo ha hecho para reforzar al mismo Estado fascista y explotador. La separación de poderes, la burda falsificación del parlamentarismo, el establecimiento de las autonomías y otros cambios del sistema político introducidos por la reforma no han podido disimular, sin embargo, el carácter monopolista, centralista y terrorista del Estado. El fascismo es la superestructura política, jurídica, ideológica, etc., que corresponde al sistema de explotación monopolista implantado en España en 1939. Y junto a él se ha desarrollado y aún hoy se mantiene como forma de poder, ya que el uno sin el otro no podrían existir.
La reforma política ha venido a demostrar que en la fase monopolista del capitalismo no es posible la vuelta atrás, al sistema político de libertades y al parlamentarismo burgués, propios del capitalismo de libre competencia. La necesidad de un sistema policíaco, que se corresponda con el control económico de los monopolios, hace que el sistema capitalista tienda en esta etapa al fascismo, al militarismo, a la reacción abierta en general, lo que aboca a la sociedad burguesa a una profunda crisis revolucionaria.Extraído de Antorcha
Y yo pregunto a los que dicen que esto es una democracia burguesa: ¿Por qué lo es? Por que a mi esto me huele más a Gestapo que a Guardia Nacional Republicana.
GhostRider- Camarada
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Re: ¿Opináis que España se rige por un fascismo de Estado enmascarado por una "democracia"?
¿No se está tratando la misma cuestión en este otro hilo? España, ¿degeneración fascista o democracia burguesa?
ajuan- Administrador
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Re: ¿Opináis que España se rige por un fascismo de Estado enmascarado por una "democracia"?
fusiono
Raúl Valdés Vivó- Gran camarada
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Re: ¿Opináis que España se rige por un fascismo de Estado enmascarado por una "democracia"?
Y yo pregunto a los que dicen que esto es una democracia burguesa: ¿Por qué lo es? Por que a mi esto me huele más a Gestapo que a Guardia Nacional Republicana.
Esto es la democracia burguesa:
I CONGRESO INTERNACIONAL COMUNISTA -1919
TESIS SOBRE LA DEMOCRACIA BURGUESA Y LA DICTADURA DEL PROLETARIADO
1. - El desarrollo del movimiento revolucionario del proletariado en todos los países ha suscitado los esfuerzos convulsivos de la burguesía y sus agentes para que las organizaciones obreras encuentren pretextos políticos e ideológicos que defiendan el dominio de los explotadores. Entre estos pretextos se ponen de relieve de manera particular la condena de la dictadura y la defensa de la democracia. La falsedad y la hipocresía de esta argumentación, repetida de mil formas en toda la prensa capitalista y en la conferencia de la Internacional amarilla, celebrada en Berna en febrero de 1919, son evidentes para todos aquellos que no quieran traicionar los postulados fundamentales del socialismo.
2. – Primero, en esta argumentación, se manejan los conceptos de "democracia en general" y "dictadura en general", sin preguntar de que clase se trata. Enfocar así el problema, fuera o por encima de las clases, como si se tratase de todo el pueblo, significa simplemente mofarse de la doctrina fundamental del socialismo, es decir de la doctrina de la lucha de clase, que se reconoce de palabra pero se olvida en los hechos por esos socialistas que se han pasado a la burguesía. De hecho, en ningún país civilizado capitalista existe la "democracia en general", sino que existe solamente la democracia burguesa, y la dictadura de la que se habla no es la "dictadura en general", sino la dictadura de la clase oprimida, es decir del proletariado, sobre los opresores y explotadores, es decir sobre la burguesía, con el fin de acabar con la resistencia que los explotadores oponen en la lucha por su dominio.
3. – La historia enseña que nunca ninguna clase oprimida ha llegado y ha podido acceder al dominio sin atravesar un período de dictadura, es decir de conquista del poder político y de represión violenta de la resistencia más encarnizada y más desesperada, que no renuncia a ningún crimen, como es la que siempre han opuesto los explotadores. La burguesía, cuyo dominio es defendido hoy por los socialistas que se lanzan contra la "dictadura en general" y se desviven por exaltar la "democracia en general", ha conquistado el poder en los países avanzados por medio de una serie de insurrecciones y guerras civiles, con la represión violenta de los reyes, los señores feudales, los propietarios de esclavos y sus tentativas de restauración. Los socialistas de todos los países, en sus libros y folletos, en las resoluciones de sus congresos, en sus discursos de agitación, han ilustrado al pueblo millares y millones de veces el carácter de clase de estas revoluciones burguesas, de esta dictadura burguesa. Y por tanto, cuando hoy se defiende la democracia burguesa con discursos sobre la "democracia en general", cuando hoy se grita y se clama contra la dictadura del proletariado fingiendo gritar contra la "dictadura en general", no se hace más que traicionar al socialismo, pasarse de hecho a la burguesía, negar al proletariado el derecho a la propia revolución proletaria, defender el reformismo burgués en el momento histórico en el que ha fracasado en todo el mundo y la guerra ha creado una situación revolucionaria.
4. – Todos los socialistas, explicando el carácter de clase de la civilización burguesa, de la democracia burguesa, del parlamentarismo burgués, han expresado la misma idea que ya Marx y Engels habían expuesto con el máximo rigor científico, diciendo que la república burguesa más democrática no es más que una máquina que permite a la burguesía aplastar a la clase obrera, que permite a un puñado de capitalistas aplastar a las masas trabajadoras. No hay un solo revolucionario, no hay un solo marxista, entre los que actualmente claman contra la dictadura y a favor de la democracia, que no jure y perjure ante los obreros aceptar esta verdad fundamental del socialismo. Pero justo ahora, mientras el proletariado revolucionario está en fermentación y se moviliza para destruir esta máquina de opresión y para conquistar la dictadura del proletariado, estos traidores del socialismo presentan las cosas como si la burguesía hubiese regalado a los trabajadores la "democracia pura", como si la burguesía, renunciando a resistir, estuviese dispuesta a someterse a la mayoría de los trabajadores, como si en la república democrática no hubiese habido y no hubiese una máquina estatal para la opresión del trabajo por parte del capital.
5. – La Comuna de París, que todos aquellos que desean pasar por socialistas honran de palabra, ya que saben que las masas obreras sienten por ella una simpatía apasionada y sincera, ha mostrado con singular evidencia el carácter históricamente convencional y el valor limitado del parlamentarismo y de la democracia burguesa, instituciones sumamente progresivas respecto al medioevo, pero que requieren inevitablemente una transformación radical en la época de la revolución proletaria. El propio Marx, que ha valorado mejor que nadie el alcance histórico de la Comuna, ha mostrado, analizándola, el carácter explotador de la democracia burguesa y del parlamentarismo burgués, en donde las clases oprimidas se ven con el derecho concedido a decidir, una vez cada tantos años, qué exponente de las clases pudientes deberá "representar y reprimir" (ver-und zertreten) al pueblo en el parlamento. Justo ahora que el movimiento de los soviets, abrazando al mundo entero, prosigue la obra de la Comuna ante los ojos de todos, los traidores del socialismo olvidan la experiencia y las enseñanzas concretas de la Comuna de París, volviendo a enarbolar el viejo trasto burgués de la "democracia en general". La Comuna no fue una institución parlamentaria.
6. – El significado de la Comuna está además en el hecho de que intentó machacar y destruir los cimientos del aparato estatal burgués, burocrático, judicial, militar y policial, sustituyéndolo con la organización autónoma de las masas obreras, que no conocía distinciones entre el poder legislativo y el poder ejecutivo. Todas las repúblicas democráticas burguesas contemporáneas, incluida la alemana, que los traidores del socialismo sin importarles faltar a la verdad llaman proletaria, mantienen este aparato estatal. De esta manera se confirma una vez más, y con absoluta evidencia, que los clamores en defensa de la "democracia en general" son en realidad una defensa de la burguesía y de sus privilegios de explotadora.
7. – La "libertad de reunión" se la puede considerar una petición calcada de la de "democracia pura". Cualquier obrero consciente, que no haya roto con su clase, comprenderá rápidamente que sería absurdo prometer la libertad de reunión a los explotadores en un período y en una situación en la que los explotadores oponen resistencia para no ser abatidos y defienden sus propios privilegios. La burguesía, cuando era revolucionaria, tanto en Inglaterra en 1649 como en Francia en 1793, no concedió nunca "libertad de reunión" a los monárquicos y a los nobles, que habían llamado a los ejércitos extranjeros y se "reagrupaban" para organizar un intento de restauración. Si la burguesía actual, que desde hace tiempo ha pasado a ser reaccionaria, exige del proletariado que le garantice preventivamente la "libertad de reunión" a los explotadores, con independencia de la resistencia que los capitalistas opongan a ser expropiados, los obreros lo único que pueden hacer es reírse de esta hipocresía burguesa.
Por otra parte, los obreros saben bien que la "libertad de reunión" es una frase vacía hasta en la república burguesa más democrática, porque los ricos disponen de todos los mejores edificios públicos y privados, tienen suficiente tiempo para reunirse y gozan de la protección del aparato burgués del poder. Los proletarios de la ciudad y del campo y los pequeños campesinos, es decir, la inmensa mayoría de la población, no tienen nada de esto. Y hasta que no cambie la situación, la "igualdad", es decir la "democracia pura" es un engaño. Para conquistar la igualdad efectiva, para realizar de hecho la democracia para los trabajadores, hay que quitar primero a los explotadores todos los edificios públicos y los lujosos edificios privados, hay que asegurar primero tiempo libre a los trabajadores, hay que hacer de tal modo que la libertad de sus reuniones sea defendida por los obreros armados y no por los nobles y oficiales capitalistas con sus soldados embrutecidos. Solo después de este cambio se podrá hablar de libertad de reunión y de igualdad, sin que esto suene como un insulto a los obreros, a los trabajadores y a los pobres. Pero nadie podrá hacer este cambio más que la vanguardia de los trabajadores, el proletariado, abatiendo a los explotadores, la burguesía.
8. – La "libertad de prensa" también es una de las consignas fundamentales de la "democracia pura". Sin embargo, los obreros saben, y los socialistas de todos los países han reconocido millones de veces, que esta libertad es un engaño, en la medida en que las mejores imprentas y las inmensas partidas de papel permanecen en manos de los capitalistas, en la medida en que permanece sobre la prensa el poder del capital, que se manifiesta en el mundo entero de forma tan evidente, brutal y cínica, cuanto más desarrollados están la democracia y el sistema republicano, como por ejemplo en América. Para conquistar la igualdad efectiva y la democracia real para los trabajadores, los obreros y los campesinos, hay que quitar primero al capital la posibilidad de contratar escritores, comprar las editoriales y corromper los periódicos, y, para hacer esto, hay que abatir el yugo del capital, derribar a los explotadores y aplastar su resistencia. Los capitalistas siempre han llamado "libertad" a la libertad para enriquecerse de los ricos y a la libertad para morir de hambre de los obreros. Los capitalistas llaman libertad de prensa a la libertad de los ricos para corromper la prensa, a la libertad para usar sus riquezas para fabricar y falsear la llamada opinión pública. En realidad los defensores de la "democracia pura" son los defensores del más inmundo y corrupto sistema de dominio de los ricos sobre los medios de instrucción de masas, y engañan al pueblo, en cuanto lo disuaden, con sus bonitas frases seductoras y profundamente hipócritas, de la función histórica concreta de liberar a la prensa de su sometimiento al capital. La efectiva libertad e igualdad se tendrá en el sistema construido por los comunistas y en el que será imposible enriquecerse a costa de otros, en el que no habrá la posibilidad objetiva de someter directamente o indirectamente la prensa al poder del dinero, en el que nadie impedirá a cualquier trabajador (o grupo de trabajadores de cualquier entidad) de gozar según las normas y los hechos del igual derecho de usar las imprentas y el papel que pertenecen a la sociedad.
9. – La historia de los siglos XIX y XX ha mostrado incluso antes de la guerra qué es en realidad la famosa "democracia pura" en un régimen capitalista. Los marxistas siempre han sostenido que, cuanto más desarrollada y "pura" es la democracia, tanto más evidente e implacable se hace la lucha de clase, tanto más el yugo del capital y la dictadura de la burguesía aparecen en su "pureza". El asunto Dreyfus en la Francia republicana, las sanguinarias represiones de huelguistas a manos de bandas pagadas y armadas por los capitalistas en la libre y democrática república americana, éstos y otros miles de hechos similares ponen totalmente al descubierto esa verdad que la burguesía se esfuerza por ocultar usando todos sus medios, la verdad de que en las repúblicas más democráticas reinan de hecho el terrorismo y la dictadura de la burguesía, los cuales se manifiestan abiertamente cada vez que a los explotadores les empieza a parecer que el poder del capital está en cuestión.
10. – La guerra imperialista de 1914-1918 ha revelado definitivamente, incluso para los obreros menos adelantados, el carácter real de la democracia burguesa hasta en las repúblicas más libres: la democracia burguesa es la dictadura de la burguesía. Decenas de millones de hombres han sido matados e incluso en las repúblicas más democráticas ha sido instaurada la dictadura militar de la burguesía, para permitir que el grupo de millonarios y multimillonarios alemanes o ingleses se enriqueciera. Esta dictadura militar está todavía en vigor en los países de la Entente aun después de la caída de Alemania. Precisamente la guerra, más que cualquier otra cosa, ha abierto los ojos a los trabajadores, ha arrancado a la democracia burguesa su máscara, ha mostrado al pueblo cuan ingentes beneficios y especulaciones se han hecho durante la guerra y a causa de la guerra. La burguesía ha hecho esta guerra en nombre de la "libertad" y de la "igualdad", y, en nombre de la "libertad" y de la "igualdad" se han enriquecido fabulosamente los proveedores del ejército. Ningún esfuerzo de la Internacional amarilla de Berna conseguirá esconder a las masas el carácter explotador ahora ya definitivamente desenmascarado de la libertad burguesa, de la igualdad burguesa y de la democracia burguesa.
11. – En Alemania, en el país capitalista más avanzado del continente europeo, los primeros meses de completa libertad republicana tras la caída de la Alemania imperialista, han mostrado a los obreros alemanes y a todo el mundo en qué consiste la verdadera esencia de clase de la república democrática burguesa. El asesinato de Karl Liebknecht y Rosa Luxemburgo es un hecho de repercusión histórica mundial, no sólo porque han caído trágicamente los mejores elementos y los dirigentes de la efectiva Internacional proletaria comunista, sino también porque un Estado europeo avanzado (y, se puede decir sin exageración, un Estado avanzado a nivel mundial) ha revelado hasta el fondo su esencia clasista. Si los ciudadanos que se encuentran detenidos, es decir, tomados por el poder estatal bajo su tutela, pueden ser asesinados impunemente por los funcionarios y los capitalistas, mientras está en el poder un gobierno de socialpatriotas, de esto se deduce que la república democrática donde este hecho puede acaecer es una dictadura de la burguesía. Quien expresa su indignación por el asesinato de Karl Liebknecht y Rosa Luxemburgo pero no comprende esta verdad no da prueba más que de su obtusidad o hipocresía. La "libertad" en una de las repúblicas más democráticas y avanzadas del mundo, en la república alemana, es la libertad de asesinar impunemente a los jefes del proletariado cuando están detenidos. Y no puede ocurrir de otra manera mientras subsista el capitalismo, porque el desarrollo de la democracia no atenúa sino agudiza la lucha de clase, que, por efecto de todos los resultados e influencias de la guerra y sus consecuencias, llega a su punto crucial.
En todo el mundo civil los bolcheviques son actualmente expulsados, perseguidos, encarcelados, así ocurre, por ejemplo, en Suiza, una de las repúblicas burguesas más libres; pogromos antibolcheviques son efectuados en América, etc. Desde la óptica de la "democracia en general" o de la "democracia pura" es hasta ridículo que los países avanzados, civiles, democráticos, armados hasta los dientes, teman la presencia en ellos de unas pocas decenas de hombres provenientes de la Rusia atrasada, famélica, devastada, que los periódicos burgueses, difundidos por decenas de millones de copias, llaman salvaje, criminal, etc.. Está claro que la situación social que ha podido generar una contradicción así de estridente es en realidad la dictadura de la burguesía.
12. – En este estado de cosas la dictadura del proletariado no sólo es legítima, como medio para abatir a los explotadores y aplastar la resistencia, sino absolutamente necesaria para toda la masa de trabajadores, como única defensa contra la dictadura de la burguesía, que ya ha llevado a la guerra y que prepara otras nuevas.
El punto esencial, que los socialistas no comprenden y que constituye su miopía teórica, su sometimiento a los prejuicios burgueses y su traición política al proletariado, es que en la sociedad capitalista, frente a la agudización más o menos fuerte de la lucha política de clase que es la base de tal sociedad, no puede darse ningún término medio entre la dictadura de la burguesía y la dictadura del proletariado. Todo sueño de una cualquier otra tercera vía es una pataleta reaccionaria pequeño burguesa. Lo confirma la experiencia del desarrollo de la democracia burguesa y del movimiento obrero en todos los países avanzados desde hace más de un siglo y, en particular, la experiencia del último lustro. Así lo afirma además toda la ciencia de la economía política, todo el contenido del marxismo, el cual pone bien claro cómo en toda economía de mercado es económicamente inevitable la dictadura de la burguesía, una dictadura que sólo puede ser suplantada por la clase de los proletarios, es decir por la clase que se desarrolla, se multiplica, se unifica y se consolida con el desarrollo del capitalismo.
13. – Otro error teórico y político de los socialistas consiste en la incomprensión del hecho de que las formas de la democracia han cambiado necesariamente a lo largo de milenios, desde los primeros gérmenes en la antigüedad y con el sucederse de una clase dominante por otra. En las antiguas repúblicas griegas, en las ciudades del medioevo y en los países capitalistas avanzados la democracia ha asumido formas diversas y diversos grados de aplicación. Sería la peor de las absurdidades creer que la revolución más profunda de la historia de la humanidad, el traspaso llevado a cabo por primera vez en el mundo del poder de una minoría de explotadores a la mayoría de los explotados, pueda realizarse dentro del viejo marco de la vieja democracia burguesa parlamentaria, que pueda realizarse sin las fracturas más radicales, sin la creación de nuevas formas de democracia, sin la creación de nuevas instituciones, que encarnen las nuevas condiciones de su aplicación, etc.
14. – La dictadura del proletariado se asemeja a la dictadura de otras clases sólo por ser impuesta, como cualquier otra dictadura, por la necesidad de aplastar con la violencia la resistencia de la clase que pierde su dominio político. La diferencia radical entre la dictadura del proletariado y la dictadura de las otras clases ,la dictadura de los grandes propietarios de tierras del medioevo, y la dictadura de la burguesía en todos los países capitalistas avanzados está en el hecho de que la dictadura de los grandes propietarios de tierras y de la burguesía aplasta con la violencia la resistencia de la inmensa mayoría de la población, es decir de los trabajadores, mientras que la dictadura del proletariado aplasta con la violencia la resistencia de los explotadores, es decir una exigua minoría de la población, los grandes terratenientes y los capitalistas.
De aquí se deriva, a su vez, que la dictadura del proletariado debe inevitablemente llevar consigo no sólo una mutación de las formas y las instituciones democráticas en general, sino una mutación tal que implique una extensión sin precedentes de la efectiva utilización de la democracia por parte de aquellos que son oprimidos por el capitalismo, por parte de las clases trabajadoras.
Y, en realidad, la forma de dictadura del proletariado, que ya ha sido probada en la práctica, es decir por el poder soviético en Rusia, el Rate-System en Alemania, los Shop Stewards Committees y otras instituciones soviéticas análogas en otros países, demuestra a todos y hace efectiva para las clases trabajadoras, o sea para la inmensa mayoría de la población, la posibilidad de ejercitar los derechos y las libertades democráticas, posibilidad que no ha existido nunca, ni siquiera de forma aproximada, en las mejores y más democráticas repúblicas burguesas.
La esencia del poder soviético está en el hecho de que todo el poder estatal, todo el aparato estatal, tiene como fundamento único y permanente la organización generalizada precisamente de esas clases que hasta ahora han sido oprimidas por el capitalismo, es decir de los obreros y los semiproletarios (campesinos que no se aprovechan del trabajo de otros y que también venden regularmente sólo una parte de su fuerza de trabajo). Precisamente estas masas, que incluso en las repúblicas burguesas más democráticas, aun teniendo iguales derechos ante la ley, son de hecho excluidas de mil maneras y con mil subterfugios de la vida política y del ejercicio de las libertades y derechos democráticos, están ahora asociadas de modo permanente y necesario, pero sobretodo de modo decisivo para la gestión democrática del Estado.
15. – La igualdad de los ciudadanos, independientemente del sexo, de la religión y de la nacionalidad, igualdad que la democracia burguesa ha prometido siempre y por todas partes, pero que nunca ha realizado ni ha podido realizar, permaneciendo el dominio del capital se realiza rápida e integralmente con el poder soviético, o dictadura del proletariado, ya que solamente el poder de los obreros, al no tener intereses en la propiedad privada de los medios de producción y en la lucha por su reparto o división, está en condiciones de hacerlo.
16. – La vieja democracia, es decir la democracia burguesa, y el parlamentarismo estaban organizados de tal modo, que precisamente la masa de trabajadores era más que otra cosa alejada del aparato administrativo. El poder soviético, es decir la dictadura del proletariado, está en cambio estructurado en modo que acerca las masas trabajadoras al aparato administrativo. A este fin tiende también la unificación del poder legislativo y el poder ejecutivo en la organización soviética del Estado, así como la sustitución de las circunscripciones electorales territoriales por las unidades electorales establecidas en los lugares de producción: fábrica, talleres, etc.
17. – El ejército era un instrumento de opresión no sólo con el régimen monárquico. Ha quedado como tal también en todas las repúblicas burguesas, hasta en las más democráticas. Sólo el poder soviético, como organización estatal permanente de las clases oprimidas por el capitalismo, tiene la posibilidad de suprimir la subordinación del ejército al mando burgués y de fundir realmente al proletariado con el ejército, de armar efectivamente al proletariado y desarmar a la burguesía, sin lo cual es imposible la victoria del socialismo.
18. – La organización soviética del Estado está adaptada para la función dirigente del proletariado, como clase que el capitalismo más ha concentrado e instruido. La experiencia de todas las revoluciones y de todos los movimientos de las clases oprimidas, la experiencia del movimiento socialista mundial nos enseña que solamente el proletariado está en condiciones de unir y guiar a los estratos dispersos y atrasados de la población trabajadora y explotada.
19. – Solamente la organización soviética del Estado puede realmente romper de golpe y destruir definitivamente el viejo aparato, es decir el aparato burocrático y judicial burgués, que ha quedado intacto, como no podía ser de otra manera, con el régimen capitalista, hasta en las repúblicas más democráticas, ya que constituía de hecho el mayor obstáculo para la realización de la democracia para los obreros y los trabajadores. La Comuna de París dio el primer paso en este sentido, un paso que tiene un significado histórico mundial; el poder soviético ha dado el segundo paso.
20. – La supresión del poder del Estado es el fin que todos los socialistas, y Marx el primero, se han marcado. Si no se alcanza este objetivo, no se puede realizar la verdadera democracia, es decir la igualdad y la libertad. Pero hacia esta meta en la práctica solamente puede conducir la democracia soviética, o proletaria, pues ella, haciendo partícipe de modo permanente y necesario a las organizaciones de masa de los trabajadores en la gestión del Estado, comienza a preparar inmediatamente la completa extinción de todo Estado.
21. – El total fracaso de los socialistas reunidos en Berna, su completa incomprensión de la nueva democracia proletaria resulta evidente de cuanto sigue: El 10 de febrero de 1919 Branting clausuró en Berna la conferencia de la Internacional amarilla. El 11 de febrero de 1919, en Berlín, Die Freiheit, periódico de los adherentes a esta organización, publicaba un llamamiento del partido de los "independientes" al proletariado. En el llamamiento se reconocía el carácter burgués del Gobierno Scheidemann, al cual se le reprochaba querer abolir los soviets, defenidos "Tràger und Schùtzer der Revolution" (portadores y guardianes de la revolución), y se proponía legalizar los soviets, concederles derechos estatales, el derecho de suspender las decisiones de la Asamblea nacional y recurrir al referendum popular.
Esta propuesta revela la completa quiebra ideológica de los teóricos que defienden la democracia sin entender su carácter burgués. El ridículo intento de unir el sistema de soviets, es decir la dictadura del proletariado, con la Asamblea nacional, es decir con la dictadura de la burguesía, desenmascara hasta el fondo la pobreza de pensamiento de los socialistas y socialdemócratas amarillos, su espíritu político reaccionario de pequeño-burgueses, sus pusilánimes concesiones a la fuerza de la nueva democracia proletaria que se desarrolla de modo incontenible.
22. – Respecto a condenar al bolchevismo, la mayoría de la Internacional amarilla de Berna, que, por temor a las masas obreras, no se había decidido a aprobar formalmente una resolución sobre este problema, ha actuado correctamente desde el punto de vista de clase. Precisamente esta mayoría es plenamente solidaria con los mencheviques y con los social-revolucionarios rusos, por no hablar de los Scheidemann en Alemania. Los mencheviques y los social-revolucionarios rusos, lamentándose de ser perseguidos por los bolcheviques, tratan de esconder el hecho de que tales persecuciones son a causa de la participación de los mencheviques y los social-revolucionarios en la guerra civil, al lado de la burguesía y contra el proletariado. Precisamente en la misma dirección se han movido en Alemania los Scheidemann y su partido participando en la guerra civil del lado de la burguesía contra los obreros.
Por tanto es absolutamente normal que la mayoría de los adherentes a la Internacional amarilla de Berna se haya pronunciado por la condena de los bolcheviques. Con esto ha tenido lugar no la defensa de la "democracia pura", sino la autodefensa de quienes saben y sienten que en la guerra civil se ponen de parte de la burguesía contra el proletariado.
He aquí por qué, desde un punto de vista de clase, no se puede no considerar correcta la decisión de la mayoría de la Internacional amarilla. El proletariado debe mirar a la verdad a la cara, sin temerla, y debe extraer todas las conclusiones políticas que se impongan.
Por otra parte, sin contar Casas Viejas ni miles de casos sobre la guardia republicana:
“En Julio de 1931 tuvo lugar en Sevilla una huelga convocada por comunistas y anarquistas. Como consecuencia de ella, la República impone el estado de sitio en la ciudad el 22 del mismo mes, es decir, cuatro meses después de su proclamación. La represión del régimen fue brutal como lo demuestran el bombardeo (cañonazo) a la Casa de Cornelio donde se reunían los comunistas y la aplicación de la ley de fugas a cuatro comunistas en el Parque de María Luisa.
Posteriormente, se convocó nueva huelga general en Febrero de 1932 contra las deportaciones de 72 obreros a Guinea, por el delito de ser revolucionarios. Fue ese mismo régimen el que en el 1934 procedió contra los revolucionarios en Asturias y Cataluña, causando cerca de 2000 muertos y alrededor de 30.000 detenidos.”
"Bombardeos democráticos y republicanos. Finales de 1931"
La historia no dio ni dará marcha atrás
"Oye, que dice que la historia no da marcha atrás".
¿O los burgueses van a partir en trocitos sus empresas?
Tercerización, bonita palabra.
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Oye que dice que el imperialismo es siempre fascismo:
Democracia burguesa-fascismo-democracia burguesa siempre con capitalismo monopolista de Estado. Willy nos saluda.
Creo que no hace falta añadir nada más.
Echospace- Miembro del Soviet
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- Mensaje n°94
El fascismo
Recientemente escribí un breve artículo introductorio sobre las condiciones que determinan al fascismo, lo dejo como botón de mi argumento.
No obstante, se podría discutir durante horas sobre el carácter del Estado, que si es fascista, que si es democrático-burgués... Yo creo que deberíamos empezar a sentarnos a analizar que tiene de una cosa y de otra, porque estamos tirando de formulaciones de los años treinta y algún que otro aporte más, y los fascistas saben adaptarse a los tiempos que corren. Por desgracia, hoy no tenemos a un grupo de expertos comunistas trabajando día y noche y llegando a conclusiones adecuadas a los nuevos tiempos, que pasen a ser de uso general, y me refiero a la Internacional Comunista. De hecho, si existiera algo mínimamente parecido a la Komintern ya nos habrían puesto rectos en el Estado español, porque esto parece un gallinero en el que todos están tirándose los trastos continuamente, donde la visión de la realidad dista de ser homogénea -dentro del marco democrático-.
Como bien habéis comentado algunos aquí, el Diamat es la mejor herramienta para analizar tal o cual realidad. Y como sabemos, la realidad -materia- no se estanca, independiente de su carácter inagotable. Muta, se deforma, se destruye y se crea mediante un proceso de lucha entre elementos contradictorios como la tesis y la antítesis. No sé si veis a donde quiero llegar, pero creo que no estamos teniendo en cuenta el desarrollo de las contradicciones en el seno del fascismo, porque como todo... las tiene y se adapta a una nueva realidad. ¿A caso no es la del movimiento constante una ley universal? No obstante, no va a ser en un foro donde se llegue a una síntesis dialéctica sobre las nuevas formas del fascismo -porque las hay-, son las organizaciones comunistas las que deben concluir la definición adecuada.
Si tuviera que definir al Estado español "siguiendo los manuales", lo llamaría democracia-burguesa. Sin embargo, la cuestión es que los manuales se están quedando antiguos, y las formas de intervención del fascismo han superado los análisis de nuestros maestros. Lo mismo se me acusa de ser poco ortodoxo, pero creo hay que redefinir al fascismo -al menos con las particularidades que ha ido adquiriendo- porque el mundo moderno dista de parecerse a los tiempos de Dimitrov en muchos aspectos. Evidentemente, para cualquiera de nosotros es fácil identificar a los fascistas pero, ¿Cómo podemos denostar elementos que, independientemente de ser particulares tienden a ser usuales? Quiero decir, ¿A caso no se cumplen en ciertas ocasiones la gran mayoría de las particularidades del fascismo en tiempos diferentes en el seno del Estado español, particularidades apoyadas por el marco institucional del mismo?
Salud.
Para que un régimen sea fascista se han de cumplir una serie de variables bien definidas, ya que para la exposición de un concepto no valen medias tintas ni medias verdades. De hecho, la gran mayoría de los regímenes generalmente definidos como fascistas, no lo son. Son otra cosa con otro nombre, pero no regímenes fascistas. Asimismo, muchos Estados considerados democráticos podrían ser considerados regímenes fascistas, independiente del desarrollo de sus estructuras democrático-burguesas.
El fascismo parte de un cúmulo de premisas particulares. Un régimen fascista es una dictadura manejada por los elementos más chovinistas, imperialistas, y reaccionarios del capital -no lo olvidemos- financiero. El fascismo surge de la incapacidad de la burguesía para mantener su poder mediante los medios democrático-burgueses, así como de la imperiosa necesidad de esos elementos por proteger sus intereses de los sectores avanzados del proletariado. Es por ello que el fascismo tiene como primeros y principales objetivos a los sectores populares representados por el comunismo y las organizaciones progresistas.
El fascismo posee un serie de variables definitorias muy importantes y significativas, como el anti-humanismo, el chovinismo, el oscurantismo, o el racismo. Además, el fascismo es un movimiento interclasista que parte de la premisa de la oposición a la lucha de clases, a través de un postulado que niega los intereses de clase. Cabe destacar que el contenido obrerista forma parte fundamental de las fases primigenias de este movimiento; para el fascismo es fundamental que las masas abracen su mensaje nacionalista bajo la creencia de que su paradigma es la solución para los trabajadores. Es común que disfracen su discurso bajo una capa representada en forma de socialismo, una idea radicalmente opuesta al fascismo. El estado fascista también se caracteriza por poner la mano de obra al servicio de una estructura al servicio de los intereses del capital financiero mencionado anteriormente, a modo de corporación. No obstante, que algún movimiento político contenga parte de estos elementos no significa que el movimiento en si sea fascista.
Toda realidad objetiva tiene una definición de por si, una definición histórica recreada a si misma a través de su génesis y su muerte, derivada del tiempo de sus fundadores y quienes la sufrieron. Lo curioso es que algunos pretenden desprender lo que les interesa de esa realidad para alcanzar sus objetivos dialécticos pero, así como la realidad de una molécula de agua es H2O -dos átomos de hidrógeno y uno de oxígeno-, la mutabilidad de la materia genera una realidad bien diferente en cuanto una de las partes de esa variable cambia. En tanto que H2O es agua, HO es un hidróxido. Por lo tanto, una realidad que tenga variables propias del fascismo deja de ser fascismo en el momento en que faltan parte de esas mismas variables.
Una vez definidos estos fundamentos podemos adecuar esta definición dialéctica como herramienta que facilite la incorporación del término fascista a tal o cual entidad estatal. El fascismo es algo muy serio que debemos conocer en profundidad con el objetivo de destruirlo desde su raíz, se trata de la herramienta definitiva de una burguesía desesperada por el mantenimiento del poder económico-político.
(1) Esto es la suma de varios apuntes y nuevos aportes redactados de la manera más breve posible para obtener una comprensión fácil sobre un movimiento político determinado. En cualquier caso, es recomendable acudir a autores para documentarse en mayor profundidad.
No obstante, se podría discutir durante horas sobre el carácter del Estado, que si es fascista, que si es democrático-burgués... Yo creo que deberíamos empezar a sentarnos a analizar que tiene de una cosa y de otra, porque estamos tirando de formulaciones de los años treinta y algún que otro aporte más, y los fascistas saben adaptarse a los tiempos que corren. Por desgracia, hoy no tenemos a un grupo de expertos comunistas trabajando día y noche y llegando a conclusiones adecuadas a los nuevos tiempos, que pasen a ser de uso general, y me refiero a la Internacional Comunista. De hecho, si existiera algo mínimamente parecido a la Komintern ya nos habrían puesto rectos en el Estado español, porque esto parece un gallinero en el que todos están tirándose los trastos continuamente, donde la visión de la realidad dista de ser homogénea -dentro del marco democrático-.
Como bien habéis comentado algunos aquí, el Diamat es la mejor herramienta para analizar tal o cual realidad. Y como sabemos, la realidad -materia- no se estanca, independiente de su carácter inagotable. Muta, se deforma, se destruye y se crea mediante un proceso de lucha entre elementos contradictorios como la tesis y la antítesis. No sé si veis a donde quiero llegar, pero creo que no estamos teniendo en cuenta el desarrollo de las contradicciones en el seno del fascismo, porque como todo... las tiene y se adapta a una nueva realidad. ¿A caso no es la del movimiento constante una ley universal? No obstante, no va a ser en un foro donde se llegue a una síntesis dialéctica sobre las nuevas formas del fascismo -porque las hay-, son las organizaciones comunistas las que deben concluir la definición adecuada.
Si tuviera que definir al Estado español "siguiendo los manuales", lo llamaría democracia-burguesa. Sin embargo, la cuestión es que los manuales se están quedando antiguos, y las formas de intervención del fascismo han superado los análisis de nuestros maestros. Lo mismo se me acusa de ser poco ortodoxo, pero creo hay que redefinir al fascismo -al menos con las particularidades que ha ido adquiriendo- porque el mundo moderno dista de parecerse a los tiempos de Dimitrov en muchos aspectos. Evidentemente, para cualquiera de nosotros es fácil identificar a los fascistas pero, ¿Cómo podemos denostar elementos que, independientemente de ser particulares tienden a ser usuales? Quiero decir, ¿A caso no se cumplen en ciertas ocasiones la gran mayoría de las particularidades del fascismo en tiempos diferentes en el seno del Estado español, particularidades apoyadas por el marco institucional del mismo?
Salud.
kARLnAVAS- Revolucionario/a
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- Mensaje n°95
Re: ¿Opináis que España se rige por un fascismo de Estado enmascarado por una "democracia"?
Yo denominaría a la actual forma de Estado como dictadura liberal burguesa en contraposición a la etapa franquista como dictadura fascista burguesa o dictadura represiva burguesa para ser mas exactos.
un saludo
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Raúl Valdés Vivó- Gran camarada
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- Mensaje n°96
Re: ¿Opináis que España se rige por un fascismo de Estado enmascarado por una "democracia"?
Si ciertas organizaciones dicen que existe fascismo en España desde 1936, y que es imposible volver atrás porque no hay saltos cualitativos y para encubrir dicha posición citan mecánicamente a Dimitrov, ¿como explican pues que Dimitrov dijese en el VII Congreso de la Internacional que el fascismo existía en España desde el "bienio negro", es decir, anterior a 1936?. Si existía fascismo ¿donde está el salto cualitativo que acaba con él? ¿unas votaciones en Febrero del 1936 son un salto cualitativo que acaba con el fascismo? Me gustaría que me lo explicasen...
Jorge Dimitrov "El fascismo y la clase obrera" (1935)
¿Tenían que triunfar la burguesía y la nobleza en España, país donde las fuerzas de la insurrección proletaria se conminan tan ventajosamente con la guerra campesina?
Los socialistas españoles estuvieron representados en el gobierno desde los primeros días de la revolución. ¿Esteblecieron acaso un contacto de lucha entre las organizaciones obreras de todas las tendencias políticas, incluyendo comunistas y anarquistas? ¿Fundieron a la clase obrera en una sola organización sindical? ¿Exigieron acaso la confiscación de todas las tierras de los terratenientes, de la iglesia y conventos a favor de los campesinos para conquistar a éstos para la revolución? ¿Intentaron luchar por la autodeterminación nacional de los catalanes, de los vascos, por la liberación de Marruecos? ¿Limpiaron al ejército de elementos monárquicos y fascistas, preparando el paso de las tropas al lado de los obreros y de los campesinos? ¿Disolvieron la guardia civil, verdugo de todos los movimientos populares, tan odiada por el pueblo? ¿Asestaron algún golpe contra el partido fascista de Gil Robles, contra el podería del clero católico? No, no hicieron nada de esto. Rechazaron las reiteradas proposiciones de los comunistas sobre la unidad de acción contra la ofensiva de la reacción de los burgueses y de los terratenientes y del fascismo. Promulgaron una ley electoral que permitió a la reacción conquistar la mayoría en las Cortes y una serie de leyes que decretaban duras penas contra los movimientos populares, leyes que sirven ahora para juzgar a los heroicos mineros de Asturias. Fusilaron por mano de la guardia civil a los campesinos que luchaban por la tierra, etc.
Así desbrozó la socialdemocracia el camino al poder al fascismo, lo mismo en Alemania que en Austria y que en España, desorganizando y llevando la escisión a las filas de la clase obrera.
Jorge Dimitrov "El fascismo y la clase obrera" (1935)
Izquierdista(r)- Camarada
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- Mensaje n°97
Re: ¿Opináis que España se rige por un fascismo de Estado enmascarado por una "democracia"?
Si España fuera un estado fascista no estaríamos en este foro publicando mensajes, se habría clausurado y hubiera venido la policía a buscarnos en nuestras casas. Por contra, esta es una democracia burguesa que tolera unos márgenes de protesta mientras ésta no sea peligrosa para el sistema. Además, asumir que España es fascista implica asumir que todos los estados europeos y la misma USA (cuna del republicanismo burgués y bla, bla) son fascistas, ya que no hay diferencias significativas entre nuestro régimen y los de ellos.
Randomizador- Revolucionario/a
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- Mensaje n°98
Re: ¿Opináis que España se rige por un fascismo de Estado enmascarado por una "democracia"?
http://insurgente.org/index.php/template/politica/item/6855-por-qu%C3%A9-espa%C3%B1a-es-un-estado-fascista?utm_source=twitterfeed&utm_medium=facebookPor qué España es un Estado fascista
Los países democrático-burgueses también pueden tener alguno de estos rasgos; pero sólo España los tiene todos al mismo tiempo.
Por qué España es un Estado fascista:
1. España carece de Constitución, durante la transición no se abrió un periodo constituyente, jamás se convocaron elecciones para una asamblea constituyente, la Constitución es nula y según la doctrina jurídica del "fruto del árbol envenenado" todo lo que deriva de un acto nulo es igualmente nulo, la única legitimidad del Estado actual deriva de su victoria en la guerra civil.
2. La legislación fascista (represiva y no represiva) jamás fue derogada, el Estado actual nunca se ha desligado del anterior, la jurisprudencia que se sigue invocando hoy como argumento ante los tribunales es la que procede de los jueces franquistas, los cargos dirigentes del aparato judicial han sido copados por los sectores más reaccionarios del fascismo, como el Opus Dei.
3. La Constitución no reconoce e impide reconocer el derecho a la autodeterminación de las naciones, que es un derecho democrático y cuyo ejercicio en España se configuró en 2003 como delito.
4. La transición jamás exigió responsabilidades políticas por los crímenes fascistas, jamás se depuraron a los aparatos del Estado, los fascistas siguieron en sus cargos, e incluso ascendieron, fueron premidos y condecorados.
5. Los demócratas, las víctimas del fascismo y los represaliados por el terrorismo de Estado jamás han sido reconocidos y rehabilitados; siguen siendo considerados como bandidos y terroristas.
6. La transición fue un baño de sangre, el régimen asesinó a 600 antifascistas de diversas organizaciones y a otros que no pertenecían a ninguna organización.
7. Los detenidos políticos se contaron por decenas de miles, los periodos de detención eran de diez días y la mayoría de ellos fueron brutalmente torturados, detuvieron a los antifascistas, a sus familiares, a sus amigos, a sus compañeros de trabajo, a sus vecinos y a los abogados que les defendían.
8. La transición se llevó a cabo en medio del pánico masivo a un golpe de Estado militar que volviera la situación de la posguerra si las masas seguían protestando: "o tragas o damos marcha atrás"; hay que recordar la Operación Galaxia, el golpe de Tejero y las múltiples declaraciones intimidantes de los jefes militares.
9. El Estado fascista creó, financió y protegió organizaciones parapoliciales como el Batallón Vasco Español, los Guerrilleros de Cristo Rey, la Triple A, los GAL que actuaron impunemente durante años, asesinando e intimidando a las masas.
10. En España la suspensión de garantías constitucionales es general y permanente según el artículo 55 de la Constitución, lo cual supone que no existe el derecho a la libertad, ni el derecho a la intimidad, ni a la presencia de un abogado durante el periodo de detención, la transición se llevó a cabo bajo un estado de excepción y el imperio de la legislación llamada antiterrorista.
12. Durante la transición los partidos políticos no se legalizaron sino que tuvieron que "pasar por la ventanilla" (pasar por el aro), incluso partidos hoy legales, como ERC y otros, como el PCE(m-l) o el carlista; ni siquiera legalizaron a las asociaciones de familiares de los presos políticos, hoy está vigente la Ley de Partidos, algunos partidos legales han sido ilegalizados y otros no se han legalizado jamás, como el PCE(r).
13. Desde 1939 hasta hoy en España existen presos políticos, es el país de Europa con mayor número de presos políticos, no ha habido ni un dia sin presos políticos porque no ha habido ninguna clase de amnistía
14. En 1977 se creó ilegalmente la Audiencia Nacional, un tribunal fascista que aún subsiste y que sigue encargado de perseguir a los antifascistas en delitos políticos típicos como las injurias a la monarquía, además de la resistencia de las organizaciones armadas.
15. España es el país del mundo con mayor número de personas desaparecidas; en la posguerra fueron censados más de 100.000 casos; los más recientes proceden de la transición: son los de Eduardo Moreno Bergaretxe, "Pertur", José Miguel Etxeberria "Naparra" y Jean Louis Larre, "Popo Larre", aunque hay otros pendientes, como el de Santiago Corella "El Nani" o Antonio Anglés.
16. La desaparición es un crimen de lesa humanidad que no prescribe nunca, pero en 76 años, aquí no se ha juzgado ni un solo caso de ellos; ante esa impunidad, son los jueces argentinos los que están investigando los delitos cometidos por el franquismo.
17. Niños recién nacidos de personas humildes han sido secuestrados desde el final de la guerra hasta hoy con intervención de la Iglesia católica para ser adoptados por los fascistas, militares y oligarcas, la impunidad es total: no se ha investigado, ni juzgado, ni condenado a nadie, las familias no saben donde están sus hijos, los hijos no saben quiénes son sus padres.
18. El derecho de huelga se convierte en un delito de sedición en la Ley fascista de Movilización Nacional de 1970, que sigue vigente y que por decreto del gobierno permite convertir a los obreros en soldados sometidos a la disciplina de los tribunales militares.
19. No hay libertad de expresión sino diversos delitos, como el de apología del terrorismo que conducen a una estricta censura de los artículos de prensa y radio, así como de las letras de las canciones.
20. Hay dos instituciones especialmente intocables, la monarquía y el ejército, que vienen a ser lo mismo, los jueces consideran como delito incluso la quema de las fotos del rey, las críticas al rey no son un derecho sino un delito de injuras por el que han sido condenados muchos periodistas y otras personas que no lo eran, en 2009 fue condenado José Antonio Barroso Toledo, alcalde de Puerto Real, en un acto conmemorativo del aniversario de la II República por unas declaraciones contra la monarquía, el año pasado la Audiencia Nacional condenó por delitos contra la Corona al grupo musical "Ardor de estómago" y abrió diligencias contra el coronel Martínez Inglés por lo mismo.
21. Durante la transición fueron sistemáticamente perseguidos, denunciados, juzgados y condenados todos los periódicos y periodistas progresistas que llevaron a cabo algún tipo de denuncia de la continuidad del fascismo y sus crímenes, el último de ellos es Alfredo Grimaldos condenado en 2009 por el Tribunal Supremo por su libro "La sombra de Franco en la transición".
22. El cierre de determinados periódicos, como Egunkaria, fue un auténtico crimen de Estado porque era el único en el mundo en una lengua tan característica como la vasca, que hubiera debido ser objeto de especial reverencia en un país democrático.
23. En la década de los años ochenta fueron cerradas casi todas las radios libres.
24. Han incautado y cerrado periódicos y revistas como Hermano Lobo, Triunfo, Egin, El Jueves, Crash, Área Crítica, dirigida por Alfredo Grimaldos y muchas otras.
25. Han clausurado varios blogs y páginas web, la más conocida de las cuales es Antorcha, cerrada en 2008, el año anterior cerraron la de El Jueves, otras se cerraron ellas solas el años pasado tras la aprobación de la "Ley Sinde" por puro pánico en un ejercicio de autocensura que ha afectado a una de cada diez de las páginas de enlaces.
26. Han censurado y prohibido conciertos de música, discos y vetado a grupos musicales, como Sociedad Alcohólica; en 2007 fue condenado Rivas Leyva, cantante de hip hop del grupo canario "Poetas de la Calle" por una letra contra el rey y la guardia civil, el año pasado la Audiencia Nacional detuvo a los raperos Pablo Hasél y Marc Falcó.
27. Los delegados del gobierno prohiben casi 300 manifestaciones al año, que siempre versan sobre los mismos asuntos, es decir, que la censura se ceba siempre sistemáticamente sobre determinadas protestas, como las manifestaciones ateas en Semana Santa, las multas en las manifestaciones se han disparado en los últimos años como medio intimidante no sólo para convocar sino para acudir a ellas.
28. Ha desaparecido el derecho a la intimidad, el control policial de la correspondencia, del teléfono y de los correos electrónicos es total, absoluto y sin ninguna clase de control judicial.
29. Ya no hay procesos judiciales de extradición sino entregas automáticas de una policía a otra (órdenes europeas de detención), ha desaparecido el derecho de asilo político (salvo si eres un gusano cubano y similares).
30. La Iglesia católica aún no ha sido separada del Estado, se ha convertido en un negocio espiritual libre de impuestos, el Estado la financia a través de la enseñanza concertada, los obispos disponen de facultades públicas, como las notariales, que utilizan para apoderarse de tierras y fincas que no son suyas
(Los países democrático-burgueses también pueden tener alguno de estos rasgos; pero sólo España los tiene todos al mismo tiempo)
Kutukas- Comunista
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- Mensaje n°99
Re: ¿Opináis que España se rige por un fascismo de Estado enmascarado por una "democracia"?
España actualmente es un estado fascista disfrazado neo-liberalismo burgues, un régimen monárquico heredero de un sistema fascista.
Esto demuestra lo idiotizado que esta el pueblo español, que ha sucumbido ante las armas de doble filo del capital-burgues, un claro ejemplo el PCE.
Esto demuestra lo idiotizado que esta el pueblo español, que ha sucumbido ante las armas de doble filo del capital-burgues, un claro ejemplo el PCE.
Prolétarienne- Novato/a rojo/a
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- Mensaje n°100
Re: ¿Opináis que España se rige por un fascismo de Estado enmascarado por una "democracia"?
Los gobiernos trabajan para una minoría social (banqueros y grandes empresarios) y los gobiernos están adiestrados por esta minoría social. Con esto se puede decir que España es una dictadura, sí, pero no que sea fascista.
Si viviéramos en un Estado Fascista, ¿creéis que este foro existiría? ¿creéis que nos dejarían movilizarnos? El fascismo no permitiría ninguna movilización proletaria por muy indiferente que fuera por el número de manifestantes.
Vivimos en una democracia burguesa con un Gobierno socialiberal tirando al neoliberalismo. La represión por parte de la policía nacional en las manifestaciones no es más que represión burguesa para convencer a la gente que los de la "izquierda radical" son los malos y provocan disturbios que no vienen bien a la imagen del país, que hay que alejarse de ellos y no hacerles caso que solo dicen sandeces.
Cuando las masas tengan conciencia de clase (que llegará cuando creemos hegemonía) veremos lo que es el fascismo de verdad.
Saludos.
Si viviéramos en un Estado Fascista, ¿creéis que este foro existiría? ¿creéis que nos dejarían movilizarnos? El fascismo no permitiría ninguna movilización proletaria por muy indiferente que fuera por el número de manifestantes.
Vivimos en una democracia burguesa con un Gobierno socialiberal tirando al neoliberalismo. La represión por parte de la policía nacional en las manifestaciones no es más que represión burguesa para convencer a la gente que los de la "izquierda radical" son los malos y provocan disturbios que no vienen bien a la imagen del país, que hay que alejarse de ellos y no hacerles caso que solo dicen sandeces.
Cuando las masas tengan conciencia de clase (que llegará cuando creemos hegemonía) veremos lo que es el fascismo de verdad.
Saludos.
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- Mensaje n°101
Re: ¿Opináis que España se rige por un fascismo de Estado enmascarado por una "democracia"?
» "¿Quién manda realmente en España?" (Panorámica de nuestra “democracia” postmoderna, un fascismo “light”) - texto de Alfredo Apilánez
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